Aborto: la historia que Marx no imaginó

Aborto: la historia que Marx no imaginó

Hace poco más de dos años, el Honorable Congreso de la Nación compuesto en su mayoría por los actuales legisladores, debatió por más de 5 meses, escuchó a 738 disertantes, y finalmente rechazó el proyecto de legalización del aborto. Todos sabemos cuál es esa sensación de la mente que nos lleva a pensar que una situación del presente ya la hemos vivido en el pasado, se le dice “déjà vu”. 

La sensación es la misma, salvo que hoy se pretende tratar el nuevo proyecto de manera exprés. Esto, en plena crisis sanitaria y económica ocasionada por una pandemia que está dejando un saldo impensado en la pérdida de vidas humanas, importantes daños en la salud mental de la gente, y un profundo perjuicio en el entramado social y económico de la población.

Karl Marx fue quien dijo al inicio de su libro “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” que la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa. No creo que el autor haya imaginado este escenario. Debatir la legalización del aborto, en el mes de diciembre, en medio de las fiestas navideñas tan significativas para la tradición cultural argentina, del año más difícil que nos tocó enfrentar en muchas décadas, escuchando los mismos argumentos que fueron mayoritariamente rechazados, generando división en las familias de una sociedad que más que “otra grieta” necesita estar más unida que nunca, se asemejaría a una sátira grotesca si no fuera que se tratara de la mayor de las discriminaciones y ofensas hacia los seres humanos: el ataque a su derecho a vivir.

La legislación no puede dejar de proteger a un ser inocente en gestación solo porque no llegó a la semana 15 de vida. Es irracional. No hay nada que lo justifique científicamente. Es el mismo ser humano con los mismos derechos humanos que la semana anterior. No hay lógica racional en validar la muerte de personas y dejar de proteger la vida según grados, escalas o categorías. Es inaceptable. Toda interrupción acaba con un corazón que late y merece vivir.

La vida, la real y concreta de cada persona no tiene grados, se está vivo o se está muerto. Esto no es una creencia religiosa, es un conocimiento objetivo, verificado empíricamente por la ciencia. Es cierto, hay casos excepcionales que la legislación prevé y que no son punibles, como el peligro en la salud o vida de la madre, o el caso de una violación. Sin embargo, este no es el caso de este proyecto de ley que valida el aborto de manera irrestricta hasta la semana 14 del embarazo. Tampoco criminalizar a las mujeres ha sido una solución eficaz para evitar abortos. Pero la ley sigue siendo el principal instrumento de una sociedad para desalentar conductas antijurídicas.

Nuestro sistema legal protege el derecho a la vida desde la concepción. Nuestro Código Civil en su art. 19 determina que la existencia de la persona humana comienza con la concepción. La ley 23849 que ratifica la Convención de los Derechos del Niño, en su art. 2, entiende por niño a todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad. La Convención Americana de Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a que se respete su vida, en general, desde el momento de la concepción.

Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente. El art. 75 inc.23 de nuestra Constitución Nacional determina que el Congreso debe proteger al niño en situación de desamparo desde el embarazo. El Estado debe cumplir con su deber de educar sexualmente y de proveer métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados. Debe fortalecer las formas de contención a la madre en los casos de embarazos vulnerables. Debe apoyar a las organizaciones de la sociedad civil que realizan dichas tareas.

El proyecto de ley de los mil días es una buena medida, pero no puede ser ofrecida como una compensación para lograr la legalización del aborto.

¡El aborto nunca es una solución!

Esa es la convicción de la mayoría de los ciudadanos de nuestro país. En 16 de las 24 provincias, la opinión es contraria a la legalización. Argentina es más que la ciudad de Buenos Aires y algunos grandes conglomerados urbanos. El sábado pasado quedó demostrado en las 528 movilizaciones multitudinarias a lo largo y a lo ancho del país (habían sido 117 en el 2018). La ciudadanía sigue creyendo mayoritariamente que la vida del niño por nacer debe ser protegida y siente que debe expresarlo públicamente.

Les pedimos a los legisladores que al momento de dar su voto, tengan en cuenta la voz de aquellos a quienes representan y por quienes fueron elegidos.

 

Por Dr. Christian Hooft

Abogado. Pastor. Vicepresidente de ACIERA

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