Ordenación episcopal del obispo auxiliar de Merlo-Moreno, monseñor Oscar Miñarro

El sábado 3 de diciembre, en el atrio de la catedral Nuestra Señora del Rosario recibió su ordenación episcopal monseñor Oscar Miñarro, obispo auxiliar de Merlo-Moreno.

El consagrante principal fue el obispo de Merlo-Moreno, monseñor Fernando Maletti, mientras que los coconsagrantes fueron el obispo emérito de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto y el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera. 

El prelado dio gracias a Dios por “su gran bondad y su infinita misericordia” y a todos los que colaboraron para que ésta sea una fiesta de la Iglesia diocesana. 

“Cuando recibí la ordenación sacerdotal por monseñor (Justo Oscar) Laguna, también nuestra oración por él, comencé a aprender lo que era ser cura, cuando fui nombrado párroco, comencé a aprender lo que era ser párroco”, recordó. 

“Así que hoy, en realidad, lo que comienza es un nuevo camino de aprendizaje. Siempre el Señor me brindó maestros que me enseñaron a caminar: en la vida, mis papás, doña Selva y don Víctor, y mis hermanos, que están aquí. Nosotros somos de una familia sencilla, pobre, humilde, de un barrio de tantos barrios de Ituzaingó. Mis papás siempre tuvieron que luchar para darnos lo que precisábamos. Gente de trabajo y de lucha. Y ahora, que no están mis papás, yo sigo aprendiendo de mis hermanos, y ahora también de mis sobrinos, que ya están grandes y me enseñan a pelear la vida, a no bajar los brazos”, aseguró. 

El nuevo obispo dijo que en su camino sacerdotal tuvo tres grandes padres maestros: “Pepe Zamorano me enseñó la entrega total en el sacerdocio y el amor por el proyecto de Jesús. El amor por la Palabra de Dios para pensar y actuar desde la Palabra. Pepe Piguillem, me enseñó que Dios es bueno, fiel y misericordioso, y me enseñó la importancia de la fraternidad en el ministerio. Y en los últimos años, el padre Raúl Vila que ya se fue corriendo porque se le hacía tarde para la siesta, me enseñó el amor incondicional por los pobres”. 

“Le doy gracias a Dios por mis hermanos curas fraternos, algunos andan por ahí entre el público, con quienes aprendí la importancia de una Oración profunda, de entregar la vida por los pobres, de vivir sencillamente con otros en un ministerio fraterno”, puntualizó. 

Asimismo, detalló las comunidades formadoras hermosas que tuvo, entre las que citó las parroquiales de Itatí, de Moreno Norte; San Francisco de Asís, de Francisco Álvarez y de La Merced, de Merlo. 

Monseñor Miñarro agradeció luego las enseñanzas recibidas de tres obispos y puntualizó: “Fernando María (Bargalló), me enseñó el trabajo corresponsable con los laicos, si hay una palabra que aprendimos en la diócesis fue corresponsabilidad”. 

“Don Jorge (Casaretto), me enseñó la serenidad y la confianza en Dios para acompañar a nuestra Diócesis cuando no sabíamos nosotros de dónde nos íbamos a agarrar. ¡Gracias Padre!”, seguió. 

“Y de don Fernando Maletti, aprendí la entrega total al ministerio, yo pensé: cómo voy a seguirlo, porque él tiene un ritmo de locos, ¿vieron? Y es la presencia de un pastor que es un hombre sencillo, que es bueno, que es misericordioso. Yo creo que voy a aprender mucho más de él todavía”, completó. 

“Queridos hermanos de la diócesis, de todas las comunidades y querido padre Fernando, necesito que me ayuden mucho en este tiempo, porque en cada servicio que viví, desde mi ordenación hasta ahora, cometí un montón de errores, un montón de macanas siempre, y seguro que ahora también me voy a seguir mandando macanas, entonces necesito que ustedes me acompañen y me puedan ayudar a corregir esas cosas que a veces hago”, pidió.

“Por favor, llámenme la atención cuando sientan que me subo a caballo de un título, llámenme la atención cuando me vean arrogante, deshumano, desinteresado por las cosas del Reino, cuando vean que me olvido de las cosas que viví cada día como párroco, cuando vean que me olvido de los pobres y de los que sufren, cuando vean que pierdo la alegría que, ustedes saben, me acompaña”, solicitó. 

“Que el Señor me enseñe por medio de ustedes ya que hay mucho para aprender. Me confío a la Virgen de Guadalupe, mi Madre buena, me modele el ejemplo del Santo Cura Brochero, me guíen los testimonios episcopales del Beato Mons. Romero y de Mons. Angelelli”, concluyó.

Comentá la nota