Así viven juntos y en paz los cristianos y musulmanes de Senegal

Así viven juntos y en paz los cristianos y musulmanes de Senegal

Historias de convivencia entre quienes creen en Cristo y quienes creen en Mahoma. Viaje a Dakar para descubrir las relaciones amigables que vinculan a ambas comunidades, para las que la hospitalidad es un valor fundamental

«Si en otros países las relaciones entre cristianos y musulmanes fueran serenas como las que se viven aquí en Senegal, habría más paz en la tierra. Aquí la convivencia entre los fieles de las dos religiones no está en discusión, porque se vive como un hecho». Son palabras del padre Flavio Facchin, de 55 años, que pertenece a la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. En la actualidad es ecónomo de las misiones senegaleses de su Congregación. Llegó al país hace 20 años, se ocupó durante una década de la parroquia María Inmaculada, la única de Parcelles Assainies, gran barrio periférico de Dakar en el que la población es principalmente musulmana (95%, como en el resto del país). 

  

El crucifijo regalado 

  

El 16 de julio de 2016, durante una ceremonia solemne, Moussa Sy, alcalde musulmán de este municipio de Dakar, nombró al padre Flavio ciudadano honorífico y le entregó las llaves de la ciudad debido a todas las obras que el misionero, junto con la parroquia, ha promovido para beneficio de toda la comunidad. 

  

«Recuerdo que ese día el alcalde quiso ofrecerme también un regalo personal», dijo el padre Flavio. «Era un cuadro en el que se retrataba el crucifijo. Quedé conmovido por el regalo y sorprendido por el sujeto elegido: me esperaba que tuviera la imagen de la Virgen porque para los musulmanes es importante María e incluso van a la iglesia para rezar bajo nuestra estatua de la Virgen. En cambio, el alcalde eligió el crucifijo, que en la cultura musulmana es poco comprendido. Recuerdo que en su discurso dijo: “Mi segunda religión es la Iglesia”. Para él, el cristianismo se identificaba con la iglesia que había podido conocer. De hecho, hemos trabajado juntos durante muchos años buscando las mejores soluciones para ayudar a la población y siempre ha habido gran entendimiento entre nosotros» 

  

Las actividades de la parroquia 

  

En esta zona de Dakar viven alrededor de 450 mil personas: los católicos son 22 mil. Es una comunidad joven, vital, dice el padre Flavio: los chicos que participan en las actividades de los diferentes grupos parroquiales son más de 2500; cada año los inscritos al catecismo son unos 1200 y, durante el periodo pascual, se administran en promedio entre º10 y 80 bautismos. «La actividad pastoral es difícil pero también gratificante», porque, prosigue, «los fieles están muy orgullosos de ser cristianos y se comprometen con generosidad en las diferentes obras sociales que hemos puesto en marcha y que, naturalmente, también son para la población musulmana». 

  

Se fundó en la parroquia un centro que ofrece acogida a los niños de las familias más pobres, hay cursos profesionales de tres años para los jóvenes y hay un proyecto de micro-crédito para las mujeres. También hay una gran biblioteca, con 10 mil volúmenes, una escuela primaria (a la que asisten 270 niños y con aulas en las que los chicos del barrio pueden estudiar con tranquilidad). La Caritas se ocupa de las familias indigentes y, en la medida de lo posible, de sus necesidades básicas. 

  

Cristianos y musulmanes en el Consejo municipal 

  

Durante los años, el padre Flavio ha invitado a los fieles a comprometerse también en las instituciones y, desde las elecciones de 2013, por primera vez, seis católicos ocupan sitios en el Consejo municipal (conformado por 40 personas) y una señora católica llegó a ser vice-alcaldesa. «Los cristianos y los musulmanes trabajan juntos en un clima sereno: han organizado varias iniciativas en ámbito social, educativo y sanitario. Y se han vuelto promotores de encuentros deportivos y convivios que contribuyen a robustecer el vínculo social». 

