Papa: Oración, caridad y ayuno; inversiones para un tesoro que nunca se acaba

Papa: Oración, caridad y ayuno; inversiones para un tesoro que nunca se acaba

“¿En el camino de la vida, busco la ruta? ¿O me conformo con vivir el día (…) pensando sólo en los bienes y el bienestar?”. Son algunos de los interrogantes que el Santo Padre planteó en su homilía de la Misa celebrada en la Basílica de Santa Sabina este Miércoles de Ceniza con que se abre el tiempo litúrgico de la Cuaresma que nos invita a la conversión

 

Como todos los años al inicio de la Cuaresma se lleva a cabo el antiguo rito de las estaciones romanas, que consiste en “detenerse” antes de emprender la peregrinación diaria con una actitud de alabanza y oración. El Obispo de Roma presidió la primera de estas estaciones a las 16.30 horas en la iglesia de San Anselmo en el Aventino, a lo que siguió la procesión penitencial a la cercana Basílica de Santa Sabina.

La procesión, encabezada por el Santo Padre, contó con la presencia de cardenales, arzobispos, obispos, los monjes benedictinos de San Anselmo, los padres dominicos de Santa Sabina y los fieles romanos y peregrinos. Al final de la procesión, en la Basílica de Santa Sabina, el Pontífice presidió la Santa Misa con el rito de la bendición e imposición de las cenizas.

En su homilía el Papa Francisco comenzó recordando con las palabras del profeta Joel, que la Cuaresma se abre con un sonido estridente, el de una trompeta que no acaricia los oídos, sino que anuncia un ayuno. Un sonido fuerte, con el quiere ralentizar nuestra vida que siempre va a toda prisa, pero a menudo no sabe hacia dónde. De ahí que sea una llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae. Es un despertador para el alma.

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