El Papa Francisco felicita a todas las madres, en su día

El Papa Francisco felicita a todas las madres, en su día

Durante los saludos pronunciados al final del Regina Coeli, el pontífice pidió un aplauso para todas las mamás presentes en la Plaza de San Pedro

“Ahora me dirijo a todas las madres que están aquí en la plaza. ¿Hay algunas? Un aplauso para ellas, para las mamás que están en la plaza”. Con una improvisación, el Papa quiso saludar a todas las madres en su día. Aunque en su natal Argentina el día de la mamá no se celebra el 10 de mayo, como en Italia, España y otros países latinoamericanos. Durante su bendición dominical Francisco instó a recordar, también en la oración, a todas las mujeres que han dado la vida. 

“Hoy, en tantos países se celebra el día de la madre: recordamos con gratitud y afecto a todas las mamás, confiándolas a la mamá de Jesús”, dijo durante los saludos finales del Regina Coeli (Reina del cielo), la oración dominical que pronunció este mediodía asomado a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante más de 50 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro. 

Deseó que ese aplauso, levantado desde la plancha asfáltica, abrace a todas las mamás, a las “queridas madres”, las que viven físicamente pero también las que viven espiritualmente. “El señor las bendiga a todas y la Virgen, a la cual este mes está dedicado, las proteja”, insistió. 

Antes de la oración mariana, Francisco reflexionó sobre el evangelio de este domingo, en el cual Jesús habló del mandamiento nuevo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. 

Según el líder católico, Jesús mostró que el amor de Dios se hace realidad en el amor del ser humano por los demás, porque ambos van juntos. Estableció que las páginas de la Biblia están llenas de ese amor, que se da entre adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores que “han tenido acogida en el corazón de Cristo”. Y apuntó: “Este es un camino que nos ayuda a salir de nosotros mismos y de ir hacia los altares”. 

Además recordó otra frase de Jesús: “Ninguno tiene un amor más grande que este, dar la vida por los propios amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando”. Estableció que esas palabras, pronunciadas durante la última cena, resumen todo su mensaje y, de hecho, son el resumen todo lo que él hizo, dar la vida por sus amigos. 

“Esta palabra del señor nos llama a querernos los unos a los otros, aunque no siempre nos comprendamos, no siempre estemos de acuerdo”, ponderó. 

Entonces instó a traducir ese amor con gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía con el anciano, con el niño, con el enfermo, con la persona sola y con problemas, sin casa, sin trabajo, inmigrante, refugiada. 

Y abundó: “Gracias a la fuerza de esta palabra de Cristo, cada uno de nosotros puede hacerse prójimo hacia el hermano y hermano que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad, en estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos ha enseñado”.

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