El Papa: me preocupan más los demonios educados que los demonios de exorcista

El Papa: me preocupan más los demonios educados que los demonios de exorcista

Durante la Misa en Santa Marta advirtió sobre los diablos que sin hacer «ruido» conducen por la vía de la «mediocridad» y de la «mundanidad». «Cada uno de nosotros está en lucha», aunque lo ignoremos

«Cuando me dicen: “Necesitamos un exorcista porque una persona ha sido poseída por el diablo”, no me preocupo tanto como cuando veo a esta gente que le ha abierto la puerta a los demonios educados, a los que persuaden desde dentro que no son tan enemigos». En la misa matutina de hoy, 12 de octubre de 2018, en la Casa Santa Marta, Francisco dijo que cuando el diablo no puede destruir a una persona mediante los vicios, o a un pueblo con las guerras y las persecuciones, se inventa otras estrategias: se trata de los demonios que «no hacen ruido, se hacen amigos, te persuaden»; «viven en casa sin pagar la renta» y, al final, «te llevan hacia la vía de la mediocridad, te vuelven un “tibio” por el camino de la mundanidad». Por ello invitó a reaccionar con «atención y calma», pues «cada uno de nosotros está en lucha», aunque no nos demos cuenta, «pero estamos en lucha». 

 

«El demonio, cuando posee el corazón de una persona, permanece allí, como en su casa, y no quiere salir», dijo el Papa, según indicó Vatican News, revelando, entre otras cosas que cuando Jesús expulsa a los demonios, estos tratan de arruinar a la persona, de hacer daño «incluso físicamente». La lucha contra el demonio, dijo Jorge Mario Bergoglio, «se lleva a cabo dentro de nosotros. Cada uno de nosotros está en lucha». 

 

«La esencia del demonio es destruir», dijo el Papa, «destruir la obra de Dios», y, cuando «no puede destruir» cara a cara, porque frente hay una fuerza de Dios que defiende a la persona, entonces, como es «más listo que un zorro», busca la manera para volver a poseer a esa persona. 

 

También cuando habla, prosiguió Francisco, se presenta educadamente, diciendo «he salido», cuando en realidad fue expulsado. Cuando el diablo no puede destruir a una persona a través de los vicios, o a un pueblo con las guerras y persecuciones, se inventa otra estrategia, «la estrategia que usa con todos nosotros»: «Nosotros somos cristianos, católicos, vamos a misa, rezamos… Parece todo en orden. Sí, tenemos nuestros defectos, nuestros pecaditos, pero parece todo en orden. Y él se hace “el educado”: va, ve y busca un buen grupo, toca la puerta: “Permiso, ¿puedo entrar?”. Toca el timbre. Y estos demonios educados son peores que los primeros, porque tú no te das cuenta de que los tienen en casa. Y este es el espíritu mundano, el espíritu del mundo. El demonio o destruye directamente con los vicios, con las guerras, con las injusticias, directamente, o destruye educadamente, diplomáticamente, en esta manera que dice Jesús. No hace ruido, se hace amigos, te persuade (“No, pero qué, no hace tanto, no, pero… hasta aquí está bien”), y te lleva por el camino de las mediocridades, te vuelve un tibio por el camino de la mundanidad». 

 

El Papa advirtió sobre esta «mediocridad espiritual» e invitó a no caer «en este espíritu del mundo», que «nos corrompe desde dentro. Tengo más miedo de estos demonios que de los primeros. Cuando me dicen: “Necesitamos un exorcista porque una persona ha sido poseída por el diablo”, no me preocupo tanto como cuando veo a esta gente que ha abierto la puerta a los demonios educados, a los que —explicó el Papa— convencen desde dentro de que no son tan enemigos». 

 

Francisco insistió: «muchas veces me pregunto: ¿qué es peor en la vida de una persona? ¿Un pecado claro o vivir en el espíritu del mundo, de la mundanidad? ¿Que el demonio te arroje un pecado —o no solo uno: veinte, treinta pecados, pero claros, que tú te avergüenzas—, o que el demonio esté en la mesa contigo y viva, habite contigo y todo sea normal, pero ahí te da las insinuaciones y te posee con el espíritu de la mundanidad?». 

 

La conclusión del Papa fue que hay que tener, frente a los demonios educados «atención y calma»: «Ante estos demonios educados que quieren entrar por la puerta de la casa como invitados a una boda, digamos: “atención y calma”. Atención: este es el mensaje de Jesús, la vigilancia cristiana. ¿Qué sucede en mi corazón? ¿Por qué soy tan mediocre? ¿Por qué soy tan tibio? ¿Cuántos “educados” viven en casa sin pagar renta?”». 

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