La Pascua nuestra de cada día

La Pascua nuestra de cada día

Esta semana tiene un significado especial para todos los cristianos ya que recordamos la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Cada uno participa a su manera de las distintas celebraciones a lo largo de esta Semana Santa que culmina el Domingo de Pascua cuando celebremos la “Pascua”, el “Paso” de la muerte a la vida. 

Como símbolo de esta resurrección y fruto de la tradición, nos regalamos huevos de pascua, cuyo origen se remonta al huevo que participa en los ritos del Séder pascual, que simboliza el corazón duro del Faraón que no dejaba salir al pueblo hebreo. Posteriormente, los cristianos hicieron propio ese símbolo y lo tomaron como la salida de la nueva vida, la resurrección. 

Nuestros hermanos mayores en la Fe, los judíos, celebran el Pésaj o Pascua Judía, mucho más antigua que la cristiana, que da origen a la Pascua cristiana y con otro significado: Pésaj significa "pasar" o "saltar", porque se conmemora la liberación del pueblo hebreo hace 3300 años, cuando eran sometidos a la esclavitud por los egipcios. Dura ocho días y se conmemora la salida de los judíos de Egipto, donde los mantenían esclavos y de donde huyen hacia el desierto para formar un pueblo libre. Dos tradiciones en apariencias absolutamente diferentes pero con similitudes que nos recuerdan nuestros caminos compartidos: Se cree que la Última Cena fue un tradicional Séder pascual y que la hostia usada en la misa católica tiene su origen material en el pan ácimo… 

Tanto la Pascua como el Pésaj nos invitan a reflexionar profundamente a cada uno de nosotros acerca del lo que significa el tránsito de la muerte hacia la Vida y el peregrinar desde la esclavitud hacia la libertad en un sentido que trascienda lo meramente material y físico. Diariamente somos presos de nuestras propias esclavitudes que no nos permiten ser libres para disfrutar de la Vida; diariamente el peso de las cruces que cargamos sobre nuestras espaldas nos hace olvidar el sentido trascendental al que estamos llamados, sin importar que religión profesemos. Aprovechemos esta Semana para iniciar un nuevo camino.

Será hasta la semana que viene, Dios mediante, y me despido con las palabras que decía Jesús de Nazaret: “Como quieren que sean los hombres con ustedes, así sean ustedes también con ellos”. ¡Feliz Pascua! 

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