En Pascua, Francisco condenó la "violencia ciega" del terrorismo

En Pascua, Francisco condenó la

En su cuarto mensaje pascual, el Papa recordó a las víctimas de Bélgica y pidió por el diálogo de paz en Siria; también llamó a la paz en otros lugares calientes del planeta, entre los que mencionó a Venezuela

Por Elisabetta Piqué

ROMA.- En un mundo aún desconcertado por el horror de Bruselas y en un Vaticano blindado como nunca por temor a atentados, en su tradicional mensaje pascual, el Papa volvió a hacer ayer un fuerte llamado a la paz y deploró el terrorismo, "esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo".

"Dios ha vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor", clamó el Papa en un mensaje en el que hizo un repaso por todos los puntos calientes del planeta.

Como si fuera un recordatorio de lo urgente de su llamado, apenas horas después del mensaje, el mundo volvió a ser testigo de otro atentado terrorista, esta vez contra cristianos que celebraban la Pascua en Lahore, Paquistán (ver aparte).

Como de costumbre, Francisco habló desde el balcón central de la Basílica de San Pedro al mediodía, después de haber celebrado la Misa de la Resurrección en una Plaza San Pedro colmada de fieles de todo el mundo. Entre ellos, los ex reyes de Bélgica Alberto II y Paola, que saludó especialmente después de la ceremonia. En una jornada de sol primaveral, también saludó a la multitud, que lo aclamó al grito de "¡Viva el Papa!", cuando recorrió en papamóvil la plaza e incluso la Via della Conciliazione.

"Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!", arrancó Francisco. "Ante las vorágines espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación -continuó-. Sólo Dios puede llenar con su amor este vacío y hacer que no nos hundamos."

En su cuarto mensaje pascual, el Papa lamentó la situación de inmenso sufrimiento que se da hoy. "El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles", reconoció, al evocar especialmente 18 realidades conflictivas del planeta.

Pidió por Siria, "un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil". Y alentó las negociaciones de paz de un conflicto que cumplió recientemente cinco años y que produjo miles de muertos y desplazados.

"Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción de una sociedad fraterna", dijo.

Se refirió después a la explosiva zona de Medio Oriente, especialmente Irak, Yemen y Libia y al conflicto palestino-israelí, para el cual llamó a "trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras".

Luego de alentar a una solución definitiva para la guerra en Ucrania, expresó su cercanía a las víctimas del terrorismo, "esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil".

Antes de mencionar por primera vez en este tipo de mensaje a Venezuela, recordó también a los países de África lacerados por tensiones políticas y sociales, como Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

Llamó a promover en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, "lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos", y volvió a señalar el drama de los 50 millones de desplazados que hay en este momento en el mundo. "Estos hermanos y hermanas nuestros encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podría ofrecerles hospitalidad y ayuda", clamó. El Jueves Santo, en otro mensaje fuerte a los políticos en una Europa que les cierra las fronteras a los migrantes, Francisco les lavó los pies a refugiados de un centro de acogida.

Como no podía ser de otra manera luego de su encíclica Laudato si', sobre el cuidado de nuestra casa común, deploró el maltrato y la "ávida" explotación de la Tierra y se refirió especialmente a las zonas afectadas por los efectos del cambio climático, y también pidió por los cristianos perseguidos, los ancianos y los jóvenes.

Después de impartir la bendición urbi et orbi, agradeció a la multitud su presencia, volvió a desear felices Pascuas y se despidió con su clásico: "No se olviden de rezar por mí, buen almuerzo pascual y ¡arrivederci!".

Venezuela preocupa al Papa

"Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos"

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