“La pobreza de hoy es más profunda que la de hace dos años atrás”

“La pobreza de hoy es más profunda que la de hace dos años atrás”

Uno de los especialistas más reconocidos en Argentina en materia de Pobreza, es sin lugar a dudas Agustín Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). En diálogo con Pulso, Salvia se refirió a los datos dados a conocer recientemente por el Indec, y a las transformaciones que se necesitan para terminar con el flagelo que afecta a un cuarto de la población argentina.

 

PREGUNTA: ¿Son verosímiles los datos de pobreza publicados la semana pasada?

RESPUESTA: Como en toda medición, puede haber problemas. Toda metodología mide aspectos que otras no miden. El Indec tiene una dirección muy honesta y técnicamente impecable. Podemos discutir la metodología, pero el dato es que la pobreza en relación a 2016, bajó. A nosotros, con una metodología similar pero con otra encuesta, también nos da a la baja.

P: ¿Cuáles son los factores que explican la reducción?

R: Entre otros, el primer factor es que se está tomando como base un 2016 que fue particularmente problemático en materia de indicadores sociales. En cualquier caso, sea un punto más o un punto menos, ello no cambia el hecho de que tenemos al menos un cuarto de la población en situación de pobreza.

P: ¿Por qué el común de la gente no percibe la mejora?

R: Básicamente porque la mejora se ha concentrado en sectores de clase media baja, que habían caído en la pobreza. Pero no ha habido mejoras sustantivas en el núcleo duro de la pobreza. Hay indicadores que mostrarían que quienes hoy son pobres, en términos de brecha de pobreza, son más pobres que hace dos años atrás. La pobreza de 2015, e incluso la de 2016, era menos profunda que la de hoy. La distancia entre el ingreso de los pobres y la línea de la pobreza era menor, y por lo tanto la posibilidad de salir de la pobreza, era mayor.

Por otra parte, la inflación se reactivó en el primer trimestre de 2018, con lo cual los salarios siguen siendo ‘viejos’, y la gente siente que no le alcanza.

P: ¿Como influyen los aumentos de tarifas?

R: Es otro de los factores por los que la gente no percibe la baja. Los gastos en vestimenta, vivienda, salud o educación han tenido que ser recortados para atender los aumentos de tarifas públicas. Solo un cuarto de los pobres tiene tarifa social y aun con tarifa social, los precios aumentaron. El cambio de precios relativos de los servicios, produce un cambio en la estructura presupuestaria de los hogares pobres, que no está registrado en los indicadores de pobreza.

P: La metodología aplicada desde 2016 por el Indec, generó de entrada un registro de pobreza muy alto ¿es correcto el cambio?

R: No se puede omitir el proceso histórico. El método anterior tenía como estructura presupuestaria los consumos de los hogares del año 1985. El problema en Argentina es que las actualizaciones tardan tantos años y el efecto de la inflación es tan grande, que un pequeño cambio provoca un efecto grosero en los resultados. La actualización que hizo el Indec en 2016, estaba prevista para 2004/2005, y el gobierno de turno decidió no hacerla porque iba a generar ese efecto: una suba de la pobreza. Unos dirán que la actualización metodológica era necesaria e inevitable. Otros señalarán la viveza criolla, de una nueva medición que elevó la pobreza hasta el 32% en el peor momento económico de los últimos diez años, dejando todas las posibilidades a la baja.

P: Actualizando la canasta a precios de 2016 y utilizando la metodología anterior ¿el dato de pobreza sería más bajo?

R: Probablemente. Pero al mismo tiempo, la metodología anterior también hubiera reflejado la baja entre 2016 y 2017. Podemos imaginar que el dato hubiera pasado del 23% al 19%.

P: ¿Es acertada la estrategia del gobierno en materia de pobreza?

R: Sea el 20% o el 25%, hay una parte importante de la población que concentra carencias estructurales. Esa porción de la población no carece de protección o cobertura de parte del Estado, sino que está excluida porque no tiene un empleo satisfactorio, o porque no tiene suficiente cantidad de perceptores de ingreso. La proyección del gobierno es que a este grupo poblacional no se lo logrará incluir ahora, pero si se crece diez años al 3%, y al mismo tiempo se capacita a esta generación y a la subsiguiente, va a haber suficiente empleo para estas personas en el futuro, atado a la llegada de inversiones a gran escala. Yo creo que hay un error de diagnóstico. A mi entender, por mucho que la gente esté capacitada, difícilmente sea absorbida por el empleo que genere esa catarata de inversiones.

P: ¿Qué debe suceder para reducir drásticamente la pobreza?

R: Para que esa porción de la población pueda salir de la economía de subsistencia en la que está inmersa, se necesitan reformas mucho más radicales. En materia fiscal y tributaria. Un Impuesto a las Ganancias verdaderamente progresivo, que sin ser leonino, avance de verdad sobre las grandes empresas y los sectores de altos ingresos. También en materia de transferencias, no de ingresos vía programas sociales, sino de capacidades productivas. Generación de mercados, capacidad de consumo, de inversión en tecnología, de acopio y distribución de bienes y servicios, de vinculación entre el mercado formal e informal. Ello requiere de políticas activas de parte del Estado, sobre un segmento que no es reconocido como tal por la economía formal, y es la economía social. Hoy por hoy, esa economía informal funciona con muy baja productividad, con muy bajos salarios, y con altos niveles de explotación laboral. Serían necesarias normas especiales, subsidios especiales, programas de promoción para el desarrollo productivo y la micro empresa familiar. Para lograrlo, lo que haría falta hoy no es más mercado externo, sino más mercado interno.

Agustín Salvia es licenciado en Sociología, máster en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Nacional Autónoma de México) y doctor en Ciencias Sociales (Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México).Es profesor universitario en la UBA, la Universidad Nacional de San Martín, la Universidad Nacional de 3 de Febrero y en Flacso Argentina.Es investigador del Conicet y la UBA, y es director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

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