– ¿Qué dice el judaísmo en relación al aborto?

– En el judaísmo no se permite ni se prohíbe completamente, sino que hay que estudiar cada caso en particular. Cuando la vida de la madre está en riesgo, se prioriza la vida de la madre. Hay que estudiar cada caso en particular: qué edad tiene la madre, por qué quedó embarazada, si tienen recursos socio-económicos, etc. Antes del aborto tiene que haber educación sexual y, frente a cada caso, el judaísmo indica que tiene que haber un comité de ética. Yo lo comparto. Ese comité debe estar integrado por un médico, un asistente social, un rabino y un psicólogo y analizar en particular el caso. Si legalizamos el aborto va a permitir legalizar la calidad de sus prácticas y que no tengamos tantas muertes como ahora, y, paralelamente, tenemos que hacer un intenso trabajo de educación sexual frente a las nuevas generaciones.

– Antes fue la identidad sexual y hace un tiempo la violencia de género,  ¿por qué cree que en la sociedad actual se están generando este tipo de debates?

– Antes existían este tipo de temas, pero no se daban a conocer públicamente o no se hablaban. Hoy tenemos la posibilidad de que la gente tenga un debate, conozca y estudie lo que está sucediendo. Hoy tenemos la posibilidad de hablar y eso muy bueno para la sociedad, muy bueno.

– ¿Cómo están trabajando en Beit Israel en relación a esta temática?

– Se está debatiendo como en todos lados. Tal vez no existen paneles abiertos. Después de la tefilá de los sábados a la mañana en Beit Israel tenemos un grupo de estudio de jóvenes y, hace un mes y medio, me pidieron debatir acerca de lo que dice el judaísmo con relación al aborto. Creo que a nivel de cada comunidad el tema se está abriendo.