El pueblo tucumano renovó su devoción conmovedora por la Virgen de La Merced

 El pueblo tucumano renovó su devoción conmovedora por la Virgen de La Merced
Miles de tucumanos y visitantes de otras provincias participaron de los actos por el Bicentenario de la Batalla de Tucumán y de los oficios en honor a la Patrona de Tucumán y Generala del Ejército. Emotiva y multitudinaria procesión por las calles céntricas. El nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig presidió la Misa central en la plaza Independencia.
Con fervor patriótico y religioso, el pueblo tucumano renovó ayer su conmovedora devoción por la Virgen de La Merced, y participó activamente de los actos conmemorativos por el Bicentenario de la Batalla de Tucumán, evocando la histórica gesta liderada por Manuel Belgrano en 1812 (ver página 4).

Los oficios en honor a la Patrona de los tucumanos y Generala del Ejército se habían iniciado con las primeras horas del 24 de Septiembre, con la salida de la Virgen desde la Basílica para recibir el saludo de las agrupaciones gauchas.

Ayer, en el Templo, que permaneció abierto hasta la medianoche, se realizaron misas durante toda la mañana, hasta las 12.30, cuando la venerada imagen fue trasladada hasta el Colegio de las Hermanas Esclavas, frente a la plaza Belgrano. En ese espacio público, horas más tarde la Virgen participó del acto cívico-militar que evocó la Batalla del Campo de las Carreras.

Minutos antes de las 18.00, con la imagen de la Generala del Ejército a la cabeza, se inició la tradicional procesión por las calles céntricas de la ciudad, hasta llegar a la plaza Independencia, con la participación de una multitud de feligreses de distintos puntos de Tucumán y también de provincias vecinas. En ese recorrido se produjo uno de los momentos más emotivos de la conmemoración religiosa, con la gente saludando con sus pañuelos y banderas argentinas el paso de la procesión encabezada por Nuestra Señora de la Merced. Ya en el principal paseo público de la ciudad, frente a la Iglesia Catedral, pasadas las 19.00 se realizó la Misa central de la jornada, presidida por el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig y concelebrada con obispos de todo el NOA, entre ellos el arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca.

El valor de la libertad

En su homilía, el nuncio apostólico saludó al pueblo tucumano en nombre del Papa Benedicto XVI; tras lo cual recordó que previamente había participado de los actos en la plaza Belgrano "con la bendición e imposición de los escapularios a los cadetes del Liceo Gregorio Aráoz de Lamadrid, ya que el mismo general Belgrano mandó a imponerlo a los cadetes de su tiempo. Con ese noble gesto Belgrano ha querido expresar su propia veneración a Nuestra Señora de La Merced a la que también ha entregado su bastón de mando, después de la histórica Batalla de Tucumán, venciendo por la libertad de la Patria", enfatizó.

A continuación, Tscherrig recordó que "Dios ha creado al hombre para ser libres…no ha creado esclavos o ciervos, sino hombres y mujeres libres que sean capaces de actuar por si mismo y de asumir la plena responsabilidad de las propias acciones" aunque admitió que "alguna vez caemos en las trampas del 'tentador' que nos quiere hacer creer que solo sin Dios podremos ser verdaderamente libres. Con esa presunción se repite el drama de la historia humana, donde hombres fuertes y poderosos ocupan el lugar de Dios e imponen a los demás su voluntad. Todo pueblo encontrará en sus propios libros de historia períodos de esta clase", sentenció.

En otro tramo de su sermón, el nuncio apostólico apuntó que "como creyentes estamos llamados a dar testimonio de que nuestra historia, como la de todos los pueblos, está en las manos de Dios. No el hombre, sino Dios es señor de la historia", resumió.

Para el religioso, "la verdadera libertad, entonces, no consiste en hacer lo que queremos sino más bien en hacer la voluntad de Dios. El camino que conduce a la libertad es la fe que nos anuncia la Iglesia y que profesa que Jesús Cristo es hijo de María y de Dios. Ella es nuestro camino, el Señor era nuestra vida, era nuestra verdad", acotó.

El nuncio Scherrig reconoció que "nuestros días están marcados por un conflicto entre esta tradición, defendida por la Iglesia y el presente. Se trata, usando las palabras del Santo Padre, 'de una crisis de la verdad'. Pero solamente la verdad - indica el Papa - puede orientar y trazar el rumbo de una existencia lograda como individuo y como pueblo", añadió.

Luego recordó que el Papa Benedicto XVI advirtió que "de hecho, un pueblo que deja de saber cual es propia verdad, acaba perdiéndose en el laberinto del tiempo y de la historia, sin valores bien definidos, sin grandes objetivo en todo tiempo y circunstancia".

Sobre el final de la homilía, el nuncio apostólico rogó "que nuestra Señora de La Merced asista a nuestra Iglesia en Argentina a fin de que el año de la fe, anunciado por nuestro Santo Padre, sea un verdadero baño de gracias, de conversión y de renovación espiritual para todos". "Santa María señora de La Merced, Madre Nuestra, ayúdanos a creer, a esperar y a amar", concluyó.

Multitudinario cierre

Se estima que más de 15 mil personas participaron de la procesión y del posterior oficio religioso en la plaza Independencia, donde fueron dispuestas más de 6 mil sillas, que al final resultaron insuficientes para la cantidad de asistentes, la mayoría de los cuales escuchó la Misa de pie. Finalizada la ceremonia, aproximadamente a las 20.00, en la explanada de la Catedral se realizó un "mapping" sobre la Batalla de Tucumán a través de luces láser con imágenes que recrearon el episodio histórico, que forma de la Guerra por la Independencia.

Una hora más tarde, en la plaza Independencia, frente a la explanada de la Casa de Gobierno, se realizó un show folclórico, con el espectáculo "Tucumanos" a cargo de Quique Yance, Mariela Narchi y el grupo Tafinando. También actuó el dúo La Yunta, conformado por Julián Humarán y Gustavo Páez, mientras que el cierre estuvo a cargo del Chaqueño Palavecino, con un posterior espectáculo de fuegos artificiales.

Apostillas

*En los oficios religiosos realizados durante la tarde fue escasa la participación de autoridades políticas; solo se vio en la Plaza al intendente Domingo Amaya y a unos pocos ediles y legisladores.

*Llamó la atención de todos la presencia de dos chicas jóvenes con una pancarta reclamando la “liberación del padre José Mijalchik (quien está detenido y acusado de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura) y los demás presos políticos encerrados en Villa Urquiza”.

*Las luces en la plaza Independencia, en un momento, se apagaron. Todos creyeron que era para que se pueda apreciar solamente el escenario mientras se desarrollaba la Misa. Sin embargo, fue una falla, ya que a los minutos las luces volvieron a ser encendidas..

*Antes de la llegada de la imagen de la Virgen a la Plaza, un sacerdote que oficiaba de locutor, arengando a la multitud con loas para La Merced, pidió algunas recomendaciones que se tenían que cumplir a la hora del desarrollo de la misa. Una de ellas era “no aplaudir”.

*Cuando el nuncio apostólico comenzó su homilía hizo referencia a los 52 años de sacerdocio de Monseñor Luis Villalba. Todo el mundo aplaudió.

*En la Plaza la Municipalidad repartió Banderas argentinas y banderines con la insignia de Tucumán.

*Una agrupación gaucha se hizo presente portando la anterior bandera que identificaba a Tucumán, que entre sus símbolos tenía una cruz.

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