El Papa y Argentina: “En 2018 no tengo espacio para viajar”

El Papa y Argentina: “En 2018 no tengo espacio para viajar”

Durante una conversación privada en el Vaticano, Francisco le aseguró al dirigente peronista Julio Bárbaro que su agenda le imposibilita regresar a su país natal el próximo año

por ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

 

“En 2018 no tengo espacio en mi agenda para viajar a la Argentina”. Una respuesta directa a una pregunta directa. Se la dio el Papa a Julio Bárbaro, un dirigente peronista a quien conoce desde hace años. Francisco lo recibió en la intimidad de su casa en el Vaticano. Durante la charla, de casi una hora, el pontífice le confesó que sufre haber quedado en medio de la polarización política y social en su país. Bárbaro fue más allá y opinó que el pueblo argentino corre el riesgo de nunca ver el regreso de su hijo más ilustre. 

 

Fue un cara a cara de dos viejos conocidos. El ex diputado y ex secretario de Cultura argentino llegó a la cita con 12 minutos de anticipación. Por su parte Jorge Mario Bergoglio apareció seis minutos antes de las cinco de la tarde, en una pequeña salita de la residencia Santa Marta. “Pensé que lo iba a hacer esperar más…”, exclamó al ver a su invitado. Todo ocurrió el lunes 6 de noviembre. 

 

La conversación se desarrolló por variopintos derroteros. De la filosofía a la política, de la economía a la actualidad. El tema infaltable fue la ansiada visita apostólica a tierra argentina. Bárbaro preguntó si era verdad lo publicado por la prensa de su país el día anterior: que un viaje suyo “no está descartado” para 2018. Pero el pontífice fue categórico.  

 

“(Me contestó): Yo en el 2018 no tengo espacio en mi agenda para ir a la Argentina. Ahí me tenté a decirle y no le dije que me quedaba claro que, si en los años electorales no iba en los no electorales tampoco”, reveló el ex diputado en entrevista al Vatican Insider. Y precisó: “Él me aclaró: Usted puede decir que yo no voy en el 18, antes me había dicho que no iba en el 2017 pero yo no lo comenté porque creo que lo debían comunicar los que están preparados, los de su Iglesia”. 

El Papa no abundó explícitamente en los motivos profundos de su decisión. Pero compartió con su invitado algunas reflexiones sobre la realidad del país. Y confesó, abiertamente, un especial sufrimiento.  

 

Así lo relató el dirigente: “Le digo: Su Santidad, la realidad argentina hace muy difícil un viaje suyo a la Argentina, pero la necesidad de los creyentes la hace como imprescindible y en esa dialéctica estamos. Y me responde: ¿Usted cree que yo no lo sufro? Ahí le recordé que hace dos años, cuando estuve acá, le pregunté por qué no viajaba y le comenté: Si Dios nos regaló un Papa y él no puede pisar nuestra tierra, en una de esas más que una frustración termina siendo un trauma. Es la impotencia (que vive) una sociedad como la nuestra”. 

 

Entonces la pregunta surgió espontánea. “¿Crees que corremos el riesgo de ser un país que nunca vea el regreso de este Papa?”. Ante el cuestionamiento, Bárbaro no dudo: “Claro, (sobre todo porque tiene su edad) y él te dice que no es eterno”. Y añadió a su opinión: “Como que él, (Francisco), tiene un enojo con la dirigencia argentina, es casi ridículo que algunos ‘macristas, digan que es ‘kirchnerista’”. 

 

Advirtió que resulta absurda esa acusación, porque él mismo fue testigo de cómo el presidente argentino Néstor Kirchner enfrentó a Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires y cómo “contrató los servicios” de Horacio Verbitsky, columnista de Página/12 “para que venga a hablar mal de él a Roma”. Y abundó: “Por eso con humor digo que Vertbitsky es el único periodista del mundo que escribió un libro contra un cardenal y lo hizo Papa”. 

 

Más adelante, Bárbaro señaló haberle dicho al líder católico que en un momento había fantaseado con la posibilidad de pensar que, si él viajase, fuese recibido por el actual presidente, Mauricio Macri, y su antecesora, Cristina Fernández, los dos extremos de la geometría política argentina. Pero inmediatamente cayó en cuenta que esa idea era “una estupidez” porque “sería pensable en otro país”. “Sobre esa fractura, que no sólo se da en la dirigencia sino también en la sociedad, es donde cuesta tanto que usted de un paso para acercarlos”, estableció. 

 

“Me dijo que entiende qué nos pasa a los argentinos en esta forma de conflicto permanente”, aseguró. Entonces le explicó al líder católico que “el problema con él” en Argentina “no es religioso, sino político”. Lamentó la “limitación de muchos intelectuales” para entender que existe un lugar “más allá de su mundillo” y “todo lo que los trasciende les queda grande”. “Las miserias argentinas van más allá del Papa”, disparó. 

 

Luego, Bárbaro consideró que Francisco en su país sería “la última barrera” que diría: “Señores, la codicia destruye a los humildes”. Advirtió que si no se forma un grupo dirigente capaz de trascender su codicia para pensar en lo colectivo, la sociedad se seguirá derrumbando. Criticó “la idea de Macri” de que “la codicia de los ricos construye una sociedad para todos” y se dirigió al Papa: “Santidad, se lo digo hoy, en dos años va a haber más pobres; siempre va a haber más pobres”. 

 

“Toda la conversación transitó por la imposibilidad de construir una esperanza entre dos desesperanzas, que para mí -y él daba la impresión que coincidía-, corresponden a los que se fueron y a los que llegaron. El tema más de fondo es la impotencia por no poder construir un lugar donde haya un encuentro, un respeto”, siguió.  

 

Y ponderó: “Quedó como flotando en el aire: Yo no voy porque en esa fractura (entre los argentinos), no tengo dónde ir. No me dijo eso, pero la descripción que uno le hizo y la aceptación que él hace de esa descripción dio ese resultado. En la charla vi un Papa preocupado por su país y con cierta idea de que es poco o nada lo que puede hacer por ayudarlo”.  

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