La feligresía católica asistió en gran número a las celebraciones por la Pascua, en las que el obispo diocesano, José Vicente Conejero, remarcó que la Resurrección de Jesús “es el fundamento más importante de nuestra fe”.

Tras la Vigilia del sábado, la Iglesia Católica recibió con alegría la fiesta de la Pascua de Resurrección del Señor, asistiendo a las misas celebradas en todas las parroquias de la Diócesis y el mundo. En Catedral, el obispo presidió la primera celebración a las 8 de la mañana, donde dio un mensaje esperanzador y llamó a comenzar una nueva vida.

“La Resurrección de Jesús es el fundamento más importante de nuestra fe. Cuando la Pasión del Señor y la Cruz causaban en sus Apóstoles y discípulos -como también en nosotros- la perplejidad, la duda, el miedo, la tristeza y desolación, Dios Padre aceptando el sacrificio verdadero de Jesús como el cordero inocente para el perdón de los pecados, resucitó a su Hijo, glorificándolo, y por consiguiente ofreciendo a toda la humanidad el perdón de los pecados y la Vida Eterna, la inmortalidad”, explicó. 

Estos, dijo, “son los frutos de la Resurrección; entonces cómo no alegrarnos, no sentir gozo y esperanza, porque podemos afirmar con certeza que el Amor misericordioso de Dios es más fuerte que el pecado, que la muerte”.

Señaló que la Palabra de Dios permite conocer la experiencia de Pedro y los otros discípulos, de María Magdalena y las otras mujeres, quienes comieron y hablaron con Jesús después de resucitado. Esta es la fe transmitida.

Monseñor Conejero dijo que estas personas fueron testigos privilegiados -por haber compartido tiempo con Jesús- para dar la Buena Noticia. “Nosotros estamos aquí reunidos en el Nombre del Señor como peregrinos en este mundo, y hemos recibido esta Buena Noticia, la fe, por parte de la Iglesia”,remarcó.

Agregó que los fieles, al haber recibido esta fe, “experimentarán el gozo, la alegría y la paz, que son los frutos de la Resurrección del Señor”, advirtiendo que Dios no se manifestó con espectacularidad, sino de forma sencilla y a un grupo de personas para que éstas difundan Su Mensaje. “Está en el corazón de cada uno creer o no creer”, subrayó. Al respecto, dijo que el Espíritu Santo “viene en ayuda nuestra para que realmente aceptemos y creamos de verdad que el Señor ha resucitado. 

Vida nueva

El obispo dijo que como consecuencia de la Resurrección, los creyentes están llamados a llevar “una vida nueva”, anhelando y buscando los bienes del Cielo.

Agregó que “mientras caminamos por este mundo, como humanos que somos, hay búsquedas y anhelos del dinero, del placer y del poder, pero realmente si la fe en Cristo resucitado incide en nuestra vida, todas estas cosas terrenas y mundanas deben quedar supeditadas a los bienes del Cielo”.

Ante esto, pidió finalmente al Señor que “nos conceda Su Gracia, la fuerza de Su Espíritu para que nuestra vida, a partir de hoy, más concientemente, esté orientada a los bienes del Cielo: la justicia, el amor, la paz, la misericordia, al obrar con caridad con nuestros hermanos”.