Obispo Pedro Martínez: "El feminismo que quiere hacer todo lo que hace el varón es otro machismo"

Obispo Pedro Martínez:

Monseñor habló del rol de la mujer, del caso Grassi, del Papa y el acercamiento a los gremios. Entrevista con el obispo que acaba de cumplir siete años como jefe de la Iglesia en San Luis.

 

Hace más de cuatro décadas y con 19 años recién cumplidos,  Pedro Daniel Martínez decidió seguir una voz interior que había aparecido por primera vez en su niñez: entrar en el sacerdocio. Entonces dejó todo lo que hace el mundo de un adolescente, los estudios de ingeniería, la familia y una novia con la que alguna vez pensó casarse. Treinta y cinco años después fue ordenado como obispo de San Luis. Con siete años recién cumplidos en su mandato, hizo un balance de su gestión, en un mundo en donde la Iglesia Católica, según su postura, está siempre en la mira de los medios de comunicación por los casos de pedofilia. También habló de su orgullo por la provincia que representa y de los proyectos que unen a la Diócesis con las asociaciones sindicalistas.

 

 

 

—¿Cuál es el balance que hace de estos siete años como obispo de San Luis?

 

—Es una experiencia única, no la tenía. Todavía estoy aprendiendo mucho. Es una gran responsabilidad, que tiene muchas satisfacciones de la gente, pero también  dificultades como cualquier dirección de gobierno pastoral. Agradezco estar en este San Luis. Con su clima, su gente, su vida y su sociedad. Estoy muy agradecido al Gobierno que ha llevado a una sociedad en paz. Y eso nos hace mucho bien. Y espiritualmente hablando, la Diócesis de San Luis es la que más capillas tiene en toda la Argentina.

 

 

 

—La Iglesia ha pasado unos años difíciles en cuanto a la concurrencia de fieles. ¿Cree usted que el Papa Francisco ha provocado que la gente vuelva a la iglesia?

 

—Creo que ha sido positivo. Y que ha sido poner un alerta en lo que es el seguimiento de los fieles. Quizás él ha percibido antes que todos nosotros la situación del mundo, como está yendo. Ver lo que es fundamental.

 

 

 

—Casos como el de Grassi,¿ influyen a que los feligreses se alejen de la Iglesia?

 

—Hay un problema realmente profundo, que es cultural y religioso. Y después de visión de la historia y de la sociedad. Ciertamente influye y a mí me duele y nos duele a todos, y ese mal ejemplo ciertamente es causa de que algunos se vayan. Eso es así. También el problema son los medios de comunicación, que por ahí no son del todo objetivos, es como si solo existiera la Iglesia Católica. La Iglesia es la primera que ha hecho una serie de investigaciones y ha cambiado la legislación rápido y lo ha puesto sobre la mesa y en público. Y las proporciones son realmente muy bajas, (casos de pedofilia) en comparación a los padres de familia, a las situaciones familiares. Muy bajas en comparación a los Testigos de Jehová  en Australia, que han descubierto hace poco mil casos. En otras sectas mil y pico de casos y también entre algún rabino y judíos en Nueva York. Y no han dicho nada (los medios). Hay algo real que en el fondo la Iglesia tiene algo de Cristo, y es real: la persecución es para los cristianos. Pasó en el Imperio Romano, pasó en el Holocausto. Es gravísimo pero, ¿por qué siempre la Iglesia Católica? Siendo que nosotros tenemos una cultura cristiana.

 

 

 

—Puede que los medios siempre pongan foco en la Iglesia Católica, porque es la que más representatividad tiene. ¿Es correcto?

 

—Puede ser. Pero la verdad es la verdad. Es una ingratitud muy grande. No se habla de las bondades del cristianismo, es como si todo siempre estuvo mal. Gracias a que tenemos una cultura cristiana, podemos decir lo que decimos. Una cosa es ver los errores y corregirlos, y otro es que yo no quiera que existan.

 

 

 

—¿Durante mucho tiempo la Iglesia no hizo eso, hacer como que algunos casos como los de Grassi no existen?

 

—Desde que está, la Iglesia lo ha dado a conocer. Los Testigos de Jehová también lo tienen, pero la Iglesia lo ha dado a conocer. Desde el Papa Juan Pablo, desde el 1700, pero no es lo que define, ni lo que deja la marca en todo el accionar de la Iglesia. La Iglesia ha dicho "nos hemos equivocado", pedimos perdón públicamente. Lo dijo Juan Pablo II en varias oportunidades, Francisco, Benedicto.

 

 

 

—También hay otras críticas a la Iglesia.  Éste es el mes de la mujer y el 8 hubo una marcha a nivel país donde muchas de las agrupaciones responsabilizan a la Iglesia por su comportamiento a través de los años. Por lo que consideran el rol del patriarcado y la poca presencia de la mujer en la Iglesia. ¿Qué opina?

 

—No creo (que haya poco presencia),  la mayoría son religiosas. Hay muchas mujeres. Yo sé que usted lo pregunta de otra manera. No por el número, sino por el rol. El patriarcado es un término inventado, en sentido negativo. Es como si yo dijera matriarcado,  entonces ya estigmatizo a todas las mujeres. El problema, es hombre y mujer, y entre todos cada uno tiene sus modos y roles. En la Iglesia particularmente son roles distintos. No es que son mejores o peores. Son distintos. La Virgen María es la Madre de Dios, mucho más que cualquier apóstol. Pero no es sacerdote.

 

 

 

—¿No sería posible, con todos los cambios que está haciendo el actual Papa en la dinámica de la Iglesia, revertir los roles?

 

—Hay cosas que no puede cambiar ni siquiera el Papa. Muchas cosas sí. Pero hay otras que la Iglesia ya definió como un magisterio. Como el sacerdote reservado para los hombres. Es como si yo dijera que un hombre que no pueda ser mamá es discriminatorio, son roles distintos. Si todos somos iguales, Ése es un problema. Y el feminismo que quiere hacer todo lo que hace el varón es otro machismo, en el fondo.

 

 

 

—¿Le gusta la conducción que hace el Papa?

 

—Sí, para nosotros la figura del Papa tiene un valor muy grande en la fe. Es Pedro para nosotros y cada uno tiene sus modos, sus maneras, pero en sustancia son todos lo mismo.

 

 

 

—Hace poco la Iglesia puntana mantuvo una reunión con distintos sindicatos, ¿de qué hablaron?

 

—Fue una reunión organizada en común acuerdo. Entre la pastoral social y la CGT. Hace mucho, hicimos algo en Villa Mercedes. Creo que el año pasado. El primer fin es hablar. La idea principal es la paz social, es decir de qué manera podemos colaborar con la juventud. Lo concreto es hacer. Uno de los grupos ofreció formar dirigentes, enseñarles a ser líderes, cuáles son las condiciones que tienen que tener. Después otros propusieron ayudar a través del arte, otros con talleres de electricidad. Es un incentivo para los chicos, que se sientan útiles.

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