Simone Campbell: "La Curia solo se preocupa del poder y de la imagen, no de las historias de las personas"

Simone Campbell:

La religiosa nortemericana denuncia que Marie Collins fue "bloqueada" por enfrentarse a Müller

 

Poder por encima de todo, incluso de las necesidades de las víctimas de abusos. Denuncia profética del mal principal de la Curia en labios de una de las mujeres religiosas más respetadas e influyentes de Estados Unidos, Simone Campbell, en los márgenes de la conferencia sobre el papel de las mujeres en la construcción de un mundo de paz que ha tenido lugar en el Vaticano.

"A la institución y la estructura les da miedo el cambio", declaró al Religion News Service Campbell, religiosa de la Orden de las Hermanas del Servicio Social. Un fenómeno que afecta sobre todo a los oficiales de la Curia Romana, precisó, que "se preocupan más por las formas y la institución que por las personas reales".

Campbell es desde 2004 la directora ejecutiva de NETWORK, una red de mujeres religiosas en EEUU, que se define en su web como "líder católico en el movimiento global para la justicia y paz (que) educa, organiza y presiona para la transformación económica y social".

La religiosa ha cosechado cierta fama en su país por dos iniciativas en particular. Una, la "carta de las religiosas" que coordinó en 2010 para apoyar la reforma sanitaria de Barack Obama. Una misiva que acabaron secundando 60 superioras que representaron a más de 50.000 mujeres religiosas, y que fue esencial para que los políticos católicos votaran una ley a la que se opusieron los obispos.

La otra, las famosas giras de las "Monjas del Bus", los viajes que grupos de religiosas vienen realizando desde 2012 en diferentes puntos del país para concienciar sobre el papel de la doctrina social de la Iglesia como respuesta a los problemas socio-económicos de hoy día, como la creciente brecha entre ricos y pobres o el desbaratado sistema migratorio. 

Toda una experta, con más de cuarenta años de trayectoria en cuestiones sociales, y alguien que reconoce una injusticia cuando la ve. Como la que ha empujado a Marie Collins, la víctima de abusos que presentó su dimisión en la Comisión para la Protección de Menores del Vaticano, por culpa de la indiferencia de los mandos y oficiales de Doctrina de la Fe.

 

"Bloqueada por hombres" son las palabras que ha utilizado Campbell para definir la situación en la que se encontraba Collins ante la negativa del dicasterio del cardenal Müller a contestar a las cartas de víctimas que le llegaban, y de poner en marcha el tribunal para obispos encubridores, tal y como propuso el Papa Francisco. "¿No es ése el verdadero problema en la Iglesia?", se preguntó.

"El esfuerzo para evitar que la Iglesia ponga fin a este tipo de cosas es escandaloso", continuó la religiosa estadounidense refiriéndose a la crisis de abusos, si bien reconoció que el Papa tiene voluntad de crear una Iglesia más comprensiva e inclusiva. Quienes se oponen a él, sin embargo, están anclados, según Campbell, en un clericalismo doblemente peligroso por los tintes machistas y apáticos que ha ido adquiriendo en la cámara de ecos que son los pasillos del Vaticano.

"Se trata del poder e imagen masculinos, no de las historias de las personas", explicó Campbell en esta línea. "El problema real es que han definido su liderazgo espiritual como poder y no tienen ni idea acerca de la vida espiritual".

"La mayoría de los hombres que mandan aquí no han tratado nunca con una persona normal que ha sido abusada, una mujer o niño normal que ha sido abusado", continuó la religiosa. "Si no tratas con la gente no se te parte el corazón. La burocracia tiene tanto miedo de que se le parta el corazón, que se esconde", sentenció.

Campbell -en Roma para participar en "Voces de Fe", la cumbre de mujeres influyentes de hoy- no solo tuvo duras palabras, en su entrevista con RNS, para el dicasterio de Müller. También notó con tono despectivo que ningún miembro de la Curia -de retiro cuaresmal esta semana en las afueras de Roma- quiso formar parte en la conferencia"No sé si es una bofetada en la cara o una prueba de cuánto poder creen que tenemos", observó la religiosa con cierta ironía.

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