El Papa pide detener las causas de usura, como el juego de azar

El Papa pide detener las causas de usura, como el juego de azar

El llamado de las instituciones en la Audiencia a la Consulta Antiusura. «La usura mata». Los responsables de las bancas deben «vigilar sobre la cualidad ética de las actividades de los institutos de crédito»

La usura «humilla y mata». Es un mal «antiguo y, desgraciadamente, todavía oculto, como una serpiente que estrangula a las víctimas». Es la denuncia que hizo el Papa Francisco durante la Audiencia de hoy, 3 de febrero de 2017, por la mañana a los miembros de la Consulta Nacional Antiusura. El Pontífice aprovechó la ocasión para exhortar a las «instituciones públicas» a desanimar «instrumentos que, directa o indirectamente, son causa de usura, como el juego de azar». 

  

En la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Obispo de Roma se dijo feliz de «compartir con ustedes este momento de reflexión sobre una plaga desgraciadamente difundida y todavía muy oculta: la usura». 

  

El Papa aseguró que sigue «con particular atención su camino de lucha contra la usura, que se vuelve cada vez más cualificado y concreto con la experiencia y con la constitución de nuevas Fundaciones distribuidas por todo el territorio nacional a través de cientos de Centros de escucha: son presidios, escuelas de humanidad y educación para la legalidad, fruto de una sensibilidad que encuentra su inspiración iluminadora en la Palabra de Dios y que opera silenciosa y laboriosamente en las conciencias de las personas». 

  

Francisco subrayó recordó que durante los primeros 26 años de servicio del ente «ustedes han salvado de las garras de la deuda usurera y del peligro de la usura a más de 25 mil familias; salvando sus casas y, a veces, la pequeña empresa; las han ayudado a recuperar la dignidad que les habían expropiado». Y todo esto «merece gran reconocimiento». 

  

Después, el Papa denunció con vigor: «La usura humilla y mata. La usura es un mal antiguo y desgraciadamente todavía oculto que, como una serpiente, estrangula a las víctimas». Es necesario «prevenirla, rescatando a las personas de la patología de la deuda contraída, ya sea para la subsistencia o para salvar la empresa o negocio». Y es posible hacerlo «educando a un estilo de vida sobrio, que sepa distinguir entre lo que es superfluo y lo que es necesario y que responsabilice a no contraer deudas para procurarse cosas a las que se podría renunciar». 

  

Es crucial «recobrar las virtudes de la pobreza y del sacrificio: de la pobreza, para no convertirse en esclavos de las cosas; y del sacrificio, porque de la vida no se puede recibir todo». 

  

Además hay que formar «una mentalidad basada en la legalidad y la honestidad, tanto en individuos como en instituciones; aumentar la presencia de un voluntariado motivado y disponible al servicio de los necesitados, para que estos se sientan escuchados, asesorados, guiados, para rescatarlos de su condición humillante», afirmó Francisco destacando dos puntos fundamentales a tener en cuenta en la ardua lucha contra la usura. 

  

  

Jorge Mario Bergoglio observó que «en la base de toda crisis económica y financiera siempre hay una concepción de la vida que pone primero a las ganancias y no a la persona». Por el contrario, la dignidad humana, «la ética, la solidaridad y el bien común deberían siempre estar al centro de las políticas económicas implementadas por las instituciones públicas. De ellas –invocó el Papa– se espera que desanimen, con medidas adecuadas, instrumentos que, directa o indirectamente, sean causa de la usura, como, por ejemplo, el juego de azar». 

  

La usura es un «pecado grave: mata la vida, pisotea la dignidad de las personas, es vehículo de corrupción y obstaculiza el bien común. Ella debilita también los fundamentos sociales y económicos de un país». 

  

De hecho, con «tantos pobres, tantas familias endeudadas, tantas víctimas de graves delitos y tantas personas corruptas –explicó– ningún país puede programar una seria crecimiento económico ni mucho menos sentirse al seguro». 

  

Francisco está consciente de que el servicio «que ustedes ofrecen es difícil: se trata de colaborar para que el sistema económico-social sea humano y para que el mensaje evangélico pueda iluminar el corazón y el alma de las personas, como undía sucedió a Zaqueo, rico y corrupto jefe de los “publicanos” de Jericó, y a su colega Mateo, a quien Jesús miró con misericordia y eligió como discípulo, y que desde hace un año es Patrón de las Fundaciones Antiusura». 

  

El Papa expresó su oración: «Que el Señor inspire y sostenga a las Autoridades públicas para que las personas y las familias puedan usufruir los beneficios de ley como cualquier otra realidad económica; que inspire y sostenga a los responsables del sistema bancario, para que vigilen sobre la cualidad ética de las actividades de los institutos de crédito». El Pontífice recordó que muchos bancos nacieron «y se difundieron en el mundo precisamente para sacar a los pobres de la usura con préstamos sin empeño y sin intereses». 

  

El Pontífice evidenció que «al afrontar la usura y la corrupción, también ustedes pueden transmitir esperanza y fuerza a las víctimas, para que puedan recuperar la confianza y volver a levantarse de sus necesidades. Para las Instituciones, ustedes son estímulo para garantizar respuestas concretas quienes están desorientados, a veces desesperados, y no saben cómo hacer para sacar adelante la propia familia». Y para «los mismos usureros, ustedes pueden ser un llamado al sentido de humanidad y de justicia, ¡a cobrar conciencia de que en nombre del dinero no se puede matar a los hermanos!». 

  

Francisco animó a la Consulta a «dialogar con cuantos tengan responsabilidades en el campo de la economía y de las finanzas, para que se promuevan iniciativas» para prevenir la usura. 

  

También recordó que «las personas que ustedes ayudaron a salir de la usura pueden testimoniar que la oscuridad dentro del túnel que atravesaron es densa y angustiante, pero también hay una luz más fuerte que puede iluminar y dar consuelo». 

Comentá la nota