Reclamos del cura Pepe al sector político por la droga

Reclamos del cura Pepe al sector político por la droga

Ante candidatos, dijo que hace falta políticas públicas y más presupuesto para combatir el flagelo.

Que se instaure una política de largo plazo en la lucha contra la droga, que el sector político acuerde líneas de acción en ese sentido con actores de la vida civil y que el Estado aplique muchos más recursos a esa finalidad. Esos fueron algunos de los pedidos que lanzó ayer el cura José “Pepe” María Di Paola en una charla que brindó en San Juan sobre el sensible tema de las adicciones. Sus palabras tuvieron tono de reclamo, ya que las pronunció adelante de candidatos que se encaminan a dirigir la provincia y municipios a partir de diciembre. 

La mayoría de los postulantes a gobernador respondieron a la invitación que les hizo la Iglesia y dijeron presente en la descontracturada exposición que dio el denominado cura villero, que desde hace años vive en asentamientos y trabaja en la recuperación de adictos. Aunque en términos generales, gran parte de la dirigencia se mostró indiferente: fueron sólo 3 de los 34 diputados, 3 de los 19 intendentes, un solo funcionario del Ejecutivo, apenas 2 jueces y muy pocos de los cientos de candidatos para octubre. Los que habían confirmado fueron muchos más y pegaron el faltazo.

El convite a políticos no fue casual, ya que la Iglesia busca que reaccionen de manera más enérgica frente al avance de la drogadicción. De Paola habló de su tarea en la Villa La Cárcova, en el conurbano bonaerense, y le dedicó varios párrafos a la necesidad de que el Estado haga un trabajo territorial de la mano de los que sufren las consecuencias de la droga (adictos, familiares, amigos).

El religioso criticó a aquellos que dicen que la “batalla contra la droga está perdida” con tal de legalizar la marihuana y aseguró que “la batalla nunca se inició, nunca se trabajó en conjunto en la Argentina”. Señaló que instituciones como “los municipios se deben rediseñar” para encarar el problema y advirtió que los políticos “no tienen que pensar que al ser elegidos tienen la varita mágica” porque en realidad hace falta “una construcción bien amplia con los actores de la vida civil”. Además, sostuvo que agregó que “acostumbrarse a este tipo de trabajo es el gran desafío de la política” y se quejó de “algunos pocos que van a la villa a hacer política con el dolor de la gente”.

Ante una pregunta de una docente, Di Paola habló de los recursos que se destinan a contrarrestar la drogadicción y no ocultó su crítica. “De la Nación seguro debería haber más presupuesto, hay décadas en las que no se ha puesto en prevención y recuperación”, afirmó.

En un clima distendido, desde la sillas que se dispusieron en un salón de Casa España, los candidatos a gobernador Sergio Uñac, Roberto Basualdo, Benjamín Kuchen (junto a su vice, Conrado Suárez) y Mary Garrido lo escucharon y le agradecieron su visita. También estuvieron los diputados Pablo García, Juan Sansó y Miguel Martín Martín; los intendentes y candidatos Walberto Allende, Juan Carlos Gioja y Marcelo Orrego; el ministro Daniel Molina, los candidatos a diputada nacional Nancy Avelín, a intendente Rodolfo Colombo y a diputada provincial Marianela López; y los jueces Roberto Pagés y Jorge Toro. Alfredo Avelín Nollens ya había avisado que estaba en Buenos Aires. Y el aspirante a la Gobernación del PRO, Martín Turcumán, comprometió su presencia, pero contó que tuvo un “problema personal de fuerza mayor” que no le permitió asistir a la charla ni acompañar en la tarde a Gabriela Michetti, la compañera de fórmula de Mauricio Macri que llegó a la provincia.

El cura Pepe insistió en varias oportunidades con sus cuestionamientos a la idea de legalizar el consumo de algunas sustancias y en dirección a los que la impulsan, dijo que “el verdadero progresista piensa en el pueblo y se pone en los zapatos del más pobre, no piensa egoístamente y dice que “soy más libre porque puedo fumar marihuana”. Uno de los que incentiva ese proyecto es Aníbal Fernández, candidato a gobernador de Buenos Aires, a quién recibió hace poco y le expresó su desacuerdo.

Por otra parte, ensayó una especie de autocrítica. Lo hizo al afirmar que la Iglesia argentina tiene que estar presente en cada núcleo de pobreza para contener y ayudar a los consumidores.

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