El papa Francisco le recordó a Cristina el drama de la pobreza

El papa Francisco le recordó a Cristina el drama de la pobreza
El nuevo Papa almuerza con la presidenta, en su primer encuentro con un jefe de Estado. Antes, Bergoglio le entregó un libro sobre la pobreza en la región y le dijo "acá tenemos un poco el pensamiento de la Iglesia sobre América Latina para ir mirando". Cristina le regaló un equipo de mate y le preguntó si lo podía tocar. "Nunca me había besado un Papa", acotó.

En su primera audiencia con un jefe de Estado, el papa Francisco recibió a Cristina Kirchner, con quien compartió un almuerzo privado en la residencia de Santa Marta. Desde el Vaticano, calificaron el encuentro como “un gesto de cortesía”, mientras que desde el gobierno aspiran a que sea el punto de partida de una relación más cordial.

En las imágenes que fueron difundidas a la prensa, se ve al Papa y a la presidenta conversar de modo distendido y con algunas sonrisas. Cristina le obsequió a Francisco un poncho y un equipo de mate realizado por cooperativistas del plan Argentina Trabaja. "Vamos a romper los papeles, que trae suerte", dijo la presidenta mientras le mostraba todo lo que incluía el regalo.

"Después nos tomamos unos mates", le respondió Jorge Bergoglio, con su habitual tono informal. Tras eso, le obsequió una mayólica cuya decoración es la Plaza San Pedro y le entregó un libro realizado por los obispos latinoamericanos que detalla la pobreza en la región. "Acá tenemos un poco el pensamiento de la Iglesia sobre América Latina para ir mirando", le dijo.

Tras eso, Cristina lo tocó y enseguida se arrepintió y pidió disculpas. "¿Puedo tocar? ", exclamó luego de que Francisco la habilitara y le diera un beso. "Nunca un papa me había besado", le dijo la presidenta a los presentes.

El estilo informal y descontracturado de Francisco no deja de sorprender a Roma y el mundo. Pero tras ese discurso fuera de lo protocolar, el Papa también envía mensajes como el del libro que le entregó a Cristina. Sin necesidad de confrontar públicamente y manteniendo el tono de voz bajo, Bergoglio dejó en claro su postura.

En este sentido, es ilustrativa una anécdota contada por el publicista Omar Bello en el diario Perfil. “¿Les parece un buen lugar para poner la cafetera?”, les preguntó Bergoglio a algunos de los empresarios más importantes del país. “¿Quiere que la movamos?”, le respondieron. “No, sólo pregunto si les parece un buen lugar para poner la cafetera”, siguió. “¿Ven ese cuadro? Bueno, es una de las pocas obras de arte colonial que se conservan en el país. Estaba muy, pero muy deteriorado, su restauración fue complicada. Una de las cosas más difíciles que tenemos en la Iglesia es lograr que los sacerdotes preserven las obras que están en los templos, incluso hacemos cursos para que vayan entendiendo el tema”, les explicó.

Así, sin necesidad de retarlos ni agredirlos, el entonces cardenal les hizo comprender que la cafetera era perjudicial para una pintura muy valiosa. Con el mismo estilo con el que hoy le envió un mensaje directo a Cristina sobre la pobreza. Algo que seguramente repetirá con los otros jefes de Estado de la región.

El libro que le entregó Francisco a Cristina es del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), un organismo con sede en Bogotá y que reúne a 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe.

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