Pacto global; Parolin: ningún Estado puede gestir las migraciones solo

Pacto global; Parolin: ningún Estado puede gestir las migraciones solo

El cardenal Secretario de Estado en la cumbre de Marrakech: mientras crecen los flujos migratorios «la retórica puede eclipsar la razón». Integración para contrarrestar la «oleada de racismo y xenofobia»

El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano, aplaudió, en nombre del Papa Francisco, la adopción del pacto global (“global compact”) pues, en un tiempo en el que aumentan los flujos migratorios, «la retórica puede eclipsar la razón» y está creciendo «una oleada de racismo y xenofobia», puede ayudar «a todos los gobiernos, así como a las organizaciones no gubernamentales, incluidas las religiosas, a gestir colectivamente las migraciones de manera más segura, ordenada y regular». Lo hizo durante el discurso que pronunció en la conferencia intergubernamental que se llevó a cabo en Marrakech, en donde subrayó que se trata de un objetivo «que ningún Estado puede llevar a cabo solo».

 

«Estoy feliz de ofrecer el caluroso saludo de Su Santidad, el Papa Francisco, y, en su nombre, aplaudo con favor la adopción formal del Pacto Global para una migración segura, ordenada y regular», dijo el purpurado, que guiaba a la delegación de la Santa Sede que participó en el encuentro. Afirmó que la adopción de este Pacto «llega en un momento crítico de la historia», porque, aunque «la migración siempre ha sido una respuesta natural a las crisis y al deseo innato de mayores oportunidades, de una vida plena y con mayor libertad, paz y seguridad», ahora «hay más personas que nunca en movimiento» y, en particular, «un número cada vez mayor de personas es obligado, por diferentes factores adversos, a dejar la propia casa», con «viajes involuntarios, inseguros e irregulares que ponen a los migrantes y a sus familias en situaciones de vulnerabilidad, presentando desafíos significativos para los países de origen, de tránsito y de destino. Como hemos visto en los últimos años, cuando esos desafíos no son bien afrontados, se pueden crear crisis, la retórica puede eclipsar la razón, y los migrantes pueden ser vistos más como amenazas que como hermanos y hermanas que necesitan solidaridad y servicios básicos». Al respecto, el Pacto Global «trata de ayudar a la comunidad internacional» en la prevención de las crisis y de tragedias, por lo que su puesta en marcha «ayudará a todos los gobiernos, así como a las organizaciones no gubernamentales, incluidas las religiosas» a que se ocupen «colectivamente» de la migraciones «de manera segura, ordenada y regular», cosa que «ningún Estado puede hacer solo», dijo el Secretario de Estado vaticano. Parolin también señaló que «mientras algunos Estados han decidido no participar en el proceso o en esta conferencia intergubernamental, la Santa Sede está convencida de que los enormes desafíos que la migración plantea se afrontan mejor mediante procesos multilaterales» y no con «políticas aislacionistas».

 

El cardenal Parolin refirió que «la Santa Sede ya ha puesto en marcha el proceso para encontrar maneras más eficaces con las que las instituciones de la Iglesia católica y las organizaciones de inspiración católica en todo el mundo puedan utilizar el compendio de las mejores prácticas y recomendaciones del “Global Compact” que ejemplifican la acogida, la protección, la promoción y la integración de los migrantes», y recordó que «presentará, a su debido tiempo, sus reservas» sobre pasajes del acuerdo que no se refieran a «terminología, principios y líneas guía» que el Vaticano no comparte con respecto, en particular, al «valor intrínseco y a la dignidad de la vida humana en cada fase de su inicio, desarrollo y fin». El pacto global, en conjunto, es un «paso hacia adelante significativo en la responsabilidad compartida por la comunidad internacional de actuar en solidaridad con las personas en movimiento, especialmente con las que se encuentran en situaciones muy precarias».

 

El purpurado recordó también el compromiso del Papa Francisco durante todo su Pontificado en la «sensibilización sobre la difícil situación de los migrantes», en la denuncia del «aumento de la xenofobia y del racismo» y en la insistencia sobre el derecho de quienes se ven obligados a partir a «vivir en dignidad y seguridad en el país de origen». Recordó además dos cuestiones específicas relacionadas con las migraciones: la paz y la integración. Antes que nada, afirmó, «si queremos mantener nuestro compromiso para que la migración sea voluntaria y segura, ordenada y regular, debemos afrontar las causas profundas de los flujos migratorios», y, en particular, «situaciones de violencia, condiciones de vida inhumanas, dificultades económicas, catástrofes naturales y degradación ambiental», que no solo afectan a los países en los que se verifican, «sino también en los países de tránsito y de destino» de los migrantes. En segundo lugar, «las personas en movimiento deben ser acogidas y tratadas con dignidad, aunque después se decida que deberán ser repatriadas en seguridad a sus países de origen». El cardenal Parolin afirmó que «para quienes se ha reconocido un estatus regular y la posibilidad de permanecer en el país de destino, temporal o permanentemente, es importante subrayar que la integración no es solo asimilación o incorporación, sino un proceso de doble sentido arraigado en el reconocimiento recíproco de la igualdad fundamental y de la dignidad de todos», un enfoque que «contribuirá también a frenar la oleada de racismo y xenofobia».

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