El Papa defendió la implicancia de la Iglesia en política, pero "sin militar en ningún partido"

El Papa defendió la implicancia de la Iglesia en política, pero

El Papa participó hoy de un evento de la ONU en Roma 

 

Por Elisabetta Piqué

En una charla que tuvo el 26 de enero pasado con un grupo de 30 jesuitas centroamericanos, el Papa defendió la implicancia de la Iglesia católica en política, pero también advirtió que "el compromiso político para un religioso no significa militar en un partido político".

"Claro que hay que expresarse con el propio voto, pero la tarea es estar sobre las partes", agregó. "No en el sentido de quien se lava las manos, sino como uno que acompaña las partes para que lleguen a una madurez, aportando el punto de vista de la doctrina cristiana. En América Latina no siempre ha habido madurez política", afirmó.

Según la transcripción del diálogo publicada hoy por la prestigiosa revista jesuita La Civiltá Cattolica, ante una pregunta sobre qué postura deben tener los jesuitas ante la política, el Papa también admitió que "la palabra «política» está a veces incluso despreciada y se la entiende solo como lógica de partes, sectarismo político, con todo lo que esto comporta en América Latina en cuanto a corrupción política, sicarismo político y todo eso". Pero, al mismo tiempo, recordó que "también el Evangelio es una expresión política, porque tiende a la polis, a la sociedad, a cada persona y a la sociedad, a cada persona en cuanto pertenece a la sociedad".

Francisco aprovechó de la pregunta para mencionar algunos problemas que para él tienen relevancia política. "El primero es el de la nueva colonización. La colonización no es solo la que se dio cuando vinieron los españoles y los portugueses y tomaron posesión de estas tierras. Este es un tipo de colonización física. Hoy están de moda las colonizaciones ideológicas y culturales, son estas las que están dominando el mundo. En política ustedes deben analizar bien cuáles son hoy las colonizaciones a las que se ven sometidos nuestros pueblos", advirtió.

"El segundo problema es el de nuestra crueldad. Se lo dije a un político europeo que me respondió: «Padre, la humanidad ha sido siempre así, solo que ahora con los medios nos enteramos más». Puede ser que tenga razón. Pero la crueldad es terrible. Se inventan incluso las torturas más refinadas, se degrada lo humano. Nos estamos habituando a la crueldad", lamentó.

"Lo tercero tiene que ver con la justicia y es el castigo o la pena sin esperanza", agregó, al recordar su encuentro del día anterior con jóvenes presos. "Ayer salí feliz del Instituto de menores, porque he visto todo el trabajo que hacen allí para reconstruir la vida de las personas, chicos, chicas, muy deteriorados por el delito, para reinsertarlos. Pero la cultura de la justicia abierta a la esperanza no está bien radicada todavía", dijo.

Durante la charla se abordaron los momentos díficiles que tuvieron los jesuitas de Centroamérica en la década del 1970, durante el auge de la Teología de la Liberación y de diversas dictaduras militares.

"Las dictaduras que tuvieron ustedes en Centroamérica fueron de terror. Lo importante es no dejarse ganar por la ideología ni de un lado ni de otro, y menos de la peor de todas, que es la ideología aséptica. «No te metas»: esta es la ideología peor", indicó.

Después de habar hablado de monseñor Romero, destacó la figura de su amigo y padre jesuita Rutilio Grande, también asesinado. "Yo a Rutilio lo quiero mucho. En la entrada de mi cuarto tengo un marco que contiene un pedazo de tela ensangrentada de Romero y los apuntes de una catequesis de Rutilio. A Rutilio le tomé mucha devoción antes incluso de conocer bien la figura de Romero. Cuando estaba en Argentina su vida me llegó, su muerte me tocó. Según las últimas noticias que tengo de personas informadas, la declaración de martirio está yendo muy bien. Y es una honra. Hombres de este tipo. Rutilio, además, ha sido el profeta. El que «convirtió» a Romero", dijo.

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