El Papa a los astronautas: desde allí, “con los ojos de Dios”, la tierra es frágil

El Papa a los astronautas: desde allí, “con los ojos de Dios”, la tierra es frágil

El Pontífice se conectó con los integrantes de la Misión 53 que se encuentran en la Estación Internacional Espacial: «ustedes son un pequeño palacio de cristal, y la totalidad es más grande que la suma de las partes. Gracias»

por DOMENICO AGASSO JR.

 

«Ustedes son un pequeño palacio de cristal, y la totalidad de las partes es más grande que la suma de las partes, este es el ejemplo que ustedes nos dan, muchas gracias, queridos amigos, quisiera decir queridos hermanos, porque ustedes son representantes de toda la familia humana». Concluyó de esta manera su conversación con los astronautas de la Estación Internacional Espacial, conectados con el Vaticano, en una llamada que duró 25 minutos. Vista desde allí, «con los ojos de Dios», la tierra «es frágil», comentó el Pontífice. 

 

A las 15 horas de hoy, 26 de octubre de 2017, desde la salita adyacente al Aula Pablo VI, el obispo de Roma se conectó el equipaje de la Misión 53 a bordo de la Estación Espacial Internacional, que vuela a 400 kilómetros de la Tierra. La tripulación está compuesta por: Randolph Bresnik (Estados Unidos), comandante de la NASA; Paolo Nespoli (Italia), ingeniero de la ESA; Mark T. Vande Hei (Estados Unidos), ingeniero de la NASA; Joseph Acaba, (Estados Unidos, de origen puertorriqueño), ingeniero de la NASA; Segey Ryazanskiy (Rusia), ingeniero; y Alexander Misurkin (Rusia), ingeniero. 

 

El Papa, dialogó con los astronautas. «Buenos días, o buenas tardes, porque cuando se está en el espacio nunca se sabe; creo que allí en la Estación Espacial los días pasan de manera diferente, ¿no es cierto?», comenzó Francisco. 

 

Primera pregunta: «La astronomía nos hace contemplar los horizontes enormes del universoy suscita en nosotros las preguntas de dónde venimos y a dónde vamos. Le pregunto a usted, Nespoli, a la luz de sus experiencias en el espacio, ¿qué piensa sobre el sitio del hombre en el universo?». 

 

Nespoli respondió indicando que él es «una persona técnica, un ingeniero, cuando se habla de estas cosas también yo me quedo perplejo, es un discurso muy delicado. Creo que nuestro objetivo es el de conocer nuestro ser, llenar el conocimiento, comprender lo que nos rodea. Entre más conocemos, más nos damos cuenta que conocemos poco. Me gustaría que personas como usted, no solo ingenieros y físicos», sino también «teólogos, filósofos, escritores y poetas vinieran aquí al espacio para explorar qué quiere decir tener un ser humano en el espacio». 

 

Francisco replicó: «Es cierto lo que usted dice; en esta sala desde la que les estoy hablando, se encuentra, como pueden ver, un tapiz artístico inspirado en el verso con el que Dante termina la “Divina Comedia”: “l’amor che muove il sole e le altre stelle”. Les pregunto, ¿qué sentido tiene para ustedes que son todos ingenieros y astronautas llamar amor a la fuerza que mueve al universo?». 

 

Esta vez intervino el ruso Segey Ryazanskiy, refiriéndose a «un libro que está leyendo aquí arriba, “El principito” de Saint Exupery, la historia del chico que daría de buena gana la propia vida para que volvieran a la tierra las plantas y los animales, y, sustancialmente, el amor es esa fuerza que te da la capacidad de dar tu vida por otro». 

 

Al Pontífice le gustó esta respuesta, e indicó que «sin amor no es posible dar la propia vida por otro. Se ve que usted ha comprendido ese mensaje que tan poéticamente explica Saint Exupery, y que ustedes los rusos llevan en la sangre, en su tradición tan humanista y tan religiosa, gracias». 

 

El Papa Bergoglio prosiguió: «Esta es una curiosidad (dicen que solamente las mujeres son curiosas, pero también nosotros –bromeó– los hombres somos curiosos): ¿qué les llevó a convertirse en astronautas? ¿Qué es lo que más les da alegría en el tiempo que pasan en la estación espacial?». 

 

El ruso Misurkin dijo que «representamos aquí a diferentes países de nuestro planeta, y cada uno de nosotros tiene su historia», y la suya, reveló «comenzó con mi abuelo, jefe de los ingenieros en el primer satélite, Spútnik, y yo decidí continuar lo que él hizo con nuevas tecnologías y nueva ciencia». Bresnik después contó: «Lo que me da alegría cada día es ver hacia afuera y ver la creación de Dios, de belleza indescriptible. Mientras vemos la tierra, no se ven guerras ni conflictos. La atmósfera es extremadamente sutil y ver la Tierra de esta manera nos hace pensar en que todos deberíamos colaborar por un futuro mejor». 

 

El Papa también apreció estas palabras: «lo que han dicho ustedes, el primero, que volvió a las propias raíces, volvió al abuelo; y usted, que viene de América, logró comprender que la tierra es demasiado frágil, es un momento que pasa, es una cosa muy frágil, fina, la atmósfera, y tan capaz de hacer daño, de destruirse, y usted fue a ver con los ojos de Dios: el abuelo y Dios, las raíces y nuestra esperanza y fuerza. Nunca se olviden de las raíces, me hace bien escuchar esto de ustedes, gracias». 

 

Otra de las preguntas que hizo Francisco fue: «Viajar en el espacio modifica muchas cosas que se dan por descontado en la vida cotidiana, por ejemplo la idea de arrib ay abajo: ¿hay algo en particular que les haya sorprendido viviendo en la estación espacial?¿Y hay algo que, por el contrario, les haya sorprendido porque ha encontrado su confirmación incluso en un contexto tan diferente?». 

 

Respondió Mark T. Vande Hei: «Lo que me sorprendió es que afrontar algo desde una perspectiva diferente puede hacerlo familiar. Cuando trabajo en algo muy de cerca me doy cuenta de que estoy orbitando alrededor, y ver esa cosa desde una perspectiva diferente me sorprende. Lo que me ha sorprendido porque no ha cambiado es que para comprender dónde estoy debo decidir yo dónde está el arriba y dónde está el abajo, y establecer mi microcosmos». 

 

Esta, notó Papa Bergoglio, es una cosa «muy humana, la capacidad de decidir». 

 

Y después preguntó: «Nuestra sociedad es muy individualista, en cambio en la vida es esencial la colaboración, pienso en todo el trabajo que hay detrás de una empresa como la de ustedes. ¿Podrían darme un ejemplo significativo?». 

 

Acaba, después de saludar al Papa en español, explicó: «un gran ejemplo de colaboración internacional, trabajamos todos los días con los diferentes centro de todo el mundo, Estados Unidos, Canadá, Japón y nueve países en Europa. Son las personas que colaboran, las diversidades lo que nos hacen más fuertes, y podemos hacer cosas mejores que si estuviéramos solos». 

 

Para Francisco «ustedes son un pequeño palacio de cristal, y la totalidad de las partes es más grande que la suma de las partes, este es el ejemplo que ustedes nos dan, muchas gracias, queridos amigos, quisiera decir queridos hermanos, porque ustedes son representantes de toda la familia humana, en el gran proyecto de investigación de esta estación espacial, gracias por esta conversación, que me ha enriquecido mucho». Y les aseguró que pensaría en sus familias: «rezaré por ustedes y, por favor, recen por mí».

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