El Papa, preocupado por la "gravedad" de la crisis venezolana

El Papa, preocupado por la

Francisco envió una misiva a Maduro sobre el momento que atraviesa el país; en el Día del Trabajador, el presidente anunció aumentos salariales y denunció complots en su contra

Por Daniel Lozano

CARACAS.- Venezuela celebró ayer el Día del Trabajador en el peor momento para los trabajadores, pese a que horas antes Nicolás Maduro decretó un nuevo aumento del 30% en el salario mínimo. El presidente denunció atentados en su contra, narró la detención de diez francotiradores con "intenciones insospechadas", exhortó a sus seguidores a que se declaren en huelga general indefinida si pierde el poder "por una vía o por otra" y adelantó la campaña del miedo y la operación "morrocoy" (tortuga), con las que pretende combatir el revocatorio que puso en marcha la oposición.

Fue una escenificación muy revolucionaria llena de arengas y acusaciones. Y también de silencios: Maduro olvidó la carta que le dirigió el papa Francisco, en la que le advirtió sobre la "gravedad" de la cuestión venezolana.

El Santo Padre no yerra en su diagnóstico, ayudado por su mano derecha, Pietro Parolin, que fue nuncio apostólico y hombre clave en Caracas. De hecho, el proceso revocatorio no se hubiera iniciado sin la decidida mediación de Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela.

La convocatoria de una gran marcha opositora en medio de un aluvión de protestas, la insistencia de un grupo poderoso de militares, la presión de países amigos y la opinión a favor de Ernesto Samper, secretario general de la Unasur, se confabularon para que la revolución aceptara, a la fuerza, la puesta en marcha del revocatorio. Pero ninguno influyó tanto como el embajador del Papa en Caracas, según pudo saber LA NACION en fuentes oficialistas.

El Papa sabe, y lo que sabe es estremecedor. Venezuela es un enfermo tan debilitado que sólo puede sobrevivir en terapia intensiva. El desmoronamiento económico se volvió a constatar con la suba del salario mínimo decretada por Maduro "haciendo de tripas corazón, porque el petróleo, pese a haberse recuperado un poco, se mantiene muy bajo", destacó ayer durante su discurso a los trabajadores chavistas.

Empleados públicos y militares percibirán como mínimo 15.501 bolívares como sueldo base y un bono alimentario de 18.585, un bocado muy ligero para la voraz inflación (700% para 2016 según el FMI) que devora el bolsillo de los ciudadanos. Con el nuevo aumento se necesitan más de cuatro salarios mínimos para comprar la canasta básica familiar. Otro ejemplo: desayunar una arepa, un jugo y un café superaría el salario diario de un empleado.

"El chavismo ha aumentado en más de 30 oportunidades el salario mínimo y hoy los ciudadanos compran menos que en 1998", resumió Henkel García, director de Econométrica.

La mayor inflación del planeta en una de las peores economías del mundo, horadada por el modelo chavista de control de cambios y de precios, expropiaciones y sistema planificado. El desplome de los precios del petróleo profundizó la recesión: 2014 cerró con una caída de 4,4% en el PBI y 2015 fue aún peor, con -5,7 puntos. Para 2016 las previsiones apuntan que el decrecimiento estará en torno al 8%.

Cifras macroeconómicas que van más allá de las estadísticas y que se comprueban día a día en la calle: la escasez de alimentos y sus precios disparatados provocan tantas colas como desesperación. Al igual que la falta de medicinas y de insumos hospitalarios, que ha llevado a la Asamblea Nacional a demandar ayuda internacional ante lo que consideran una crisis humanitaria.

Y más: los apagones y los cortes en el servicio de agua son tan constantes que han aumentado las protestas callejeras en los últimos días, en un país que ya sufrió más de mil protestas y 64 saqueos en los tres primeros meses del año.

"¡Camaradas! Lloviendo en el Guri ya tenemos 50 minutos de lluvia. Las lluvias se acercan y con ellas la victoria. ¡Dios con nosotros!", clamó anteayer el ministro de Energía Eléctrica, el militar Luis Motta Domínguez, tras una noche pasada por agua. El racionamiento eléctrico que afecta a casi todo el país, con la excepción de Caracas, preocupa sobremanera a los mandos de la revolución, temerosos ante la "arrechera" (enfado) que han provocado.

La crisis económica se superpone a la social, con un país que se siente dentro de un túnel del tiempo que lo fue conduciendo hasta el siglo pasado. El Período Especial ya no es cubano; se ha instalado en Venezuela para quedarse un buen tiempo. Y con una gran diferencia: la violencia. Las estadísticas confirman que el país caribeño es el más violento del planeta, con 25.000 homicidios en 2015, según el Observatorio Venezolano de la Violencia. Sólo en el Gran Caracas han caído asesinados 48 agentes del orden. Aún peor: el año pasado se habrían producido 1396 ejecuciones extrajudiciales, según las investigaciones de la prestigiosa ONG Cofavic.

"La seriedad de la situación" obligó a la intervención diplomática del Vaticano, pero la tensión política se mantiene por todo lo alto, tras el éxito obtenido por la oposición al recabar dos millones y medio de firmas para el revocatorio presidencial, según el último recuento.

"Estoy preparado, mi destino está en manos del pueblo. El pueblo no me dejará solo", aseguró el "hijo de Chávez", que pese a la confianza que dice tener en sus votantes no se fía.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) presentará hoy su aluvión de firmas en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Pero se van a topar con la nueva trampa dispuesta por el ente. "Se debe cumplir el lapso de 30 días fijados para la recolección del 1% de manifestación de voluntad para pasar a la fase de constatación", aseguró ayer por sorpresa la rectora Tania D'Amelio, pese a que la oposición sólo necesitó dos días. La meta oficialista es retrasar al máximo el revocatorio para que no haya este año nuevos comicios presidenciales.

Francisco

"El Papa escribió una carta personal al presidente Maduro en referencia a la situación del país... La gravedad de la situación aparece claramente en la reciente declaración de los obispos del 27 de abril", dijo anteayer el vocero vaticano, Federico Lombardi

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