El Papa escribe a los obispos de la India: “Que la Iglesia no viva entre aislamiento y separación”

El Papa escribe a los obispos de la India: “Que la Iglesia no viva entre aislamiento y separación”

La carta acompaña el anuncio de la constitución de dos nuevas eparquías para la Iglesia siro-malabar y la extensión de los confines existentes. Francisco explica que la medida «no es un crecimiento de poder y dominio, sino una llamada a vivir en comunión»

por SALVATORE CERNUZIO

 

«Respeto» y «colaboración», y no «aislamiento» y «separación»: esta es la «vía de la Iglesia católica en la India». El Papa Francisco lo escribió en una carta enviada a los obispos del enorme país asiático con la que acompaña la erección de dos eparquías para los fieles siro-malabares y la extensión de los confines de dos ya existentes (Ramanathapuram y Thuckalay), encomendándolas al arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly y al Sínodo de los obispos de la Iglesia siro-malabar. 

 

Las dos parroquias son la de Shamshabad, de la que fue nombrado primer obispo monseñor Raphael Thattil, que hasta ahora era el auxiliar de Trichur y a quien transfirió desde la sede titular de Buruni, y después la eparquía de Hosur, cuyo pastor ahora es el sacerdote Sebastian Pozholiparampil, que hasta el momento era el vicario episcopal de la eparquía de Irinjalakuda.  

 

«Que esta extensión de los espacios pastorales de la Iglesia siro-malabar no sea percibida de ninguna manera como un crecimiento de espacios de poder y de dominio, sino como una llamada para vivir una comunión más profunda, que nunca puede ser entendida como uniformidad», aconsejó el Papa en la carta a los religiosos de la India, en la que explicó que estas decisiones maduraron después de un largo proceso en la Congregación para las Iglesias Orientales (cuya asamblea plenaria se está llevando a cabo), y que pretenden ocuparse «del cuidado pastoral» de los fieles que pertenecen a las tradiciones católicas orientales representadas en la India por la Iglesia siro-malabar. Iglesia muy antigua, que en el pasado fue origen de fuertes contrastes y que está bajo la guía, desde 2011, del arzobispo George Alencherry, que fue elegido como «responsable mayor» en el Sínodo, que por primera vez reunió a todos los representantes (y después fue confirmado por la Santa Sede). 

 

«Que la presencia de diferentes obispos de las diferentes iglesias “sui iuris” en el mismo territorio sea motivo de comunión y testimonio de fe», afirma el Pontífice en la carta. Y recordó la historia del cristianismo en la «gran» India, que nació con la predicación del apóstol Tomás y se desarrolló a través de los contactos con las Iglesias de tradición caldea y antioquena y, a partir del XVI siglo, gracias a los esfuerzos de los misioneros latinos, que «ha llevado a la configuración de tres diferentes iglesias “sui iuris” que corresponden a expresiones eclesiales de la misma fe celebrada en ritos diferentes correspondientes a las tres tradiciones litúrgicas, espirituales, teológicas y disciplinarias». 

 

«Aunque esta situación, en el curso de la historia, ha manifestado a veces algunas tensiones, hoy podemos admirar una realidad cristiana rica y bella, compleja y única al mismo tiempo», escribió el Papa, quien insistió en la «admirable variedad eclesiástica» de la India, resultado, precisamente, de este «largo desarrollo histórico, cultural, espiritual y disciplinario», que en la actualidad constituye «un tesoro» para la Iglesia universal. 

 

Francisco después citó las palabras de Juan Pablo II en la carta enviada hace 30 años a los obispos de la India, para tratar de «aplicar la enseñanza conciliar al contexto hindú». «En este país, incluso después de muchos siglos, los cristianos constituyen solo una pequeña parte de la población y, como consecuencia, existe una particular necesidad de manifestar la unidad y de evitar cualquier apariencia de división», afirmaba el Pontífice polaco. Y su sucesor argentino insiste: «Esta necesidad de unidad y la preservación de la diversidad no se oponen. Esta necesidad de ser fieles a las tradiciones y al patrimonio del propio rito no puede de ninguna manera ser considerado como interferir con la tarea de la Iglesia de “reunir en uno a todos los hijos de Dios que están esparcidos en el extranjero”». 

 

El Papa se dice convencido de que «todos los interesados demostrarán que no hay necesidad de preocuparse: la vida de la Iglesia no se debe sacudir por las medidas en cuestión». De hecho, las mismas no deben ser interpretadas «negativamente como una imposición a los fieles de dejar las comunidades en las que han encontrado acogida, sino más bien una invitación y, al mismo tiempo, una oportunidad para realizar el crecimiento en la fe y en la comunión con la propia Iglesia “sui iuris”, conservando ese precioso patrimonio ritual del que son portadores, transmitiéndolo también a las generaciones futuras».

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