El Papa visita Morelia, para 'hacer lío' con los jóvenes y condenar el narcotráfico

"Que rece por la juventud, que es el futuro y que podamos ser una juventud prometedora"

Este martes el papa Francisco verá el rostro del México joven al que ha aludido en sus primeros discursos al llegar al país y que a menudo es el de adolescentes convertidos en carne de cañón de los cárteles del crimen organizado.

Unos 660 niños y 90.000 jóvenes mexicanos se encontrarán con el pontífice en Morelia, capital del occidental estado mexicano de Michoacán, en sendos encuentros programados en la Catedral Metropolitana y el Estadio Morelos.

De todo el país han llegado jóvenes para el encuentro con Francisco, en el que 40.000 estarán dentro del estadio y otros 50.000 lo observarán desde las pantallas que serán desplegadas en el estacionamiento del mismo.

Carlos y Marlene viven en Morelia pero no pudieron conseguir boletos para estar dentro del estadio. Han esperado casi 24 horas en la puerta de entrada pues "aunque sea en el estacionamiento" su único deseo es verlo, pues no saben cuándo tendrán una nueva oportunidad para ello.

"Es un mensajero de paz y aparte creemos que es el vicario de Jesús en la tierra, y es una emoción muy grande que venga a Morelia", dice a EFE Marlene, con el cabello ya un poco despeinado por la espera a la intemperie.

"Creemos firmemente que con su mensaje que viene a dar a Michoacán, a México, puede hacer (una) gran diferencia", agrega Carlos.

Al lado suyo y con las mochilas dispuestas en el suelo para esperar la llegada del pontífice, un grupo de 16 jóvenes deja sentir su energía con bromas y porras.

Llegaron de Indaparapeo, también en Michoacán, un pequeño poblado a 25 kilómetros de Morelia. Raymundo Navarro de 23 años, es el coordinador del grupo y afirma que todos están nerviosos y ansiosos de ver a quien consideran "el mensajero de Dios".

Para él esta visita significa una semilla de cambio en un estado que ha sufrido violencia e inseguridad, y en donde es frecuente que no puedan salir a las calles "por el miedo"

"Nos sentimos con una responsabilidad que tenemos nosotros los jóvenes, porque hay jóvenes que están alejados de Dios y como que va a plantar una semilla para darnos ese ánimo que nos hace falta", agrega.

Un grupo de universitarios del estado de Aguascalientes viajaron a Morelia cargados con bolsas de dormir, libros y algo de comida. Unos esperaron afuera del estadio y otros cerca de la Catedral para poder ver al líder de la Iglesia Católica.

Entre ellos, Diego Heredia, de 23 años, lo verá por segunda vez después de la primera el año pasado en su natal Bolivia. Asegura que le emociona tenerlo cerca y le gustaría decirle que rece por la juventud.

"Que rece por todos nosotros, y sobre todo por la juventud, que es el futuro y que podamos ser una juventud prometedora", dice.

En la Catedral, 660 niños y niñas verán al papa Francisco y le entregarán cartas y dibujos hechos por ellos mismos en los que le expresan su agradecimiento y le piden "bendiciones" para Michoacán.

Los pequeños fueron elegidos por ser los mejores en sus colegios o por haber cumplido sus labores de catequesis en las iglesias. María del Sol Vallejo, de 11 años, vuelve a sonreír cuando recuerda cómo su madre le dio la noticia de que vería al santo padre.

"Hace mucho que quería ver al papa Francisco y cuando me dijeron que lo iba a ver me dio mucha emoción", afirma, y agrega que el dibujo que le entregará es un retrato del pontífice repartiendo bendiciones a Michoacán.

Ángel Chávez, de 11 años, afirma que hace un mes que supo que estaría con Francisco en la Catedral y se ha preparado con oración y asistiendo a misa. Lo que quiere es pedirle que rece para que él pueda ser sacerdote como lo ha deseado desde los seis años de edad.

"Que ore por todo Michoacán y por todo México para que sea aun mejor país, y que pida por mi vocación, que quiero ser sacerdote", dice el pequeño con timidez detrás de sus gafas.

Feudo del narcotráfico

La visita del pontífice a Morelia, capital del estado de Michoacán -el cual se ha convertido en un campo fértil para la producción y el contrabando de narcóticos_, llega en momentos en que busca dar consuelo a un país afligido por la violencia derivada de las drogas, al tiempo que envía un mensaje sobre su visión para el futuro de la Iglesia mexicana.

El año pasado Francisco hizo cardenal a Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, que al igual que el papa ha exhortado a los miembros de la jerarquía eclesiástica de México a que dejen de lado su vida cómoda y se conviertan en pastores con el "olor a oveja" de sus feligreses. Es una frase famosa del pontífice sobre la necesidad de los obispos de acompañar a su grey a través de los altibajos de la vida.

