Reciclado y economía circular, para el cuidado del medio ambiente

Reciclado y economía circular, para el cuidado del medio ambiente

La mayor parte de las cosas que compramos, usamos y tiramos pueden transformarse y reutilizarse: papeles y cartón, plásticos, vidrios, metales.

El 17 de mayo ha sido declarado por la UNESCO como Día Mundial del Reciclado. Es una muy buena oportunidad para reflexionar sobre nuestro comportamiento en relación con la basura, que es decir nuestro compromiso con el cuidado del ambiente.

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En la naturaleza no hay basura y no la hubo por millones de años. La basura es un invento humano y su generación creciente afecta la Tierra, que es nuestra casa común.

En el área metropolitana de la Ciudad y el Gran Buenos Aires producimos todos los días 22 mil toneladas de residuos. Para dimensionar este volumen, podemos decir que trasladarlos para su disposición final requiere de más de 300.000 litros mensuales de combustible.

Está en nosotros cambiar esta realidad ya que podemos hacer mucho para reducir la cantidad de basura que generamos. La mayor parte de las cosas que compramos, usamos y tiramos pueden transformarse y reutilizarse: papeles y cartón, plásticos, vidrios, metales, si están secos y limpios, son insumos de valor que pueden volver a la actividad económica.

Separar en origen es muy simple y podemos convertirlo en una conducta habitual. Así como logramos incorporar el hábito de ponernos el cinturón de seguridad cada vez que nos subimos a un auto, también podemos incorporar el hábito de terminar de comer un alfajor y tirar su envoltorio en el tacho verde.

Distinguir el material que puede ser reciclado del que debe ser tratado como basura nos aleja de la cultura del descarte y nos integra a la economía circular, a la economía de las posibilidades, donde todo se transforma: botellas plásticas en ropa sintética, macetas, baldes o juguetes; vidrio que se reutiliza en su totalidad al ser fundido y moldeado, o que vuelve al circuito como ingrediente para fabricar baldosas; papel y cartón que pueden renacer reciclados.

Por supuesto que esta decisión personal tiene que ser acompañada por políticas públicas que la hagan posible.

En la Ciudad de Buenos Aires se recupera diariamente más de la mitad de los residuos que se generan y los vecinos tienen muy cerca de sus casas varias opciones donde entregar sus “reciclables”: a los más de 5 mil recuperadores urbanos que caminan la Ciudad recogiendo residuos secos de edificios; depositándolos en los cerca de 3.500 contenedores verdes o acercándolos a los más de 200 puntos verdes donde, además, ya se recibe aceite vegetal usado y aparatos electrónicos y eléctricos en desuso.

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Seguramente que, con un compromiso creciente, cada vez más distritos del país podrán mostrar una evolución favorable.

En suma, separar en origen, reciclar y minimizar lo que se descarta debería ser parte de nuestra cultura, una conducta habitual que dé lugar a una nueva economía circular en la que el trabajo conjunto del sector público, el sector privado y los vecinos permita mejorar el ambiente y nuestra calidad de vida.

Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires.

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