Tiene 35 años, dejó su vida en Recoleta y adoptará a 7 hermanos santiagueños

Tiene 35 años, dejó su vida en Recoleta y adoptará a 7 hermanos santiagueños

Diego Bustamante decidió dejar todo para ayudar a otras personas. En ese camino se topó con estos chicos, de los que ahora tiene la tutela. 

 

“Después de una adolescencia de muchas preguntas, quise salir de la queja, sentí que las situaciones de injusticia de este país me convocaban y decidí salir a dar una respuesta activa e ir en busca de la gente que más lo necesitaba”.

Diego Bustamante es un técnico agropecuario de 35 años, que decidió dejar la vida cómoda de Recoleta en Buenos Aires y ayudar a comunidades del chaco salteño. La justicia de Añatuya, en Santiago del Estero, le acaba de otorgar la tutela de 7 hermanos santiagueños que viven en el Hogar de la ONG Haciendo Camino, en Añatuya, un pueblo a 180 km al sur de Santiago del Estero.

Diego Bustamante, de 35 años, que va a adoptar a 7 hermanos

Diego vivía en Gualeguay, Entre Ríos en el 2013 (ya había dado un primer paso dejando Buenos Aires) y trabajaba como técnico agropecuario. Hijo de padre empresario, con 7 hermanos, no estaba satisfecho con su vida. “Empecé a pensar en qué iba a entregar mi tiempo y mi vida. Entonces, comencé a salir al encuentro de la gente más necesitada, al barrio, a visitar a personas en situación de calle”, cuenta a Clarín.

Dejó su profesión en Gualeguay y en 2014 tuvo la oportunidad de sumarse al equipo de Haciendo Camino, en Monte Quemado (340 kilómetros al norte de Santiago del Estero), que dirige Catalina Hornos.

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Allí conoció las necesidades en serio. “Fue aquí que di un paso más firme y me vine a vivir a Monte Quemado como director de uno de los centros de la ONG. Trabajando ahí se me fue forjando el carácter y la personalidad que me llevó a armar el nuevo proyecto que fue Pata Pila en Salta”. Esta ONG ayuda a comunidades originarias de Salta, junto a los franciscanos. Trabajan luchando contra la desnutrición infantil, en 20 comunidades originarias. “Este es mi cuarto año que vivo en una comunidad guaraní, que me ha recibido muy bien. Ahí arranqué”, cuenta Diego Bustamante.

En este pueblo, Monte Quemado, donde abundan la pobreza y las necesidades, Diego conoció la situación de estos hermanos. 7 de ellos (son 11 en total), que vivían una realidad complicada: “La madre venía con 4 de los chicos al hogar, hasta que fuimos a conocer la situación de la familia a la vivienda y empezamos a encarar un acompañamiento”. Fue en esa época que el juez de Monte Quemado dispuso separar a los niños de sus padres, por una situación de abandono y problemas de alcoholismo de ambos.

Diego Bustamante, de 35 años, que va a adoptar a 7 hermanos

“Nos tocó estar la noche que los llevaron a los niños, yo estuve ahí estaban muertos de miedo, subidos al patrullero, sin la remera puesta, en patas, me acuerdo de esa noche, que me marcó mucho, sin saber que después iba a terminar en esta idea de estar juntos. Me generó una pregunta muy profunda sobre mi vida, me metí en el patrullero a distraerlos, a abrazarlos, a contenerlos y me quedé ahí hasta que logré que se empiecen a reír un poco y los convencimos (a los policías) de que los pasaran a la camioneta de Maxi, el cura de Monte Quemado”, cuenta Diego emocionado. La justicia dispuso entonces que se los trasladara de Monte Quemado a Añatuya, al hogar de Haciendo Camino. Hasta allí va cada 10 o 15 días a visitar a William (17), Pato (15), Mario (14), Maxi (12), Juanita (10), Juancito (8) y Ariel (6).

Diego es el fundador de Pata Pila (Pies Descalzos) en Salta y cuenta que atienden a 500 familias, que son 477 niños que reciben cuidados todas las semanas, en Santa Victoria Este y Fortín Embarcación.

“A estos 7 hermanos quiero darles mi vida, mi tiempo, mi familia”, le dice a Clarín y asegura que antes de todo esto, habló con su familia. “Recibí el total apoyo por parte de mi papá, de mi mamá, de mis hermanos, con muchas ganas de ellos de apoyarme en esto”.

Este año, se los llevó a Salta un mes, para que estén juntos y compartir un poco más. Ahí se animó a plantearles la idea de ir a vivir juntos y que “empecemos un nuevo camino”. Los chicos están muy entusiasmados.

“Les propuse mudarnos a Gualeguay, que tiene que ver con un contexto parecido al que ellos viven aquí, pero con la posibilidad de ofrecerles una familia, que son mis 7 hermanos; tengo mi papá y mi mamá y me interesa mucho que ellos puedan sentirse en una sintonía familiar que por ahí yo estando solo no se las voy poder ofrecer”.

Su idea de formar un hogar para estos niños está firme, como también está firme su misión de seguir ayudando a comunidades originarias a través de Pata Pila en Salta. Aquellos que quieran apadrinar un niño pueden comunicarse a través de www.patapila.org.

Fundamentos para la tutela

La justicia de Añatuya, un pueblo a 180 kilómetros al sur de Santiago, dispuso que Diego Bustamente tenga la tutela de los 7 hermanos. Tienen entre 17 y 6 años.

El juez Alvaro Mansilla, que lleva adelante el caso merced a un pedido de la ONG Haciendo Camino, tenía la intención de buscar candidatos adoptantes con el fin de que no separaran a los hermanos. No hubo caso.

Se evaluó que Diego Bustamante “era un referente afectivo” que sabiendo de la situación de los chicos, decidió hacerse cargo de los mismos.

Los entrevistó personalmente y le ratificaron ellos que querían estar con Diego porque “lo conocen y le tienen mucho afecto”.Esto fue determinante para dictar la tutela (con posibilidades de que luego se declare la adopción).

Es por ello que se decidió que la figura jurídica más conveniente es la tutela, sin descartar la adopción a futuro.

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