El Papa sobre América Latina: “¿En qué queda el apelativo de «continente de la esperanza»?”

El Papa sobre América Latina: “¿En qué queda el apelativo de «continente de la esperanza»?”

Bergoglio firma el prefacio del libro de Guzmán Carriquiry por el bicentenario de la Independencia: «¿Qué es lo que está pasando? ¿Volvemos a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?»

por SALVATORE CERNUZIO

 

«¿Qué es lo que está pasando en América Latina? ¿En qué queda el apelativo de “continente de la esperanza”? ¿Acaso nos resignamos a un pragmatismo de muy corto aliento en medio de la confusión? ¿Nos limitamos a maniobras de cabotaje sin rumbos ciertos? ¿Volvemos a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?». 

 

Francisco toca las cuestiones más dolorosas de la tierra de la que él mismo proviene en el prefacio para el libro «Memoria, coraje y esperanza. A la luz del Bicentenario de la Independencia de América Latina» (Editorial Nuevo Inicio) escrito por Guzmán Carriquiry Lecour, secretario encargado de la vicepresidencia de la Comisión Pontificia para América Latina, en ocasión de las celebraciones por los 200 años de Independencia. 

 

Se trata de la segunda edición de este «buen libro», como lo define el Papa: la primera fue publicada en 2011 y llevaba el prólogo de Jorge Mario Bergoglio, que entonces era el cardenal arzobispo de Buenos Aires. «Ahora —escribe el Pontífice— presento esta nueva edición como el Papa Francisco, obispo de Roma, venido de las vísceras de la fe, de la historia y de la vida de los pueblos latinoamericanos». 

 

La ocasión es el bicentenario que sigue «teniendo vigor y resonancia», afirma Francisco, especialmente teniendo en cuenta el «incierto camino de la independencia de nuestros países», con sus progresos y sus retrocesos, siempre amenazado por diferentes «tipos de colonialismo». Un camino que todavía no ha concluido. 

 

El Papa excava a fondo, recordando que la gesta patriótica de la emancipación americana, así como los orígenes de América Latina, las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en el marco de una epopeya misionera y de un mestizaje lacerado, son algunos de los ejemplos con los que se forjó «nuestra patria grande latinoamericana». 

 

Por ello Francisco anima a América Latina a «perseguir grandes objetivos», tras el bicentenario de su independencia. «Urge poder definir y perseguir grandes objetivos nacionales y latinoamericanos, con fuertes consensos y movilizaciones populares, más allá de las ambiciones e intereses mundanos, y lejos de maniqueísmos y exasperaciones, de aventuras peligrosas y explosiones incontrolables», señaló el Pontífice. 

 

Y añadió: «Más que acomodarnos en la indiferencia y la insignificancia, somos desafiados a elevar utopías de auténtica libertad y liberación integrales, apoyadas por renovadas 'gestas patrióticas' (como concluye bien este libro)». 

 

En su texto, titulado «Hacia horizontes más vastos», el Papa recordó que hace seis años, cuando se presentó la primera edición de este volumen, también prologado por él, «América Latina estaba concluyendo un ciclo de fuerte crecimiento económico en condiciones internacionales favorables». Sin embargo, Francisco aseguró que «una gran oleada de depresión provocada por la crisis económica mundial, unida a cadenas de corrupción y violencia, ha marcado una transición hasta el momento actual». 

 

Un contexto en el que, consideró, «América Latina parece vivir en la angustia y la incertidumbre, con estructuras políticas mermadas, con un nuevo incremento de la pobreza y con una profundización de los abismos de la exclusión social para muchos». 

«¿Qué está sucediendo en América Latina? ¿Qué queda del apelativo de “continente de la esperanza”? ¿Quizá nos hemos resignado a un pragmatismo de muy poca envergadura en medio de la confusión? ¿Nos limitamos a operaciones de cabotaje sin rutas seguras? ¿Hemos vuelto a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?», cuestionó duramente. 

 

En su opinión, «el Bicentenario de la Independencia es una buena ocasión para alzar el vuelo y mirar hacia horizontes más vastos». Y por esta misma razón, indicó, «hay una necesidad de debates serios y apasionados sobre nuestro pasado, presente y futuro». 

 

«Debemos desarrollar y debatir —recomendó el obispo de Roma— proyectos históricos que miren con realismo a una esperanza de vida más digna para las personas, las familias y los pueblos latinoamericanos». Y concluyó recordando que conmemorar el bicentenario «o sirve para recoger la herencia interpelante y las cuestiones no resueltas que nos ha dejado la independencia […] o no sirve para nada». 

 

«Solo sería —advirtió Francisco— un nuevo motivo de distracción y de manipulación folclórica. No desaprovechemos los grandes eventos de nuestra historia». 

Comentá la nota