Pobreza y narcotráfico, las inquietudes que los obispos le llevaron a Macri

Pobreza y narcotráfico, las inquietudes que los obispos le llevaron a Macri

La conducción del Episcopado visitó por primera vez al Presidente en la Casa Rosada; en un diálogo cordial, le entregaron documentos sobre los principales problemas sociales que preocupan en el país

El presidente Mauricio Macri recibió ayer en la Casa Rosada al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, y a la conducción de la Iglesia, con quienes coincidió en priorizar como políticas de Estado la lucha contra la pobreza, el combate al narcotráfico y la integración nacional, así como con todos los países del mundo, especialmente los de América Latina.

El encuentro transcurrió entre las 11.15 y las 11.40 en sintonía, armonía y cordialidad. No se habló de la decisión del papa Francisco de no llamar al primer mandatario para felicitarlo por su triunfo electoral, del 22 de noviembre, ni por su asunción, hace ocho días. Pero sí comentaron que ayer el Papa cumplía 79 años.

Según pudo saber LA NACION, surgió allí una curiosidad: también ayer era el cumpleaños, aunque un año más, de otro de los presentes: el secretario de Culto, Santiago de Estrada, de relación entrañable con el ex cardenal Jorge Bergoglio.

Luego del encuentro, Macri llamó al papa Francisco y, en una charla "cordial", lo felicitó "en nombre del pueblo argentino por su cumpleaños" (ver aparte). Pero los obispos se enteraron de ello horas después de abandonar la Casa Rosada y por los medios de prensa. El Presidente no les había adelantado nada.

Así fue como Macri tuvo un gesto bíblico para la Iglesia: el séptimo día de su gobierno lo dedicó casi enteramente a Dios.

Las autoridades del Episcopado le entregaron copia de los principales documentos emitidos por la Iglesia sobre narcotráfico, crimen organizado, desempleo y pobreza.

Arancedo, también arzobispo de Santa Fe, estuvo acompañado por el arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero del Episcopado, cardenal Mario Poli; el arzobispo de Salta y vicepresidente segundo, Mario Cargnello, y el obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal, Carlos Malfa.

Por el Gobierno estuvieron, además de Macri y de Estrada, el jefe del Gabinete, Marcos Peña; su secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y el subsecretario de Culto, Alfredo Abriani.

El motivo original del encuentro fue el saludo formal de los obispos a Macri por el inicio de su gestión y por la llegada de la Navidad y el Año Nuevo. Pero aprovecharon para dejarle el documento "Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad", de noviembre de 2008.

Repasaron, así, su contenido: una propuesta de celebrar el Bicentenario hasta 2016, de ocuparse de la pobreza, la exclusión, la amistad social, los liderazgos positivos, y de la concepción de un Estado transparente, según confió a LA NACION un miembro del Episcopado.

"En ese momento surgió la necesidad de la integración de la Argentina con América Latina y con el resto del mundo, con fuerte importancia de la integración con los países de la Alianza del Pacífico", explicó un vocero eclesiástico, en referencia a ese pronunciamiento.

También le dejaron a Macri dos documentos acerca del narcotráfico: uno de 2013, sobre el impacto negativo de las drogas en la sociedad, y otro de noviembre de este año, titulado "No al narcotráfico, sí a la vida plena", en el que se presenta el fenómeno como materia de la nueva agenda política, vinculado a la corrupción y a la crisis en las fuerzas de seguridad.

Macri subrayó sus coincidencias: los tres ejes de su propuesta de gobierno son pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y unión nacional. Pero no hubo espacio para los detalles sobre las políticas para conseguir esos objetivos.

Según un comunicado de la Presidencia, el jefe del Estado "les agradeció el gesto de transmitirle personalmente el saludo de la Iglesia y les manifestó la necesidad de recuperar la confianza entre los argentinos y del país con el mundo".

"Coincidimos en la prioridad de ocuparnos de la pobreza y del narcotráfico como políticas de Estado", subrayó uno de los participantes.

No surgieron asuntos recurrentes de la agenda Estado-Iglesia, como aborto, dialogo económico y social, matrimonio igualitario o políticas de educación. "Fue abrir una puerta para comenzar un diálogo fluido", señalaron en la Iglesia.

Tampoco hubo referencias a una posible visita del Papa a la Argentina ni al hecho de que Francisco no hubiera llamado para felicitar a Macri por su triunfo electoral.

Los obispos le regalaron a Macri un tríptico con la imagen del Señor de los Milagros, que incluía una oración por la patria y la oración por la paz, de San Francisco de Asís.

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