El obispo pidió “sensibilidad hacia los desprotegidos y capacidad de diálogo”

El obispo pidió “sensibilidad hacia los desprotegidos y capacidad de diálogo”

"La Patria es también una tarea y un compromiso", expresó el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, al presidir el Tedeum en acción de gracias por los 207 años de la Revolución de Mayo.

El obispo Antonio Marino exhortó este jueves a priorizar “valores profundos” como “la sensibilidad hacia los más desprotegidos, el respeto irrestricto a la vida, la capacidad de diálogo y la primación del bien común sobre el interés particular”, al encabezar el Tedeum en la Catedral de Mar del Plata.

De la ceremonia participaron el intendente Carlos Arroyo; el presbítero Gabriel Mestre, vicario de la diócesis y párroco del templo mayor de la ciudad, y sacerdotes vicarios.

Marino sostuvo que “la Patria es un don de Dios”, pero “también una tarea y un compromiso”. “Como enseña el catecismo de la Iglesia Católica: el deber de los ciudadanos es cooperar con la autoridad civil al bien de la sociedad en espíritu de verdad, justicia, solidaridad y libertad. El amor y el servicio de la patria forman parte del deber de gratitud y del orden de la caridad. La sumisión a las autoridades legítimas y el servicio del bien común exigen de los ciudadanos que cumplan con su responsabilidad en la vida de la comunidad política”, indicó.

“Dentro de un legítimo pluralismo debe existir una base común de valores profundos reconocidos y aceptados por todos, como la sensibilidad hacia los más desprotegidos, el respeto irrestricto a la vida, la capacidad de diálogo, la primación del bien común sobre el interés particular, el cuidado de la creación, la custodia del orden puesto por Dios en la naturaleza de las cosas, la voluntad de reconciliación”, exhortó el obispo.

Finalmente, Marino consideró: “Los cristianos no podemos renunciar a las palabras ‘reconciliación’ y ‘perdón’ porque pertenecen a la esencia del Evangelio. Sólo podemos explicarlas a las partes en conflicto. Cada día imploramos: ‘perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden’. Pedir perdón, experimentar el perdón y perdonar. Aquí está el secreto de nuestra grandeza. Si todo es diferencia y confrontación, el tejido social se despedaza y reinan la crispación permanente y el deseo de venganza”.

Luego de la homilía y las intenciones, un grupo de seminaristas de la diócesis cantó el tradicional himno del Tedeum y la celebración concluyó con la bendición final del obispo.

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