El Vaticano debate sobre la corrupción, “la peor plaga social”

El Vaticano debate sobre la corrupción, “la peor plaga social”

Cardenales, obispos, diplomáticos y especialistas se reúnen en el corazón del Vaticano para discutir sobre el fenómeno de la corrupción, un flagelo que afecta también a la Iglesia. Entrevista con el cardenal Peter Turkson

Por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

 

La corrupción es una “blasfemia”, un “cáncer que destruye nuestras vidas”. Con esas palabras el Papa se refirió a un flagelo preocupantemente difuso en la sociedad actual. Un fenómeno “fluido”, como el aceite que lubrica la maquinaria del crimen y la injusticia. Por eso, Francisco avaló la convocatoria a un Debate Internacional contra la Corrupción, que reunió a clérigos y estudiosos en la materia este jueves 15 de junio en la Casina Pío IV, en el corazón del Vaticano. 

 

Este mismo día salió a la venta en Italia el libro “Corrosione”, una entrevista de Vittorio Alberti con el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede. El volumen lleva un prólogo firmado por el pontífice, en el cual calificó a la corrupción como la “peor plaga social”, porque “genera gravísimos problemas y crímenes que involucran a todos”. En enrevista con el Vaticano, el propio Turkson explicó los alcances del debate, también convocado por la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales. 

 

¿Qué espera el Papa de este encuentro?  

Más bien podríamos decir, ¿qué esperamos nosotros como dicasterio con este encuentro? Aunque el Papa está al corriente, la responsabilidad cae sobre nosotros. Esta es una fase de una serie de encuentros que hemos organizado desde el año pasado, involucrando jueces, abogados, policías, etc. Antes de decidir sobre acciones, queremos tener la visión más amplia posible sobre la cuestión. Y pasar entonces a la creación de un grupo de trabajo que llevará adelante este diálogo. Queremos identificar cómo se realiza la corrupción en la pobreza, la trata de personas, la migración y los refugiados, en las bancas y la finanza. No debemos hablar de resolver la corrupción en teoría, sino de combatir la corrupción en cada uno de los sectores. Nuestro dicasterio dispone de estructuras que pueden dar instrumentos sobre cómo afrontar estas actitudes corruptas.  

 

La corrupción es como el aceite que permite a la criminalidad de funcionar…  

Muchas veces es la cara misma de la criminalidad, no se limita a una actitud, para algunos es un estilo de vida. Por eso nosotros decimos que este fenómeno tiene la capacidad de corroer, comer a las instituciones, a las personas, a las estructuras. 

 

Esta es una preocupación especial del Papa, ¿no?  

No existe sacerdote u obispo que haya llevado adelante la pastoral que pueda permanecer al margen del impacto y el efecto de este fenómeno. Un ejemplo: si los jóvenes hacen un examen para entrar a la universidad y después la nota no basta para tener acceso y deben depender de uno u otro, se pierde también confianza en uno mismo. Entonces se llega a la convicción que las propias capacidades no son suficientes para construirse un futuro. Se tiene que vivir la experiencia para entender. Hay muchas formas de esta injusticia en la sociedad. 

 

El Papa dijo que la Iglesia no debe tener miedo de purificarse…  

Por eso escuchamos aquí la relación del revisor de cuentas del Vaticano (Libero Milone). La misma Santa Sede se ha empeñado en introducir estructuras para dar testimonio de transparencia. Un compromiso con el hacer, más que con el decir. También el jefe de la Gendarmería Vaticana, (Domenico Giani) explicó todos los sistemas que se han puesto en pie para combatir la corrupción. 

 

Entonces, ¿la Iglesia no está exenta de este flagelo?  

Porque la Iglesia está constituida de personas que son parte de una cultura. Regresé hace poco de Estados Unidos, de ahí me viene este ejemplo: pensemos que muchos años atrás algunas congregaciones religiosas vendieron esclavos para poder construir sus universidades. Son hechos que están en el pasado, y se pueden repetir en el presente. La Iglesia tiene miembros que son hijos de su tiempo. Para mí, eso no basta porque si bien soy hijo del propio tiempo, también debo ser consciente que represento una fe, debo ser uno que sabe más. Aunque todos se involucren en eso, si soy sacerdote debo actuar de otra manera. Pero esto no fue posible entonces. En la Iglesia existirá siempre quien ceda a ser hijo del propio tiempo en lugar de tener una actitud ejemplar. 

 

¿Este encuentro es parte de un compromiso por evitar la corrupción en la Iglesia?  

La Iglesia no es solamente el Vaticano. Cuando se habla de este tema no se debe limitar la reflexión a lo que se encuentra aquí, en este lugar. Partiendo de aquí, también en las Iglesias locales se pueden encontrar muchísimos casos de corrupción. Insisto, la Iglesia está formada por hombres, hombres que corren el riesgo de ser hijos de su tiempo sin darse cuenta que ellos tienen que hacer una diferencia. A veces esa diferencia es sofocada con la mundanidad. Por eso también organizamos este encuentro, para salir de esa tentación.  

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