Uriona: “Hace falta diálogo para sacar a la Argentina adelante”

En un año electoral, el prelado dijo que los candidatos deben tener en cuenta la pobreza y también el narcotráfico. Agregó que ser cristiano es ir contra la corriente y calificó de revolucionario a Francisco

En su primera Pascua como obispo de la Diócesis de Río Cuarto, monseñor Adolfo Armando Uriona dijo a PUNTAL que hace falta un mayor diálogo para sacar a la Argentina adelante.

Además de la realidad del país, el prelado habló también del significado de la celebración pascual, el papado de Francisco y la conducción de la diócesis local. 

-¿Cuál es su mensaje pascual para la feligresía local?

-Lo primero y fundamental es que hay que vivir la Pascua. Porque en los tiempos en que vivimos, que son de secularización, se corre el riesgo de que esta fecha religiosa pase como una semana de vacaciones. Los cristianos la tenemos que vivir a fondo y eso significa meternos en la Palabra de Dios y en las celebraciones que tienen un simbolismo muy grande para encontrarnos con Jesucristo que va a la muerte por nosotros y resucita para nuestra salvación.

-Digamos que esta celebración encierra un mensaje trascendental, ¿no?

-No sólo es algo trascendental sino que también es el mensaje central de nuestra fe. El primer mensaje que dieron los apóstoles de Pentecostés es que Jesucristo murió y resucitó por nosotros. De ahí parte toda nuestra fe cristiana. De ahí parte una esperanza. El sentido de la existencia para nosotros.

-¿Cómo hace un cristiano para llevar el mensaje de Cristo precisamente en estos tiempos de tanto materialismo?

-Lo primero es ver cómo acercarse a Jesús. Hay que buscar los medios. Hoy se nos ofrecen muchas alternativas. Pero el principal medio de acercamiento a Jesús es la Palabra de Dios. Hay que sumergirse en ella. Y en este tiempo las lecturas son muy hermosas y nos van introduciendo en el misterio. Después la participación en las celebraciones litúrgicas sobre todo en la Eucaristía que es lo más grande que tenemos los cristianos. También lo que propongo es el silencio exterior e interior. Vivimos abarrotados de ruido y eso nos impide encontranos con Dios que nos habla a nuestro corazón. También tenemos que decir que ser cristiano es ir en contra de la corriente.

-¿Qué significa eso?

-Ir en contra de la corriente significa presentar un mensaje que el mundo muchas veces no quiere escuchar e incluso quiere silenciar o atacar. Porque el mensaje del Evangelio no es cómodo. No lo fue para Jesús y no lo es para nosotros los cristianos.

-En estos momentos que está viviendo la Argentina, ¿cómo ve la realidad del país?

-Estamos en un momento bastante difícil a mi modo de ver por todos los últimos acontecimientos ya sean sociales como políticos. Y encima se nos viene un año electoral.

-Justamente en este año electoral, ¿cuál debe ser la agenda de los políticos?

-Los obispos lo venimos hablando desde el 2010 que fue el comienzo de la celebración del Bicentenario. Ahí planteamos primero la pobreza cero. Y hoy vemos que eso no es tan así. En segundo lugar, se debe tener en cuenta el tema de la inseguridad, sobre todo el flagelo del narcotráfico que está haciendo estragos a ritmos cada vez acelerados. Y lo tercero es el diálogo, el consenso.

-¿Qué quiere decir con eso?

-No se puede gobernar sin consenso. Me parece que necesitamos buscar entre todos un diálogo mayor para sacar adelante a nuestro país.

-¿Nota que hace falta una mayor interacción de los dirigentes entre sí?

-Así es. La Iglesia constantemente habla de este tema del diálogo que no se lo escucha mucho. A veces el clima electoral es un clima de confrontación e incluso de agresividad y crispación cuando en realidad uno debería proponer a la sociedad y a los otros partidos qué es lo que yo ofrezco para el bien del país sin necesidad de la agresión.

