Stanovnik y Castagna presentes en la canonización del cura Brochero

Stanovnik y Castagna presentes en la canonización del cura Brochero

El Arzobispo de Corrientes y el Emérito formaron parte de la multitudinaria celebración en la plaza de San Pedro del Vaticano. El padre Lucas Alderete leyó una oración en guaraní. El Sumo Pontífice saludó a los representantes de la Arquidiócesis de Corrientes.

El papa Francisco canonizó ayer al sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero, en una misa multitudinaria en la plaza de San Pedro del Vaticano.

A la celebración eucarística asistieron unas 80.000 personas, entre los presentes se destacó la participación del arzobispo de Corrientes Andrés Stanovnik, el emérito Domingo Salvador Castagna y el sacerdote Lucas Alderete, quien leyó una oración en guaraní. Los religiosos Nelson Zini y Carlos Fernández también pudieron compartir el saludo del Santo Padre durante el solemne acto.

Al comenzar la ceremonia el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato, hizo la petición para que el sacerdote argentino, el adolescente mexicano José Sánchez Del Río, el obispo español Manuel González García, el religioso francés Salomone Leclercq, los sacerdotes italianos Lodovico Pavoni y Alfonso María Fusco y la monja francesa Elisabeth de la Santísima Trinidad sean inscriptos en el libro de los santos.

Tras la lectura de una breve reseña biográfica de cada uno se rezó la letanía de los santos y, finalmente, Francisco leyó la fórmula de canonización, entre ellos del cura Brochero.

Luego un grupo de personas colocó reliquias de los siete nuevos santos delante de la imagen de la Virgen María, ubicada junto al altar.

El Papa argentino inscribió a las 5:32 (10:32 horas de Roma) en el Catálogo de los Santos al cura Brochero, quien evangelizó a lomo de mula las sierras de Córdoba e hizo propia las necesidades de los sectores más pobres de esta región, el primero que nació, vivió y murió en Argentina.

Al momento de la entrega de las ofrendas se acercó al altar el adolescente cordobés Nicolás Flores Violino, quien cuando tenía ocho meses quedó en estado vegetativo y con problemas neurológicos tras sufrir un accidente vial y su recuperación sin explicación médica hizo que el cura Brochero sea declarado beato. También estuvo la niña sanjuanina Camila Brusotti, quien fue brutalmente golpeada por su madre y su padrastro, y cuya recuperación fue considerada por el Vaticano el segundo milagro por intercesión del cura Brochero para ser proclamado santo.

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