Un sacerdote entrerriano prestará servicios diplomáticos en Filipinas

Un sacerdote entrerriano prestará servicios diplomáticos en Filipinas

Se trata de Gabriel Viola, que deja la nunciatura apostólica de El Salvador y Belice para cumplir funciones en la nunciatura apostólica en Filipinas.

De Paraná a Roma y de allí a ser testigo de realidades tan distintas como las que se vivencian en África, Centroamérica o Asia son las que lleva en su carrera este joven sacerdote de la provincia de Entre Ríos que por decisión de la Santa Sede deja  la nunciatura de El Salvador y Belice para asumir un nuevo desafío: formar parte del cuerpo diplomático de la nunciatura en Filipinas.

 

“Monseñor Karlic me había pedido de hacer unos estudios de historia de la Iglesia. Terminados los estudios, me vine a dar clases acá, y después tuve que regresar para continuar con los estudios en la academia. Hice el doctorado y los estudios de Derecho, y después de eso recibí la primera misión, en África” recordó hace poco en una entrevista con FM Corazón -la radio del Arzobispado de Paraná- este joven sacerdote que se ordenó en 1999 y en 2007 se licenció en Teología con especialidad en historia de la Iglesia por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

 

Su primer destino diplomático fue África, y en una región muy particular, que estaba saliendo de una guerra civil: Sierra Leona, Gambia y Liberia, las tres bajo jurisdicción de la Nunciatura en Monrovia, capital de ésta última. Antes del violento brote de Ébola en 2014 (que se centró en Liberia y Sierra Leona como los países más afectados), Viola fue trasladado a la Nunciatura de El Salvador.

 

“Eso fue violencia pura y neta. Las familias fueron diezmadas. En los años que yo estuve trabajando allá, no encontré una sola familia completa. Lo que encontraban, lo arrasaban durante la guerra. Se gobernaba el territorio con anarquía y violencia”, recuerda de esos años en la tierra que sufrió la llamada Guerra del Diamante.

 

Partícipe de la beatificación de monseñor Arnulfo Romero, una realidad distinta lo espera en su nuevo destino asiático de más de 100 millones de habitantes cuya mayoría profesa la religión católica.

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