El Papa a presas argentinas: “La cárcel no puede ser reducida a un castigo”

El Papa a presas argentinas: “La cárcel no puede ser reducida a un castigo”

Francisco escribe una carta a un grupo de presidiarias recluidas en el Centro Federal de Detención de Ezeiza y advierte: “Ningún conflicto se resuelve aislando, apartando, descartando personas”

“Ustedes están privadas de su libertad, no de su dignidad ni de su esperanza”. Son palabras reservadas por el Papa a un grupo de presidiarias argentinas. Ellas, recluidas en la Unidad 31 del Centro Federal de Detención para Mujeres de Ezeiza, le habían escrito cartas contándole sus historias, sus angustias y sus problemas. Francisco decidió responderles, y advirtió que la cárcel no puede ser reducida a un mero castigo, porque “la sociedad tiene la obligación de procurar la reinserción, no el descarte”.

PUBLICIDAD

 

Per articoli di qualità e senza pubblicità, unisciti a noi

La misiva está fechada el 3 de febrero último. Redactada en papel membretado con el escudo papal, lleva al calce el inconfundible autógrafo del Pontífice en letras pequeñitas. El Vatican Insider tuvo acceso al documento, dirigido justamente a la Unidad 31 y con el encabezado “Queridas hermanas”.

 

La carta de Francisco

 

Ante todo, Jorge Mario Bergoglio agradeció “de corazón” las cartas que le enviaron las detenidas en diciembre, en las cuales -siguió- manifiestan tanto esperanza como dolores, temores e interrogantes. Agregó sus gracias, también, a las maestras de un taller de fibrofácil, una técnica artesanal que sirve a las reclusas para el presente y el futuro.

 

“Jesús nos invita a dejar la lógica simplista de dividir entre buenos y malos para ingresar en otra dinámica, capaz de asumir la fragilidad, nuestros límites y pecados, y así poder salir adelante. Y podemos hacerlo porque la misericordia del señor nos abraza a todos”, escribió el Papa.

 

Y siguió: “Muchas de ustedes son madres y, en sus cartas, piden por sus hijos. Saben lo que es gestar la vida. Hoy tienen el desafío de gestar el futuro y tienen la capacidad de hacerlo, aún cuando deban luchar contra tantos determinismos. No se dejen cosificar, no son un número, son personas que gestan esperanza porque quieren parir esperanza. Ustedes están privadas de su libertad, no de su dignidad ni de su esperanza”.

 

Precisó que ningún conflicto se resuelve aislando, apartando o descartando personas; también constató que, muchas veces, se pierde de vista lo que debe estar en el centro de las preocupaciones con respecto a los presos: sus vidas, las de sus familias y las de aquellos que también han sufrido a causa del círculo de la violencia.

 

“La cárcel no puede ser reducida a un castigo, la sociedad tiene la obligación de procurar su reinserción, no su descarte. La reinserción comienza creando un sistema que podríamos llamar de salud social, es decir, una sociedad que procure que no se enfermen las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo ámbito de la vida en común. Y, sobre todo, una sociedad sin excluidos ni marginados”, continuó.

 

El líder católico se despidió invocando que el señor bendiga a las presas, que la Virgen María las proteja a ellas, a sus hijos y a sus familiares. “Rezo por ustedes. Les ruego que recen por mi”, abundó.

 

Las cartas de las reclusas llegaron hasta Roma gracias al jurista argentino Roberto Carlés, también secretario de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología. Él viajó al Vaticano en diciembre para participar en una audiencia del pontífice con una comitiva de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte. Francisco recibió los mensajes, prometiendo prestarles atención. Y lo hizo, queriendo responder en primera persona. 

 

“La situación de las presas (en Argentina) ha empeorado mucho en los últimos años como consecuencia del crecimiento de la población carcelaria a causa de la lucha contra el narcotráfico (en el país), que se está cortando por lo más fino, como siempre”, explicó Carlés en declaraciones a este sitio web.

 

Con esas palabras se refirió, indirectamente, a las consecuencias de la política de seguridad del gobierno encabezado por el presidente Mauricio Macri y la secretaria del sector, Patricia Bullrich, quienes han promovido la “mano dura”, provocando -como indica el abogado- que los detenidos y las detenidas sean el último eslabón de la red mafiosa que comercializa la droga. 

 

“El Papa recibió esas cartas en diciembre y ahora ofrece una respuesta, que se debe enmarcar en el resto de sus intervenciones sobre el tema penal”, precisó Carlés.

 

“Esta carta es otro llamamiento que hace Francisco a no utilizar la cárcel como un lugar de descarte, en el que se pone lo que le molesta a la sociedad y trabajar para brindar más oportunidades a quienes están en situaciones vulnerables, antes que caigan en la cárcel y ayudar a reincorporarlos a la sociedad una vez que están ahí”, apuntó. 

Comentá la nota