-¿Le gustaría que la campaña fuera de debate, ideas y propuestas más que una campaña sucia?

-Eso tendría que ser el ideal. No sé si lo alcanzaremos. Para tener un país maduro políticamente. Por ejemplo, en España, después de la dictadura franquista, todos los partidos políticos se pusieron de acuerdo en el Pacto de la Moncloa y así los españoles pudieron salir adelante.

-¿Haría falta un Pacto de la Moncloa en Argentina?

-Por lo menos el espíritu que es el diálogo entre los distintos partidos políticos.

-Hay también en ustedes, los obispos, un reclamo para que los candidatos sean sinceros a la hora de presentar las propuestas.

-Así es sobre todo en temas delicados y que para la Iglesia son temas no negociables como el respeto por la vida en todas las etapas. Esto es antes de nacer pero también en lo concerniente a la vida de los discapacitados y de los ancianos.

-¿Es optimista respecto del futuro de la Argentina?

-Yo soy esperanzador. Es decir que tengo esperanza porque sé que Dios quiere a la Argentina y que la Virgen de Luján protege a la Argentina. Dios nos va a dar los elementos si nosotros disponemos nuestro corazón para salir adelante.

-Se han cumplido dos años del papado de Francisco. ¿Cómo los ha visto?

-Se trata de un período revolucionario en el sentido de que trajo un nuevo aire para toda la Iglesia llevando a todo el mundo el espíritu de Aparecida, ese encuentro que se dio en Brasil en el 2007 y que marca nuestro camino pastoral, en la gran misión permanente para América Latina y El Caribe. Eso lo está llevando al mundo entero con su estilo tan particular, tan rico, tan creativo.

-Con ese estilo, el Papa les dijo a ustedes que no fueran sacerdotes con cara de vinagre.

-Sí, nos dio con un caño. Nos dijo que los sacerdotes no podemos ser amargados. El mensaje es maravilloso porque habla del cansancio que puede sufrir el pastor y dentro de esto le puso esta frase porque quiere que estemos en el medio de la gente y felices de nuestra vocación.

-¿Es un papado que ha generado esperanza en la humanidad?

-Estábamos viviendo un momento de crisis eclesial y de imagen de la Iglesia frente al mundo. Y también porque hay una crisis general donde no hay líderes. Entonces la figura del Papa emerge como la de un líder espiritual en este mundo tan convulsionado. Usted piense que (Barack) Obama lo invitó para hablar frente al Senado cuando nunca antes ocurrió eso. En el mundo, Francisco está dando una impronta muy interesante.

-¿Tiene temor de que haya un atentado contra el Papa?

-Él se juega. Por ejemplo, los otros días cuando fue al sur de Italia y habló en contra de la mafia. Eso es jugarse y es peligroso. De todas maneras yo lo veo muy libre y muy dispuesto a entregarse por la Iglesia y por la gente sin miedo. Está agarrado del Espíritu Santo y no tiene miedo.

-¿Lo considera como un modelo a seguir?

-Para mí, siempre fue un modelo a seguir. Yo lo conozco desde los 20 años. Él vivía enfrente del Seminario de la Obra Don Orione y nos venía a dar retiros a nosotros. Siempre fue para mí un modelo y también un padre porque me acompañó en momentos especiales de mi vida.

El balance

-¿Qué balance hace como obispo de Río Cuarto?

-Desde el punto de vista social, me habían comentado que uno de los problemas de Río Cuarto, y que después lo comprobé, es el contraste entre la gente con mucho poder adquisitivo y las zonas marginales y muy carenciadas. Es un contraste doloroso y un poco escandaloso. Eso me impactó y por ello estamos buscando con los sacerdotes ver cómo llegar más.

-¿Y desde el punto de vista de lo eclesial?

-A mí se me cambió mucho todo porque es una Iglesia con una larga trayectoria. Todo esto me exige muchas cosas. Pero me hace muy feliz porque si puedo acompañar estos procesos y a este pueblo de Dios que camina acá para mí es una gran alegría. Espero ser idóneo para eso.

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