El Papa manda a México experto en combate a abusos

El Papa manda a México experto en combate a abusos

Lo reveló el mismo Francisco en una conversación con periodistas al final de su visita apostólica a Fátima, al referirse a la Comisión para la Tutela de Menores

Por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

 

El Papa decidió mandar a México un clérigo con amplia experiencia en el combate a los abusos sexuales contra menores. Los reveló el mismo Francisco, durante la conferencia de prensa que brindó a los periodistas que lo acompañaron en su visita apostólica a Portugal el pasado fin de semana. Pero la noticia pasó desapercibida para la mayoría de los medios de comunicación. Quizás porque el pontífice no abundó sobre el trabajo que este sacerdote llevará a cabo con el episcopado de su país. Aquí la historia completa. 

 

Entre las preguntas que le presentaron los comunicadores, en el vuelo de Fátima a Roma del sábado 13 de mayo, una trató sobre la lucha contra los abusos y las acusaciones de poca colaboración de parte de la Curia Romana en este tema lanzadas por la víctima, Marie Collins, al renunciar a ser parte de la Comisión para la Tutela de los Menores del Vaticano algunas semanas atrás. El pontífice quiso dar una explicación amplia, dijo haber hablado con ella, reconoció que se trata de una “buena mujer” y que tiene “un poco de razón” en algunos de sus reclamos. 

 

Al mismo tiempo aseguró: “nosotros estábamos en el buen camino” e indicó algunas decisiones tomadas al respecto. Entre otras, la redacción de las líneas-guía contra los abusos de todas las conferencias episcopales del mundo, solicitadas inicialmente en el pontificado de Benedicto XVI y que se han perfeccionado en los últimos años.  

 

Además, anticipó que se está trabajando en la conformación de “tribunales” o “pre-tribunales” continentales, organismos que realicen “in loco” la primera parte de las investigaciones para los procesos canónicos cuando existan denuncias por “graviora delicta”, los delitos graves de los sacerdotes y específicamente por abusos contra menores. Incluso llegó a prever que podría conformarse más de uno de estos organismos por región, poniendo el ejemplo de América Latina, donde habría “uno en Colombia, otro en Brasil”. 

 

Luego, al lamentar la falta de personal suficiente para atender los procesos eclesiásticos por abusos, reveló que hace pocas semanas se sumaron dos nuevas personas a este trabajo y que tanto el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, como el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, están en búsqueda de “más gente capaz”. 

 

Entonces afirmó, hablando siempre en italiano: “Se cambió de director de la oficina disciplinar, era bueno, era muy bueno (el que estaba), pero estaba un poco cansado y ahora volvió a su patria para hacer lo mismo con su episcopado. El nuevo es un irlandés, monseñor (John) Kennedy, es una persona muy buena, muy eficiente, rápida, y esto ayudará bastante”.  

 

Aunque no mencionó abiertamente el nombre, a persona a la cual se refería Francisco es el mexicano Pedro Miguel Funes Díaz, presbítero de la Sociedad de Vida Apostólica Cruzados de Cristo Rey, quien hasta hace pocas semanas se desempeñaba como jefe de la sección disciplinar de la Congregación para la Doctrina de la Fe.  

 

Según pudo constatar el Vatican Insider con fuentes acreditadas, todavía no existen precisiones sobre cómo desempeñará su trabajo en México este sacerdote, experto en derecho canónico y, seguramente, uno de los expertos más acreditados en el difícil combate a los abusos sexuales contra menores, aspecto por el cual ha sido especialmente atacado el pontificado de Francisco. Tampoco se sabe aún cuáles serán sus poderes y sus competencias.  

 

Llegado al Vaticano en 2001, desde entonces Funes Díaz prestó servicio en la Doctrina de la Fe. Colaboró con tres cardenales prefectos: Joseph Ratzinger, William Joseph Levada y, actualmente, Gerhard Mueller. Pese a su sobrio perfil, en la Curia Romana es reconocido como uno de los protagonistas de la política de atención a los casos de abusos sexuales contra menores que se consolidó en el pontificado de Benedicto XVI y que la prensa bautizó como “tolerancia cero”. 

 

Durante su servicio le tocó ver, en primera persona, crisis emblemáticas como el escándalo de los abusos en los Estados Unidos, que explotó durante 2002 en Boston gracias a una investigación del periódico “Boston Globe”, plasmada después en la película “Spotlight”.  

 

También cumplió un rol clave en la investigación que llevó al Papa Benedicto XVI en 2006 a aplicar una sanción emblemática contra el sacerdote mexicano Marcial Maciel Degollado, inmoral fundador de los Legionarios de Cristo y culpable de múltiples delitos, entre otros varios abusos. Es más, en ese proceso canónico Funes Díaz fungió de notario y, como tal, plasmó por escrito los testimonios de las víctimas de abuso, no sólo en México sino también en otros lugares. 

 

A lo largo de todo este periodo colaboró muy de cerca con Charles Scicluna, quien entonces fungía de “promotor de justicia”, el fiscal de la Doctrina de la Fe que persigue los “graviora delicta”. Actual arzobispo en Malta, fue elogiado por Francisco a bordo del avión papal, quien lo calificó como “una persona indiscutible” y “uno de los más fuertes” contra los abusos. 

 

En efecto, durante el pontificado de Benedicto, el promotor de justicia era la cara visible de la “tolerancia cero”, pero su labor no habría sido posible sin el metódico trabajo realizado por la sección disciplinar, responsable de conducir las investigaciones y confeccionar detalladamente los expedientes. En los últimos 16 años, ese grupo de trabajo (compuesto por apenas una docena de oficiales) procesó miles de casos en los cinco continentes. Más de cinco mil, seguramente. En 2010, en una entrevista, Scicluna informó que desde 2001 los casos atendidos habían sido tres mil, incluida una avalancha de denuncias procedentes de Estados Unidos que llegaron a Roma entre 2003 y 2004.  

 

De 2011 en adelante, los casos siguieron llegando al Vaticano a un ritmo de cientos por año. Todos fueron procesados con escrupulosidad, pese a la falta de personal. Ya desde entonces, la sección disciplinar de la Doctrina de la Fe era acusada de trabajar con lentitud. “Es una observación injusta”, paró en seco Scicluna quien, en la mencionada entrevista, destacó el trabajo de Funes Díaz y de su equipo, que entonces ni siquiera superaba las 10 personas. En estos años, ellos fueron responsables de la expulsión del sacerdocio a miles de clérigos, por justicia, pero granjeándose no pocos enemigos.  

 

La falta de personal no es nueva. Está en el origen de los atrasos en el procesamiento de diversos expedientes. El Papa refirió, siempre en el avión papal, que existen dos mil casos atrasados y que “están ahí apilados”. Es verdad que existen dos mil casos pendientes de sentencia, pero todos están en distintas fases de proceso y ninguno ha sido abandonado, según puede verificarse en los informes del Acta Apostolica Sedes. 

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