donde cada uno exhibe su característica singular, plasmada en un sincretismo cultural andino fusionada con la hispana, una hibridación de costumbres y tradiciones que los distingue, que los hace diferentes, pero a su vez los cohesiona en una suerte de realismo mágico y encantador que atrapa a propios y extraños.

Y la veneración a la sagrada imagen de Santa Rosa de Lima en el pueblo del Cerro de Siete Colores no escapa a esta consideración. Sus fieles atesoran este consuelo espiritual que se mantiene aún vigente, sin olvidar su historia, su pasado de gloria y orgullo de un pueblo que dio batalla en los tiempos de la colonia. Aún se oyen relatos de la trágica emboscada del cacique Viltipoco, casualmente debajo del antiquísimo algarrobo que resiste el paso del tiempo, en el centro mismo del pueblo, reverdeciendo en cada tiempo de primavera y trayendo a la memoria el heroísmo y la valentía del mártir que ofrendó su vida por un ideal de libertad.

En pleno transcurso del alba, las campanadas cerro en cerro y en la profundidad de los “huaycos” el mensaje de celebración y festividad en el pueblo. Desde ése instante sus habitantes le imprimieron ritmo y emoción a todas las acciones programadas para este día especial. Por lo menos había que estar en la primera misa de las 08 en la capilla que guarda la Sagrada Imagen de Santa Rosa de Lima. Y con más frenesí, considerando la llegada del nuevo obispo de la Prelatura de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández que presidió la solemne misa de las 10.

“Y el tiempo pasa rapidito, no está para dar vueltas como perro pa’ echarse”, díría doña Dominga, venerable anciana de la comunidad de Chalala. A medida que iban arribando los fieles, también lo hacían ataviados y perfumados visitantes, en algunos casos familiares que llegaban de San Salvador de Jujuy y de otros centros poblados del interior de la provincia como los infaltables turistas, que no quisieron perderse detalles del fenómeno cultural simbiótico.

“Esto ya no se ve en cualquier parte. Yo vengo de Buenos Aires con mi esposa. Somos jubilados y hemos decidido disfrutar de Argentina y por suerte Purmamarca como toda la Quebrada es Argentina, por eso venimos todos los años” exultado relataba Carlos un octogenario turista que se “prendía” a los peregrinos, en la penúltima noche de la novena a la Virgen, al son de la banda de sikuri y los samilantes de Chalala.

Distinción a Tomás Lipán

Purmamarca - Transcurrido el desfile con el último paso de las agrupaciones gauchas, cerca de las 14,30 los participantes de las celebraciones patronales se trasladaron hasta el comedor del Club Santa Rosa para saborear un exquisito asado brindado por la Comisión Municipal y vecinos para todos los presentes.

Este fue el momento propicio para poner en valor la cualidad artística de un hijo pródigo de Purmamarca. Tomás Lipán, el ídolo de la canción popular jujeña fue distinguido a través del Decreto 011/ resolución 4666/9, Embajador Cultural de Purmamarca.

Merecido reconocimiento a un virtuoso del patrimonio musical y cultural jujeño. La sencilla ceremonia contó con la presencia de Ismael Vilte y el Comisionado Aramayo, quienes lo felicitaron y abrazaron en nombre del pueblo que lo aclamó con un sonoro aplauso. Al término de la misma, un visiblemente emocionado agradeció la distinción y sabiéndose humilde (“no se si soy merecedor de esto, pero tengan la seguridad que llevaré bien alto el nombre de Purmamarca, vaya donde vaya”), comenzó a mencionar a quienes desde pequeño lo llevaron por el camino de la música.

Luego entonó algunas de sus célebres interpretaciones para congratular a los comensales. Un verdadero lujo que pocas veces exhibe una festividad patronal.