  

Dos episodios 

  

También las relaciones entre las autoridades religiosas cristianas y musulmanas son muy amigables: el padre Flavio cita, entre todos los ejemplos, dos episodios que son paradigmáticos: «Hace algún tiempo, un chico vino a decirme que el imán del barrio quería verme. Cuando llegué, descubrí que estaba enfermo desde hacía una semana: me había mandado llamar porque quería que rezáramos juntos. Otro imán, hace dos años, cuando nació su tercer hijo, me pidió la cortesía de que fuera a verle porque quería que yo también bendijera al recién nacido». 

  

La “teranga” 

  

Según el misionero, la feliz convivencia entre los cristianos y los musulmanes que caracteriza Senegal y que constituye un caso único en esta zona de África se debe a diferentes factores: «Antes que nada este pueblo, compuesto por una decena de etnias diferentes, tiene un fuerte sentido de hospitalidad. La “teranga” (que en lengua wolof sogniica hospitalidad) es un rasgo distintivo de esta sociedad y los senegaleses están particularmente orgullosos de ello. Además, los presidentes de la república que se han sucedido desde la independencia (1960) hasta ahora –el primero era cristiano y los tres siguientes musulmanes (dos con esposa cristiana)– hicieron enormes esfuerzos por la unidad del país. La Iglesia católica, por su parte, nunca se ha rendido y se ha ocupado de todos, conquistando el aprecio y el reconocimiento de la población musulmana». 

  

El amigo musulmán 

  

Entre los amigos musulmanes del padre Flavio está Ababacar Niang: de 39 años, casado (con la opción de la “monogamia”), con tres hijos y empleado en el ayuntamiento de Parcelles Assainies, en calidad de responsable de la oficina de las actividades religiosas. «Entre los cristianos y los musulmanes que viven en esta zona de Dakar –cuenta– las relaciones son buenas, compartimos los momentos de alegría y los momentos difíciles, nos respetamos: en ocasión de las fiestas religiosas nos felicitamos recíprocamente, rezamos los unos por los otros. Hay personas musulmanes que eligen para sus hijos un segundo nombre cristiano y cristianos que escogen uno islámico. Yo tengo tías y amigos cristianos, intervienen en las manifestaciones organizadas por la parroquia (por ejemplo la fiesta patronal) y, junto con muchos musulmanes (incluido el alcalde Moussa Sy), participo en el gran peregrinaje cristiano al santuario mariano de Poponguine. Aquí se vive en comunión: podría decir que formamos una sola familia». 

  

Conocimiento y respeto recíprocos 

  

Reflexionando sobre la historia de las buenas relaciones entre cristianos y musulmanes en Senegal, añade: «Este país es particular, basta pensar en que Senghor, el primer presidente de la República, que era católico, contó con el apoyo de muchos dignatarios musulmanes en ocasión de su elección y la gran mezquita de Dakar fue construida gracias a él. Creo que el conocimiento y el respeto recíprocos contribuyen significativamente en la construcción de una convivencia pacífica entre fieles de religiones diferentes. Es importante que en las comunidades haya personas de mentalidad abierta, capaces de instruir a los demás con gestos concretos. Nuestro alcalde, por ejemplo, participa en las actividades musulmanas, pero también en las cristianas». 

  

El futuro, los temores, la oración 

  

Desde hace algún tiempo, observó el padre Flavio, puesto que algunos países vecinos, en particular Mauritania y Malí, son inestables y pequeños grupos tratan de atravesar la frontera para llevar a cabo actos de violencia, se comienza a temer que Senegal pueda ser atacado o que se pueda verificar un atentado terrorista: «Gracias a Dios, la policía está vigilando mucho, el control es muy cuidadoso. Esto tranquiliza mucho». Y, junto con Ababacar, concluye: «Todos nosotros esperamos y rezamos que Senegal siga siendo el país que conocemos». 

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