Trump y Francisco juntos para sostener la libertad religiosa

Trump y Francisco juntos para sostener la libertad religiosa

Bergoglio comienza el encuentro sin sonrisas, pero la Casa Blanca indica: «Hay un fuerte acuerdo sobre la defensa de los derechos humanos»

Por ANDREA TORNIELLI

 

Más que los contenidos del encuentro, lo que era importante es que el Papa y Donald Trump se encontraran y se escucharan. En este sentido, el cara a cara de media hora que se llevó a cabo ayer por la mañana en el Vaticano (y que comenzó a las 8.30 para no interferir con la Audiencia general de los miércoles; «Primero la gente», le gusta repetir a Francisco en estas ocasiones) fue positivo. El primer contacto directo con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. 

 

Además de expresar satisfacción por las buenas relaciones entre la Santa Sede y Estados Unidos, los puntos de encuentro son «el común compromiso a favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia». Después, informó el comunicado vaticano, se deseó «una serena colaboración entre el Estado y la Iglesia católica de los Estados Unidos, comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, de la educación y de la asistencia a los inmigrantes». Este es un signo que demuestra algunas tensiones: la Iglesia estadounidense criticó las decisiones de la nueva administración en el ámbito de la inmigración. 

 

La nota de la Santa Sede citó el intercambio de «visiones» sobre algunos temas de actualidad internacional y sobre la «promoción de la paz en el mundo mediante la negociación política y el diálogo interreligioso, con particular referencia a la situación en el Medio Oriente y a la tutela de las comunidades cristianas». En el encuentro con el Pontífice se habló también sobre la paz y sobre la multiplicación de los focos que la amenazan. Como se sabe, Francisco repite desde hace tiempo que ha comenzado la «tercera guerra mundial en pedacitos». En cambio, durante el encuentro entre Donald Trump, el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y el «ministro del Exterior» vaticano, monseñor Richard Gallagher, el presidente insistió en el diálogo interreligioso. Parolin, dijo su homólogo estadounidense, el Secretario de Estado Rex Tillerson, le pidió al presidente que no abandonara los compromisos asumidos por los Estados Unidos en la cumbre sobre el clima de París. Trump no se comprometió y tampoco «ha tomado una decisión». 

 

 

La Casa Blanca informó que el presidente habló sobre el compromiso común en el combate al terrorismo: «Estados Unidos y la Santa Sede comparten muchos valores fundamentales y tratan de comprometerse globalmente para promover los derechos humanos, combatir los sufrimientos humanos y proteger la libertad religiosa». Trump también renovó el compromiso de Estados Unidos para combatir el hambre en el mundo, con una suma de más de 300 millones de dólares para las crisis en Yemen, Sudán, Somalia y Nigeria. 

 

 

La audiencia con el Papa comenzó a las 8.31 de la mañana, después de que el presidente y la Primera Dama hubieran atravesado las habitaciones renacentistas del Palacio Apostólico lanzando miradas hacia los frescos de los techos. Melania y su hija, Ivanka, iban vestidas de negro, con el velo, según un protocolo que cada vez se utiliza menos. Fuera de la Biblioteca el Papa y Trump se estrecharon las manos por primera vez. Había cierta tensión en los rostros de ambos. «Bienvenido», dijo Francisco. «Es verdaderamente un gran honor», respondió Trump. Dentro del estudio, ambos líderes se sometieron al rito de las fotos oficiales. Trump sonrió un poco y Bergoglio un poco menos. «Es el protocolo», susurró el Papa a su huésped, como queriendo disculparse. «I sepas spanish», advirtió Francisco, después de haberse haberse acomodado tras el escritorio. Concluido el encuentro privado, la delegación estadounidense entró a la Biblioteca. Melania le pidió al Papa que bendijera un Rosario. Francisco, bromeando, le preguntó si le había dado a su marido «la potizza», un dulce tradicional esloveno de nueces. La Primera Dama no comprendió bien (y tampoco el intérprete), por lo que respondió: «Sí, pizza, deliciosa». 

 

Trump le regaló al Papa las obras de Martin Luther King. El Papa, por su parte, le ofreció el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2017 («La firmé personalmente para usted», dijo Bergoglio), además de los tres principales documentos de su Pontificado, encuadernados en cuero rojo: la exhortación apostólica «Evangelii gaudium», la encíclica «Laudato si’» dedicada a la defensa de la creación, y la exhortación sobre el matrimonio y la familia «Amoris laetitia». Francisco le explicó de qué trataban los tres volúmenes y el presidente estadounidense dijo: «Bien, los leeré». Al despedirse, Trump dijo: «Good luck. Buena suerte, gracias y no olvidaré lo que dijo». Después la familia Trump visitó la Capilla Sixtina y San Pedro: «Hemos tenido una reunión fantástica», fue el comentario final del presidente de Estados Unidos. 

 

Después del encuentro en el Vaticano, el presidente Trump fue al palacio del Quirinale para la visita de cortesía al presidente italiano Sergio Mattarella. El encuentro también duró media hora y el tema principal fue la lucha contra el terrorismo. Antes de partir hacia Bruselas, el líder estadounidense recibió al presidente del Consejo italiano, Paolo Gentiloni, en la residencia del embajador de Estados Unidos ante Italia, y lo agradeció por el compromiso italiano en la estabilización de Libia y en la lucha contra el terrorismo islámico. 

 

Este artículo fue publicado en la edición de hoy del periódico italiano «La Stampa». 

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