Una multitud de fieles colmó la basílica de Nuestra Señora de Luján el domingo 8 de mayo, fiesta de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina. 

A pesar de la lluvia, los devotos de la Madre realizaron la procesión con la imagen de la Virgen. Se llevó a cabo dentro del templo, donde luego, a las 15.30, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, celebró una misa en la que destacó diferentes actitudes de la Virgen como “su escucha”, “su espíritu de oración” y “su fortaleza”. 

“Ella da a luz al Niño en medio de una gran pobreza, por eso, todos somos predilectos del Señor, pero de modo especial los más pobres”, destacó el arzobispo. “No nos avergonzamos de ser creyentes, ni de ser servidores de Jesús y de María”, aseguró y le pidió a la Virgen “que nos ayude a ser fieles como lo fue Jesús, haciendo lo que Jesús nos pide, su voluntad”. 

El prelado invitó “a que Jesús sea el centro en nuestro corazón y nuestro único tesoro”, y añadió: “Sabemos que Dios nunca nos abandona y está con nosotros durante nuestra peregrinación”. 

“Con la ayuda de la Virgen podemos caminar con confianza sabiendo que Jesús camina con nosotros como con los discípulos de Emaús”, concluyó. 

Luego, se entregaron estampitas con la imagen de la Virgen acompañadas por una pequeña fracción de su manto sagrado y libros en honor al Negro Manuel y al sacerdote vicentino Jorge María Salvaire, apóstoles de la Virgen de Luján. Las celebraciones concluyeron con un concierto de Evangelina Jurado.