La Virgen de Luján conmovió la fe religiosa de miles de peregrinos

La Virgen de Luján conmovió la fe religiosa de miles de peregrinos

Más de 30.000 fieles de distintas ciudades de la zona participaron ayer de la 36ª edición. Caminaron en procesión hasta Centenario y los recibió una misa.

Cuando aún no había amanecido la ruta a Centenario comenzó ayer a poblarse de peregrinos para, desde Neuquén capital, Plottier y otras localidades cercanas, marchar en procesión en homenaje a la Virgen de Luján y al mediodía, bajo un sol radiante, participar de la misa que ofició el obispo Virginio Bressanelli junto una decena de sacerdotes de la diócesis de Confluencia.

El jefe de la iglesia católica neuquina llamó bajar los niveles de violencia, a partir del incidente en el cual un efectivo policial baleó a un dirigente gremial. Se mostró comprensivo con los protagonistas, pero hizo un llamado a las autoridades a que se antepongan a los conflictos y les den soluciones.

En cuanto a la peregrinación volvieron a repetirse las conmovedoras escenas de fe religiosa que año a año se observan en esta celebración. “Acá todos los años es así, es mucha la gente que viene de distintos lugares. Calculamos que, entre la gente que pasa por la iglesia desde la mañana, porque el movimiento se inicia muy temprano, pueden ser cerca de 40.000 personas. Es un momento de alegría y de bendición para toda la diócesis y toda la comunidad neuquina”, dijo el obispo, quien también habló del incidente en el ministerio de Seguridad. (Ver aparte)

El punto culminante del encuentro fue la plaza del centro de la ciudad, frente a la iglesia Virgen de Luján. El paseo impresionó, no sólo la cantidad de fieles, sino también su fervor. Pero esa fue sólo una postal, hubo muchas otras, todas caracterizadas por el colorido de la imágenes y pequeñas estatuas de la virgen.

Algunos de los grupos se identificaban a través de los estandartes, con consignas de fe y precisando de qué lugar venían y a qué iglesia pertenecían. Cuando llegaban a la plaza, con la arenga del padre Rubén Capitanio que los saluda desde el palco montado en la vereda la iglesia, eran recibidos con aplausos.

La multitrocha mostró desde muy temprano una ondeante y colorida columna de fieles, que a medida que avanzaba se iba engrosando. Un punto de encuentro fue cuando se sumaron los peregrinos de Plottier, que habían salido de la ciudad alrededor de la cinco de la mañana, marchando por la autovía norte.

A unos tres kilómetros del ingreso a la ciudad la División Tránsito de la Policía de Neuquén habilitó los dos carriles del lado este de la multitrocha sólo para los peregrinos, para garantizar la seguridad, y desvió a los automovilistas por el lado oeste. Aunque aminoró la velocidad de los automóviles en ningún momento dejaron de circular y, se apreció, fue un acierto.

Un venezolano junto al obispo en el palco

Resultó distintivo el colorido de la concurrencia. La policromía se reflejó en el palco. Vestidos de blanco como el obispo, había una docena de sacerdotes. Algunos con sombreritos, otros gorra con oscura y otro sobresalía: tenía un multicolor con amarillo, rojo y azul. “¿Quién es?”, se preguntó. “El padre Julio, de la iglesia de Alta Barda. Es de Venezuela”, señaló el consultado.

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