Primero explicó que la invitación de Jesús es a moverse: “Vengan a mí”. Mientras que cuando las cosas van mal, dijo, la tentación es permanecer donde se está. No es fácil. Es difícil reaccionar y abrirse. “En los momentos oscuros es natural estar consigo mismo, rumiar sobre lo injusto de la vida, sobre lo ingratos que son los demás…. Se ve todo negro y uno se llega a familiarizar con la tristeza”.

Entonces el Obispo de Roma afirmó que “Jesús quiere sacarnos de esas ‘arenas movedizas’ y por eso dice a  cada uno: ‘¡Ven!’ - ¿Quién? ¡Tú, tú, tú!”, dijo el Papa indicando en varias direcciones a la multitud para significar a todos. Y afirmó: “El camino para salir está en la relación, en el tender la mano y levantar la mirada hacia quien nos ama de verdad”.