Unidad entre cristianos, una de las mayores preocupaciones del Papa

Unidad entre cristianos, una de las mayores preocupaciones del Papa

Francisco recibió hoy en audiencia a los que participaron en la sesión plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. ¿El proselitismo? «Un veneno para el camino ecuménico»

REDACCIÓNROMA

«Durante este año he tenido oportunidad de vivir tantos encuentros ecuménicos significativos, tanto en Roma como durante sus viajes. Cada uno de estos encuentros ha sido para mí fuente de consolación, porque he podido constatar que el anhelo de comunión es vivo e intenso». Lo dijo Papa Francisco en la audiencia que concedió a quienes participaron en la sesión plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. El encuentro se llevó a cabo en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

«Como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, consciente de la responsabilidad que me ha encomendado el Señor, deseo reiterar que la unidad de los cristianos es una de mis principales preocupaciones y rezo para que la comparta todo bautizado», añadió.

«La unidad de los cristianos —expresó Bergoglio— es una exigencia esencial de nuestra fe, exigencia que mana de lo íntimo de nuestro ser creyentes en Jesucristo. Invocamos la unidad porque invocamos a Cristo. Queremos vivir la unidad, porque queremos seguir a Cristo, vivir su amor, gozar el misterio de su ser uno con el Padre, que es la esencia del amor divino». Pero, explicó, «no basta con concordar en la comprensión del Evangelio, sino que es necesario que todos los creyentes estemos unidos a Cristo y en Cristo. Es nuestra conversión personal y comunitaria, nuestro gradual conformarnos a Él, nuestro vivir cada vez más en Él es lo que permite que crezca la comunión entre nosotros».

Francisco desenmascaró durante la audiencia «algunos falsos modelos de comunión, que en realidad no llevan a la unidad sino que la contradicen en su verdadera esencia», y afirmó que la unidad de los cristianos «no es fruto de nuestros esfuerzos humanos o producto de diplomacias eclesiales, sino es un don que viene de Dios». En segundo lugar, «la unidad no es uniformidad». «La unidad —aclaró Papa Francisco— no es absorción». «La unidad de los cristianos no implica un ecumenismo en “reversa”, por el que algunos deberían renegar su propia historia de fe»; tampoco tolera el proselitismo, que, es más, es un veneno para el camino ecuménico».

El Papa dijo que le gusta repetir que «la unidad de los cristianos se hace caminando, para recordar que cuando caminamos juntos, es decir cuando nos encontramos como hermanos, rezamos juntos, colaboramos juntos en el anuncio del Evangelio y en el servicio a los últimos, ya estamos unidos. Todas las divergencias teológicas y eclesiológicas que todavía dividen a los cristianos serán superadas solo a lo largo de esta vía».

De este modo, «los cristianos podemos reconocernos como hermanos y hermanas que creen en el únicos Señor y Salvador Jesucristo, comprometidos en obedecer hoy a la Palabra de Dios que nos quiere unidos», recordó Bergoglio.

«El ecumenismo es verdadero —insistió— cuando se es capaces de no centrar la atención en sí mismos, en los propios argumentos y formulaciones, sino en la Palabra de Dios que exige ser escuchada, acogida y testimoniada en el mundo. Por ello, las comunidades cristianas están llamadas a ‘no hacerse competencia’, sino a colaborar. Mi reciente visita a Lund me hizo recordar cuán actual es ese principio ecuménico formulado allí por el Consejo Ecuménico de las Iglesias, ya en 1952, que recomienda a los cristianos «hacer juntos todas las cosas, salvo en aquellos casos en los que las profundas dificultades de convicciones impongan actuar separadamente».

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