El Papa: hay demasiado cemento en las ciudades; hay que crear “oasis de belleza”

El Papa: hay demasiado cemento en las ciudades; hay que crear “oasis de belleza”

La denuncia durante el encuentro con el movimiento diaconal de la Beauté, compuesto por artistas de diferentes disciplinas

Las ciudades están demasiado “cementificadas”. A menudo no tienen «alma», por lo que hay que crear «oasis de belleza». Lo pidió el Papa Francisco durante la audiencia en el Vaticano con los miembros del movimiento Diaconías de la Beauté, compuesto por artistas de diferentes disciplinas y que se encuentran en Roma en ocasión del simposio organizado el día de la fiesta del Beato Angélico. 

  

La petición de detener el avance del cemento en las ciudades de Bergoglio: en un mundo en el que la técnica «a menudo es concebida como el recurso principal para interpretar la existencia –advirtió, citando su encíclica “Laudato si’” – ustedes están llamados, mediante sus talentos y yendo a las fuentes de la espiritualidad cristiana, a proponer “un modelo alternativo de concebir la calidad de la vida, y animar un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de alegrarse profundamente sin estar obsesionado por el consumo”». También les animó a servir «la Creación y la tutela de “oasis de belleza” en nuestras ciudades demasiado cementificadas y sin alma». 

  

El obispo de Roma pidió a los profesionistas del Movimiento a no dejarse dominar por la «búsqueda de la ganancia personal». Y dirigió otro llamado a los artistas: «a promover una cultura del encuentro, a construir puentes entre las personas, entre los pueblos, en un mundo en el que se alzan todavía tantos muros por miedo de los demás. Lleven en su corazón el anhelo de testimoniar, en la expresión de su arte, que creer en Jesucristo y seguirlo ‘no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida con un nuevo esplendor y una alegría profunda aun en medio de las pruebas», dijo Bergoglio citando su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”. 

  

El Papa animó a «desarrollar sus talentos para contribuir a una conversión ecológica que reconozca la eminente dignidad de cada persona, su valor peculiar, su creatividad y su capacidad para promover el bien común». La búsqueda de la belleza en lo que los artistas crean debe estar animada «por el deseo de servir la belleza de la calidad de la vida de las personas, de su armonía con el ambiente, del encuentro y de la ayuda recíproca». 

  

La Iglesia cuenta «con ustedes –aseguró– para hacer perceptible la belleza inefable del amor de Dios y para dejar que cada uno permita la belleza de ser amados por Dios, de ser colmados por su amor, para vivir de él y ofrecer testimonio en la atención a los demás, en particular a los excluidos, heridos, rechazados en nuestras sociedades». 

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