La visita de Francisco no termina de entusiasmar a los chilenos

La visita de Francisco no termina de entusiasmar a los chilenos

En un clima enrarecido tras los ataques a parroquias y las amenazas, Bergoglio llega al país de la región que tiene la valoración más baja de su figura; la Iglesia, percibida como elitista y con poca sintonía con los jóvenes

SANTIAGO, Chile.- Mariano Puga es un sacerdote chileno que ejerce en La Legua, uno de los barrios de Santiago más estigmatizados por la pobreza y el narcotráfico. Hace pocos días, cuando le preguntaron con qué Iglesia se encontrará el Papa cuando aterrice mañana en Chile para su nueva gira regional, contestó: "Con la más fome [aburrida] de la historia. Es una Iglesia que se olvidó de Jesús y el Evangelio, y de los pobres".

Hoy, la segunda visita de un papa al país -la primera fue la de Juan Pablo II, en 1987-, entusiasma poco y nada a los chilenos, que perciben a la Iglesia como jerárquica y elitista, opuesta a reformas como el derecho al aborto o al matrimonio igualitario, con poca sintonía con los jóvenes y una credibilidad en jaque por decenas de escándalos de abusos.

Según una encuesta de Latinobarómetro, en la región son los chilenos quienes tienen la valoración más baja sobre Jorge Bergoglio (5,3 frente a un promedio de 6,8).

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Además, los organizadores de la gira de Francisco cometieron errores visibles, como excluir de los encuentros a grupos de base o pedir dinero en avisos bancarios para financiar el alto costo de la visita, que fue corregido en dos ocasiones. De hecho, esa fue una de las críticas que se expresaron en los panfletos contra la visita papal que aparecieron en los últimos días en Santiago, escenario de ataques a parroquias que generaron preocupación en las autoridades y un clima enrarecido para la visita.

El último desacierto lo explicó a LA NACION Paulo Álvarez, un historiador que preside el Comité de los Derechos Humanos de La Legua. Para ver al Papa en Chile en las tres misas abiertas y masivas que tendrá (en Santiago, Temuco e Iquique) los peregrinos tenían que inscribirse por Internet y obtener una entrada gratuita.

"El afán por filtrar, contener y controlar ha sido excesivo y caricaturizó el mensaje que nos puede traer Francisco", planteó Álvarez, que está esperanzado en que el Papa, con su carisma y sus gestos, finalmente conseguirá enamorar a los chilenos.

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