"La situación del padre Farrell no es un caso aislado"

En el día de ayer, Mons. Maletti denunció las amenazas sufridas por un sacerdote de su diócesis. La Comisión Nacional de Justicia y Paz hizo público su respaldo a quienes son perseguidos por denunciar las mafias de la droga y la violencia.

“En los últimos tiempos numerosas personas, creyentes o no, militantes de Iglesia o no, han recibido claras señales de que su accionar y su prédica significaban una molestia para los sectores que se desenvuelven al margen de la ley” denunció ayer Fernando Maletti, obispo de la diócesis de Merlo Moreno, en referencia a las amenazas sufridas por el sacerdote Eduardo Farrell.

La situación del hasta ahora párroco del Sagrado Corazón de Cuartel V de Moreno no es un caso aislado. En otros lugares del país se viven situaciones similares aunque muchas no se den a conocer por miedo a las consecuencias de la denuncia: recién en estos días se hizo pública la historia del padre Gustavo Cadenini, rector de la Basílica de Nuestra Señora de Itatí durante el 2016, quien tuvo que ser trasladado de Corrientes a Paraguay por las amenazas narcos.

“Tanto la Iglesia como distintos actores de la sociedad civil y del propio estado, vienen insistiendo en un sinceramiento de lo que nos sucede. Se podría hacer una larga enumeración de males: la naturalización de la violencia, los estragos de las adicciones, el narcotráfico, la corrupción, los abusos de poder, las injusticias que padecen especialmente los que menos tienen” alertaron desde la Comisión Nacional de Justicia y Paz, enumerando los males que aquejan a la sociedad.

En solidaridad con las personas que sufren amenazas por su “valiente oposición al mal”, la  Comisión Nacional de Justicia y Paz, afirma que “no podemos rehuir responsabilidades, menos aun quienes son responsables de la seguridad y del cuidado de todos”.

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