La Santa Sede: el turismo sostenible puede ayudar a los pobres y al ambiente

La Santa Sede: el turismo sostenible puede ayudar a los pobres y al ambiente

Mensaje del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral: que las vacaciones no sean pretexto para irresponsabilidades y explotación

Por IACOPO SCARAMUZZI

 

«El tiempo de vacaciones no puede ser, de hecho, pretexto ni para la irresponsabilidad ni para la explotación». En pleno verano, el Dicasterio vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral publicó un mensaje sobre el «turismo sostenible» para subrayar, en vista de la Jornada Mundial del Turismo, que se celebra el próximo 27 de septiembre, que el turismo, por el contrario, debe tutelar el ambiente y puede favorecer las economías en dificultades. 

 

La asamblea general de las Naciones unidas proclamó este 2017 «Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo», la Organización Mundial del Turismo (OMT) decidió dedicar al tema la Jornada de 2017 y ahora, «por primera vez», el Dicasterio guiado por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, publicó este mensaje «como parte de la propia misión». 

 

«Cuando hablamos de turismo, nos referimos a un fenómeno de gran importancia, tanto por el número de personas implicadas (viajeros y trabajadores), como por los numerosos beneficios que puede ofrecer (tanto económicos como culturales y sociales), pero también por los riesgos y peligros que en diversos ámbitos puede suponer», explicó el cardenal de Ghana. La OMT, recordó, «ha aplicado estas ideas para promover el “turismo sostenible”. Esto significa que debe ser responsable, no destructivo ni perjudicial para el ambiente ni para el contexto socio-cultural sobre el que incide, particularmente respetuoso con la poblaciones y su patrimonio, orientado a la salvaguardia de la dignidad personal y de los derechos laborales, al tiempo que atento a las personas más desfavorecidas y vulnerables». 

En este sentido, «el tiempo de vacaciones no puede ser, de hecho, pretexto ni para la irresponsabilidad ni para la explotación: es más, éste es un tiempo noble, en el que cada uno puede enriquecer su propia vida y la de los demás. El turismo sostenible es un instrumento de desarrollo también para las economías en dificultad si se convierte en vehículo de nuevas oportunidades, y no en fuente de problemas». 

 

Según el purpurado y prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, «en la resolución de 2017, las Naciones Unidas reconocen que el turismo sostenible es “instrumento positivo para erradicar la pobreza, proteger el medio ambiente, mejorar la calidad de vida y empoderar económicamente a las mujeres y los jóvenes, así como su contribución a las tres dimensiones del desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo”. En esta línea, se debe promover la sostenibilidad “ecológica”, que procura no modificar los ecosistemas; la sostenibilidad “social”, que se desarrolla en armonía con la comunidad que acoge; la sostenibilidad “económica”, que impulsa un crecimiento inclusivo». 

 

«En este punto nos preguntamos: ¿en qué modo estos principios pueden conformar el desarrollo del turismo? ¿Qué consecuencias se derivan para los turistas, los emprendedores, los trabajadores, los gobernantes y las comunidades locales?», prosiguió el cardenal Turkson. « La Iglesia está ofreciendo su propia contribución, promoviendo iniciativas que ponen realmente el turismo al servicio del desarrollo integral de la persona. Por esto se habla de “turismo con rostro humano”, que se concreta en proyectos de “turismo de comunidad”, “de cooperación”, “de solidaridad”, así como en la valoración de su importante patrimonio artístico, que es un auténtico “camino de la belleza”».  

 

El purpurado concluyó citando el discurso que pronunció el Papa Francisco ante las Naciones Unidas: «La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer [...]. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada”. ¡Que nuestro compromiso pueda ser vivido a la luz de estas palabras y de estas intenciones!». 

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