Los obispos de EE.UU. promueven jornada de oración por los migrantes

Los obispos de EE.UU. promueven jornada de oración por los migrantes

El próximo 12 de diciembre, fiesta de la Virgen de Guadalupe, la Iglesia estadounidense rezará por los migrantes y refugiados, como signo de solidaridad y acogida.

FRANCESCO PELOSO - CIUDAD DEL VATICANO

Los obispos de Estados Unidos promueven una jornada de oración y de reflexión sobre los migrantes y los refugiados; será el próximo 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. La iniciativa partió de la cúpula de la Iglesia estadounidense, es decir del presidente del episcopado, el cardenal Daniel di Nardo, arzobispo de Galvestone-Houston, y del vice presidente, el arzobispo Los Ángeles, José Gómez, de ortense mexicanos y comprometido en temas migratorios y con las comunidades de «latinos» que aumentan tanto en las ciudades como en las iglesias del país.

La jornada de oración nació con la intención de poner ante un «Dios misericordioso las esperanzas, los miedos y las exigencias de todas esas familias que vinieron a Estados Unidos buscando una vida mejor». En este sentido son también importantes las palabras del cardenal Di Nardo, que explicó: «mientras se van acercando la Navidad y en particular la fiesta de la Virgen de Guadalupe, se nos recuerda que nuestro Salvador Jesucristo no nació en el confort de apropia casa, sino en un pesebre».

Habrá servicios de oración y misas especiales en muchas diócesis de todo el país. La Iglesia católica, explicaron los obispos estadounidenses, siguen acompañando a los migrantes y a los refugiados que tratan de responder a las necesidades fundamentales de sus familias. Por ello, se invita a los católicos de todo el país (en el caso de que no pudieren participar en las diferentes celebraciones) a que ofrezcan sus oraciones por los migrantes en donde se encuentren. Se creó especialmente para la ocasión un espacio en línea con un rosario titulado «Unidad en la diversidad», que incluye las oraciones por los migrantes y refugiados. «Muchas familias se preguntan cuál impacto podrían tener los cambios en la política migratoria —dijo a su vez el arzobispo Gómez de Los Ángeles—; queremos que sepan que la Iglesia está con ellos, que reza por ellos y que está monitoreando activamente la situación y sus consecuencias a nivel diocesano, estatal y nacional, para llevar a cabo acciones eficaces de “advocacy” en su nombre».

Por otra parte, la cuestión de los migrantes ha vuelto a ser un tema de actualidad importantísimo en estas semanas, tras la elección de Donald Trump como próximo inquilino de la Casa Blanca. En las comunidades de migrantes de los Estados Unidos se habían difundido temores y alarmas ante las posibles consecuencias de un endurecimiento de las políticas anti-migrantes. En este clima, días después de las votaciones presidenciales, el obispo de El Paso, monseñor Mark Joseph Seitz (la ciudad que forma una única mancha urbana con Ciudad Juárez, misma que visitó Papa Francisco durante su viaje a México), difundió un mensaje de cercanía y atención: «Haremos todo lo que esté en nuestro poder para garantizar que sus voces sean escuchadas, que sean protegidos y que esta nación mantenga sus ideales fundamentales». «Tengamos, como católicos —añadió—, una ética coherente. Nosotros creemos que todos, independientemente de la fase de la vida en la que se encuentren, de la nación de origen, de la condición económica o de la discapacidad, merecen amor, respeto y atención». Se trata de un compromiso, explicó, que involucra a toda la iglesia estadounidense.

También habló sobre los temores de los «latinos» el arzobispo de Los Ángeles, Gómez, subrayando particularmente que los Estados Unidos habrían debido encontrar una solución digna de su historia para resolver el problema de los migrantes, una solución que los políticos habrían debido encontrar desde hace ya mucho tiempo.

El compromiso de las organizaciones católicas también prosigue en Europa. En Bruselas se llevó a cabo el décimo forum europeo sobre los derechos de los niños; 78 organizaciones (entre las que estaban la Caritas y el Jesuit refugee service de Europa) firmaron un llamado de la sociedad civil para que se reconozca inmediatamente el derecho de asilo a todos los menores no acompañados que llegan como prófugos a las costas o a las fronteras del viejo continente. Se propuso además que las instituciones europeas y cada uno de los países de la Unión establezcan una especie de carril preferencial para los menores justamente en virtud de su condición particular. Según las organizaciones que firmaron el llamado, se ha hecho demasiado poco en Europa para afrontar las exigencias y las vulnerabilidad de los niños migrantes. «Muchos de estos niños —afirmó el Centro Astalli del Jrs— crecerán y serán futuros ciudadanos de la Unión Europea. Deberían ser considerados en primer lugar los niños, sin importar su estatus jurídico. Hay que invertir para permitirles que realicen plenamente el propio potencial, como protagonistas de las comunidades que deben acogerlos y protegerlos».

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