El Papa: se ve de arriba a abajo solo para ayudar al prójimo a levantarse

El Papa: se ve de arriba a abajo solo para ayudar al prójimo a levantarse

Francisco en Santa Marta comentó la parábola del Buen samaritano: no a los «dirigentes católicos» que frente a una persona en dificultades miran para otro lado y se van

por DOMENICO AGASSO JR.

 

El cristiano está llamado a ser «Buen Samaritano», ocupándose de las personas que sufren. Debe ver de arriba a abajo solo para ayudar al prójimo a levantarse, como hizo Jesús, que «sigue pagando» por todos los hombres. El Papa Francisco lo subrayó en la homilía de la Misa matutina de hoy, 9 de octubre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta, en la que dijo no a los «dirigentes católicos» que frente a las personas en dificultades miran a otro lado y se van. 

 

Como recordó la Radio Vaticana, la parábola del Buen samaritano es la respuesta que Cristo da al doctor de la ley, quien pone a la prueba a Jesús al preguntarle qué hay que hacer por la vida eterna. El Hijo de Dios le invita a pronunciar el mandamiento del amor por el Señor y por el prójimo, pero el doctor de la Ley, indicó el Pontífice, no es capaz de superar «la pequeña trampa que Jesús había puesto», pues, efectivamente, le pide mayores detalles sobre quién es su prójimo. 

 

 

Entonces Jesús narra la historia con seis «actores». El Papa describió el comportamiento de las personas que pasan delante del herido sin prestarle ayuda: «Es una actitud muy habitual entre nosotros: observar una calamidad, mirar algo feo y pasar de largo. Y después, leerla en los periódicos, un poco adornada de escándalo o sensacionalismo», dijo el Papa. 

 

Sin embargo, el pecador «lo ve y no pasa de largo, tiene compasión». «No se alejó, se acercó. Le curó las heridas vertiendo en ellas aceite y vino, pero no lo dejó ahí diciendo ‘he hecho mi trabajo y le dejo’». 

 

Este «es el misterio de Cristo», que «se ha hecho siervo, se abajó, se hizo nada y murió por nosotros». «No es un cuento para niños», sino «el misterio de Jesucristo». 

 

«Y viendo esta parábola entenderemos mejor la profundidad, hasta donde llega el misterio de Jesucristo. El doctor de la ley se fue, callado, lleno de vergüenza, no entendió. No entendió el misterio de Cristo. Quizás habrá entendido el principio humano que nos acerca a entender el misterio de Cristo: que cada hombre mira a otro hombre desde arriba hacia abajo, solo cuando debe ayudarlo a alzarse. Y si alguno hace esto, está en el buen camino, hacia Jesús». 

 

«¿Qué hago yo?, ¿soy un bandido, un impostor, un corrupto?», invitó a cuestionarse. «¿Soy un sacerdote que observa –se preguntó el Papa–, ve y mira hacia otro lado y pasa de largo?; ¿o un dirigente católico que hace lo mismo?; ¿O soy un pecador?, ¿uno que tiene que ser condenado por sus propios pecados? ¿Y me acerco, me hago próximo, presto atención al que tiene necesidad?, ¿cómo hago ante tantas heridas, ante tantas personas heridas con las que me encuentro todos los días?, ¿hago como Jesús?, ¿Tomo la forma de siervo?». 

 

«Nos hará bien esta reflexión –concluyó–, leyendo y releyendo este pasaje. Aquí se manifiesta el misterio de Jesucristo, que siendo pecadores ha venido por nosotros, para sanarnos y dar la vida por nosotros». 

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