El Papa: “La vida no es un videojuego o una telenovela”

El Papa: “La vida no es un videojuego o una telenovela”

Durante el Ángelus el Pontífice hace un llamamiento para abandonar nuestros egoísmos, nuestros cerrazones. “La puerta de la misericordia es estrecha, pero está entreabierta”. Después reza por la paz en Turquía “golpeada por un sanguinario atentado” e invoca a la Vírgen.

GIACOMO GALEAZZI - CIUDAD DEL VATICANO

Francisco reza por la “querida Turquía” que ayer fue de nuevo objetivo del terrorismo. 50 muertos y 94 heridos es el balance oficial del atentado que tuvo lugar durante una boda en Gaziantep, en la frontera con Siria. “Me ha llegado la triste noticia del atentado sanguinario que ha golpeado la querida Turquía. Recemos por las víctimas y los heridos y por el don de la paz a todos”, afirma el Papa durante el Ángelus, uniendo temas de geopolítica con temas de solicitud pastoral por la condición actual de la humanidad amenazada por las actitudes mundanas y los malos hábitos. “La vida no es un viedeojuego o una telenovela. El señor nos ofrece tantas ocasiones para salvarnos”. Después el llamamiento de Jorge Mario Bergoglio a salir de “nuestros egoísmos, de nuestros cerrazones”.  

Mientras los temas de la acogida de los refugiados y los conflictos en Oriente Medio monopolizan las agendas de los gobiernos occidentales y de los organismos inernacionales, en el Ángelus el Papa evidencia que “Dios no hace preferencias, su puerta está abierta a todos”. Y “la salvación que Dios nos regala es un flujo incesante de misercordia que derrumba cualquier barrera y abre sorprendentes perspectivas de luz y de paz”. La puerta de la salvación de Dios, añade el Pontífice comentando el Evangelio del domingo, “es una puerta estrecha no porque sea opresiva sino porque nos pide restringir y contener nuestro orgullo y nuestro miedo para abrirnos con corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón”. De hecho “la puerta de la misericordia es estrecha pero está entreabierta, está siempre de par en par para todos, Dios no hace preferencias sino que acoge siempre a todos, sin distinción”.  

Francisco explica a los fieles, como siempre numerosos, que acuden a escucharlo a la plaza de San Pedro que “nuestra vida no es un videojuego o una telenovela, nuestra vida es seria y el objetivo que tenemos que alcanzar es importante: la salvación eterna”. El Pontífice evoca las palabras de Jesús recogidas en el Evangelio de Lucas: “Esforzáos por entrar por la puerta estrecha porque muchos, yo os lo digo, intentarán entrar pero no lo conseguirán”. Después el Papa invoca a María: “Pidamos que nos ayude a tomar las ocasiones que el Señor nos ofrece para traspasar la puerta de la fe y entrar así en una vía ancha: la vía de la salvación capaz de acoger a todos los que se dejan envolver por el amor”. Por lo tanto “es el amor que salva, el amor que ya está en la tierra es fuente de felicidad de aquellos que, en la mansedumbre, la paciencia y la justicia, se olvidan de sí mismos y se entregan a los demás, especialmente a los más débiles”.  

 

Para terminar un saludo a un grupo de motoristas del Polesine. El Pontífice, como de costumbre y antes de pedir que recen por él y desear un buen almuerzo a los fieles, ha saludado a los grupos presentes en la plaza de San Pedro. A “los peregrinos romanos y aquellos provenientes de distintos países, en especial a los fieles de Kalisz (Polonia), Gondomar (Portugal) y a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano”. Por otra parte “la asociación Santísimo Redentor de Manfredonia, los motoristas del Polesine, y los fieles de Delianuova y de Verona que han llegado en peregrinaje a pie”. Y los jóvenes de Padulle, “llegados para hacer un servicio en el comedor de Cáritas de Roma”.  

Cada uno de los fieles vuelve a casa con un “recado” papal. “Os hago una propuesta –ha dicho Bergoglio--. Pensemos en silencio por un momento en las cosas que tengo detrás de mi y me impiden atraversar la puerta: mi orgullo, mi altivez, mis pecados, y ahora pensemos a la otra puerta, esa que está de par en par de la misericordia de Dios que nos espera en el otro lado para dar el perdón. Esta puerta es la ocasión”. Porque después a un cierto punto el patrón de casa se levanta y cierra la puerta. “Pero si Dios es bueno y nos ama ¿por qué cierra la puerta? Porque nuestra vida es seria y entrando por la puerta de la fe y del Evangelio podremos abandonar los comportamientos mundanos, las malas costumbres, los egoísmos y las cerrazones”.  

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