Rodríguez Carballo: "Tenemos que hacer una seria autocrítica: los jóvenes no entienden el 99% de nuestras homilías"

Rodríguez Carballo:

"Los abusos sexuales son crímenes que dejan a muchos jóvenes medio muertos y a la vera del camino"

 "Tenemos que hacer una seria autocrítica, y cambiar de lenguaje: los jóvenes no entienden el 99% de nuestras homilías". El secretario de la CIVCSVA, el franciscano José Rodríguez Carballo, cerró este mediodía la Asamblea de Confer con una dura llamada a la Iglesia para "pasar de la teoría a la práctica" en el trato con los jóvenes.

Jóvenes que cada vez están más alejados de la Iglesia. Una "generación selfie" que, además, ha vivido muy de cerca la mala imagen de clérigos y religiosos, en buena medida fruto de los escándalos de la pederastia. Rodríguez Carballo fue especialmente duro: "Los abusos sexuales, sin ser exlcusivos de clérigos y religiosos, no dejan de ser escandalosos y verdaderos crímenes que dejan a muchos medio muertos y a la vera del camino".

"Nos estamos alejando de los jóvenes", constató. "Hablamos mucho de ellos, tal vez para juzgarlos y condenarlos, pero no hablamos de ellos. Les ofrecemos un camino de fe con categorías que no son comprensibles para ellos", admitió el religioso gallego en una vibrante conferencia, en la que trazó, a grandes rasgos, las características de la llamada "generación selfie" o de los "milenials", y las razones del abandono de buena parte de ellos de la fe.

 

Y es que, apuntó, vivimos en plena "generación de los bancos vacíos", que utiliza "un lenguaje descarnado, abstracto y lejano. Y muchas veces moralizante o condenatorio. Hay que cambiar de lenguaje: los jóvenes no entienden el 99% de nuestras homilías", denunció Carballo.

"Las JMJ son muy concurridas, pero nuestros seminarios y noviciados están vacíos", se preguntó el prelado, quien pidió a los religiosos y obispos presentes (allí se encontraban el cardenal Osoro y los obispos -y religiosos-Luis Ángel de las Heras y Eusebio Hernández Sola) pensar qué se puede hacer.

"Llegó el momento en que hay que pasar de la teoría a la práctica", asumió Carballo, quien pidió a la vida consagrada "una nueva mirada a la juventud de hoy" mirando "a cada joven concreto", con "una pastoral personalizada".

"El 75% de los españoles entre 14 y 60 años dormimos con el teléfono móvil al lado, lo primero que consultamos apenas despertamos", admitió el prelado, quien subrayó cómo "aparentemente estamos muy comunicados, pero nunca estuvimos tan aislados como en este momento". El mundo digital, añadió, "está viviendo un proceso de transformación revolucionario", especialmente entre los jóvenes, que "no se consideran parte de nada, cada uno se mira a sí mismo".

"Una generación autorreferencial, ausente del mundo que le rodea, con una comunicación más virtual que real", que "evita preguntas que le encojan el corazón". Una generación "de consumistas por convicción, por vocación. Parece que muchos jóvenes han nacido para comprar, consumir... y tirar", con la consecuente "pérdida de la categoría del misterio". Una "eutanasia del deseo", afirmó, que influye en la visión del joven sobre la religión, en "un mundo en el que la fe no se da ya por descontado, como España".

 

¿Hay esperanza? Sí. "También hoy hay jóvenes, y muchos, que buscan un sentido pleno para sus vidas, que se entregan incondicionalmente a las grandes causas, que aman profundamente a Jesús y muestran una auténtica compasión hacia la Humanidad". Los jóvenes, "más allá de ciertos clichés, buscan esa armonía, y esperan que haya alguien despierto que les despierte". Y, se preguntó, "¿la vida consagrada, está despierta?".

Eso es lo más grave, más allá de la crisis numérica: "la resignación". Y los jóvenes "esperan consagradas despiertos que despierten. Alguien ordenado que les ayude a ordenarse, que viva en armonía para ayudarles a alcanzarla". Es aquí "donde entramos los consagrados, y ésta es nuestra gran responsabilidad: ayudar a que el joven logre armonizar sus inquietudes".

"Seamos profetas de la alegría. Menos consagrados con cara de funeral", culminó el arzobispo. "Menos consagrados con cara de amargados, y más con cara de redimidos. La alegría, y no de plástico. Sólo tenemos que rendir cuentas a Dios".

 

Comentá la nota