Papa Francisco: El verdadero ayuno es ayudar a los demás

Papa Francisco: El verdadero ayuno es ayudar a los demás

Homilía hoy en Casa Santa Marta

El verdadero ayuno es socorrer al prójimo, el falso mezcla la religiosidad con los negocios sucios y los sobornos: así ha hablado el Papa en la Misa de la mañana celebrada en la Casa Santa Marta.

Las lecturas del día hablan del ayuno, es decir, explica el Papa, “de la penitencia que estamos invitados a hacer en este tiempo de Cuaresma” para acercarnos al Señor. Dios agradece “el corazón penitente”, dice el Salmo, “el corazón que se siente pecador y se sabe pecador”.

En la primera Lectura, tomada del Libro del profeta Isaías, Dios reprende la falsa religiosidad de los hipócritas que ayunan mientras se encargan de sus propios asuntos, oprimen a los obreros y pelean “golpeando con los puños manchados”. Por un lado hacen penitencia y por la otra cometen injusticias, llevando “negocios sucios”.

El Señor, sin embargo, pide un ayuno verdadero, atento al prójimo: ayuno para hacer ver o para sentirse justo pero al mismo tiempo, cometiendo injusticias, no son justos, abusan de la gente.

‘Soy generoso, haré una bella ofrenda a la Iglesia’, ‘pero dime, ¿pagas lo justo a la chica que te limpia en casa? ¿A tus dependientes les pagas en negro? ¿O cómo te pide la ley para dar de comer a sus hijos?’”.

Papa Francisco relata un episodio que le sucedió después de la segunda guerra mundial al padre jesuita Pedro Arrupe, cuando era misionero en Japón. Un rico hombre de negocios le hizo una donación para su actividad evangelizadora, pero con él estaban un periodista y un fotógrafo. El sobre solo contenía 10 dólares.

“Esto es lo mismo que nosotros hacemos cuando no le pagamos lo justo a nuestra gente. Tomamos de nuestras penitencias, de nuestros gestos de oración, de ayuno, de limosna, tomamos un soborno, el de la vanidad, el de hacernos ver. Y no hay autenticidad, sino hipocresía. Por esto, cuando Jesús dice: ‘Cuando recéis hacedlo a escondidas, cuando deis limosna no hagáis sonar la trompa, cuando ayunéis no vayáis con gesto melancólico’- Es lo mismo que si dijese: ‘Por favor, cuando hagáis una obra buena no os aprovechéis de esa obra buena, es solo para el Padre’”.

El Papa cita al profeta Isaías, donde el Señor dice a los hipócritas cuál es el verdadero ayuno. Palabras que parecen dichas “para nuestros días”.

“¿No es ese el ayuno que quiero: libraos de las cadenas inicuas, quitaos los vínculos del yugo, liberad a los oprimidos y destrozad todos los yugos? ¿No consiste, más bien, en dividir el pan con el hambriento, hacer entrar en casa a los pobres, a los in techo, vestir a uno que veas desnudo sin descuidar a tu familia?’”.

“Pensemos en estas palabras, pensemos en nuestro corazón, en cómo ayunamos, rezamos, damos limosna. Y también nos ayudará a pensar que siente un hombre que después de pagarse una cena por la que ha pagado 200€, vuelve a casa y se encuentra a un pobre que le pide en la calle y lo ignora. Nos hará bien pensar en eso”.

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