Desde que comenzó su viaje por el país el viernes por la noche, Francisco ha reprendido varias veces a los líderes de la Iglesia mexicana, muchos de los cuales se muestran renuentes a criticar a la élite de los ricos y poderosos con la que tienen vínculos cercanos.

En la Ciudad de México el sábado criticó a los que llamó clérigos chismosos, altivos y ensimismados por destacar en su carrera, y los exhortó a que apoyen a su grey y ofrezcan valor "profético" al enfrentar el narcotráfico. En un mensaje que dejó en un libro de visitas de un seminario, exhortó a los futuros sacerdotes a ser pastores de Dios en lugar de clérigos "del Estado".

La escala del papa en Morelia es una señal de que respalda completamente el programa pastoral de Suárez Inda y lo considera un modelo para que otros clérigos lo emulen.

En 2013, en la que ha sido tal vez la cúspide de la violencia en Michoacán, Suárez Inda encabezó a otros ocho obispos en la firma de una carta inusualmente dura en la que acusaban a las autoridades gubernamentales de "complicidad, forzada o voluntaria" con las bandas criminales. Exhortaban a los sacerdotes a que hicieran "cuanto esté a su alcance" para ayudar a la gente en un ambiente de secuestros, homicidios y extorsión, así como a emprender "acciones concretas a favor de la paz y la reconciliación".

Suárez Inda respalda de forma clara las ideas de Francisco acerca del papel del clero en el México contemporáneo, haciendo eco de la exhortación del papa de que "los pastores no deben ser burócratas y los obispos no debemos tener mentalidad ni actitud de príncipes".

El pontífice "sacude la conciencia del sacerdote para que no seamos sacerdotes mediocres, instalados, buscando simplemente una promoción social, sino que realmente vivamos con grande generosidad nuestra vocación al servicio de la gente", declaró Suárez Inda al período mexicano El Universal el mes pasado.

El arzobispo también formó parte de un grupo de clérigos de Michoacán y del vecino estado de Guerrero que prepararon un informe sobre la violencia del narcotráfico en México el año pasado que dijo dejó a Francisco "muy impactado, muy impresionado".

El pontífice podría esbozar más de su visión para la Iglesia durante una misa celebrada con clérigos, seminaristas y monjas en un estadio.

Pero el momento más destacado del día podría ocurrir en su último evento, una reunión con jóvenes mexicanos. Francisco suele improvisar cuando habla con gente joven, y es casi seguro que tocará el problema de las drogas.

 

Gran parte de Michoacán forma parte de una región llamada Tierra Caliente, conocida tanto por sus elevadas temperaturas como por las estrategias brutales de los delincuentes para controlar lucrativos territorios de producción y de contrabando de estupefacientes.

Para 2013, el cártel de los Caballeros Templarios, una organización pseudorreligiosa de corte evangélico, efectuaba tantos secuestros, extorsiones y ejercía un dominio tal sobre la escena política y económica del estado que los agricultores locales se alzaron en armas contra él. Pero la insurrección de las llamadas "autodefensas" trajo poca paz al estado, pues estos grupos comenzaron a pelear entre ellos al tiempo que surgían nuevas bandas delictivas y otras intentaban ingresar por la fuerza a Michoacán, una importante fuente de producción de metanfetaminas.

"Estoy emocionada por la llegada del papa, pero la realidad es que la gente está temerosa. Ahora se ve ambiente alegre y mucha policía, pero el día a día no es tan tranquilo. Ha crecido la delincuencia", dijo Yulisa Durán, una estudiante de enfermería de 18 años que estaba sentada con su novio en la plaza principal de Morelia.

"Vivía en un pueblito que era muy apacible", señaló, pero luego entraron los del cártel "y la gente está intranquila y se ven muertos o secuestros que nunca antes se habían visto".

Francisco denunció el lunes la explotación y la exclusión que sufrieron durante siglos losindígenas de México en el estado sureño de Chiapas, e indicó que el mundo puede aprender de sus tradiciones.

"Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones", les dijo el pontífice a los indígenas en la misa. "Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban".

Dijo que la gente debería hacer un examen de conciencia y pedir "perdón" por el trato a estos pueblos autóctonos.

En San Cristóbal de las Casas, Francisco celebró una misa en la que se incluyeronlecturas en lenguas mayas nativas. También quiso detenerse a orar ante la tumba del obispo Samuel Ruiz, que atendió a los más pobres de México y respaldó la controvertida práctica de mezclar su cultura indígena con los rituales católicos.

"Viene a reivindicar toda una lucha de los pueblos", dijo el reverendo Marcelino Pérez, sacerdote indígena que tradujo la homilía del papa a tzotzil durante la misa. (RD/Agencias)

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